Enrique de Diego.
Corría el año 2009, iban a tener lugar las elecciones en Galicia y tú te presentabas como candidato a la Xunta, que ganarías. Venía a Julio Ariza a decirme, cada dos por tres, que querías intervenir en el programa A Fondo, que yo dirigía. No sabría decir si el interés provenía de Ariza o de ti o de los dos. Mantenía yo una línea de defensa de la libertad lingüística, de la libertad de enseñanza, de la libertad de los padres a elegir la educación en el idioma de su preferencia y daba voz a la Asociación Galicia Bilingüe. Cada vez que venías al programa te apretaba los tornillos en ese tema y tú salías más que airoso prometiendo el máximo respeto a la libertad. Mentiste, porque fue ganar las elecciones y empezar a perseguir y erradicar el castellano, justo lo contrario de lo que perjurabas, porque te convenía para ganar las elecciones. Eres un falso contumaz, nadie se puede fiar de ti, harás lo que más te convenga a ti y al globalismo, del que eres escoria, y llevas en tus alforjas vacunazis el oscuro secreto a voces de la gran coalición con el PSOE, que has alabado en repetidas ocasiones como la solución a los problemas de España, cuando es su finiquito.
El genocida globalismo tiene dos patas en la política española, el PSOE y el PP; Podemos es la escombrera ya inservible y el modus vivendi de Iglesias y sus ganapanes. Hasta las elecciones hay que mantener la ficción falsaria y criticar al desastroso gobierno de Pedro Sánchez en su camino hacia la ruina de la sociedad española, pero contigo el PP no es, desde luego, la alternativa ni la alternancia, es la muleta del socialismo, es más de lo mimso, como decía el conde de Lampedusa, que algo cambie para que todo siga igual. Lo único que pretenderás ser tú el presidente del Gobierno.
Hay que dar la voz de alarma ante el enjuague insufrible que tú representas, ante la vendida que tú preparas, y que ya se ha puesto de manifiesto cuando pretendías imponer el pinchazo obligatorio y apoyabas los confinamientos o cuando pasabas al Gobierno por el totalitarismo. Eres una carta sucia y engañosa. Hay que desenmascararte cuanto antes, Feijoó.