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REPENTINITIS: Por el «acto de amor» de Bergoglio: Muere el sacerdote Eustasio Sánchez, ‘Tito’, a los 63 años, en Siero

Redacción




Según publica El Comercio de Gijón, «ha sido toda una sorpresa». El fallecimiento en la noche del martes del sacerdote poleso Eustasio Sánchez Fonseca a los 63 años ha conmocionado a todos aquellos que lo conocían. ‘Tito’, como lo apodaban, residía desde hacía una década en Valdesoto, donde se hacía cargo de Cáritas parroquial. Su entrega hacia los desfavorecidos y lo «ameno» de sus misas han hecho de él un cura para el recuerdo.

«Siempre ayudaba a todo el mundo», aseguraba este miércoles su hermana Manoli, todavía consternada por la pérdida. «Ha sido un susto muy grande», confesaba. Según explicaron sus allegados, Sánchez llevaba varios días encontrándose indispuesto, lo que ninguno esperaba era que su malestar pudiera desembocar en un infarto fatal. El jueves será el Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, quien presida el funeral a la una del mediodía en su Pola de Siero natal.

«Generoso» y «espléndido» a la hora de dar a los demás, sus otras dos consanguíneas, Carmen y María José sonreían levemente a pesar del dolor al hablar de cómo para su hermano «todo estaba bien» cada vez que le preguntaban y destacaron cómo en sus labores eclesiásticas eludía el protagonismo y la ostentación. «No le gustaba el ‘show’», resumían.

‘Tito’ no estuvo toda su vida consagrado a la religión e incluso trabajó montando muebles, pero sí se mostró desde temprana edad ligado a la iglesia, en la que encontró refugio. Lo sabe bien José Luis Alonso Tuñón, párroco de San Isidoro de Oviedo, quien hace 55 años, recién llegado a San Pedro de Pola de Siero, pudo conocer a un joven ‘Tito’ de ocho. Pasó junto a él la época «más dura» de su juventud, en la que le faltó la salud pero no el «respaldo» de los suyos. «Llevo desde ayer con el corazón encogido pensando en las horas enteras que pasé sentado en la cama junto a él mientras pensaba que dormía», rememoraba hoy Alonso.

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Nacido en el seno de una una «familia entrañable» y numerosa, ‘Tito’ tuvo «una infancia felicísima llena de cariño». Fue además, «un niño de los de catecismo hasta los quince años».

Apasionado del canto y la guitarra, las hermanas Sánchez Fonseca enumeraban con cariño su paso por el Ochote Comadres o el coro de la Sociedad Siero Musical, incluso por un equipo de balonmano de éxito.

Ya en los años 70, a pesar de las dificultades de la vida, decidió ir al seminario. «No fue una decisión sencilla» y Alonso era el primero que «no lo veía claro». Narra el párroco que «la gracia de Dios ayuda de muchas maneras» y por ello, a pesar de que ‘Tito’ «había perdido el hábito de estudiar», salió adelante y en el año 88, «encantado de la vida», empezó a ejercer.

Comenzó como diácono adscrito a San Nicolás del Coto (Gijón) para después pasar por Cangas del Narcea, Caso y Candamo, donde desempeñó su labor como sacerdote durante diez años antes de llegar a la localidad sierense.

Allí, en San Román, sus feligreses no olvidan su gusto por la música y lo «moderno» de sus homilías. En territorio sierense Sánchez también oficiaba misa en La Collá, Celles, Santolaya y Muñó. En esta última localidad, la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario lamentaba la pérdida de un sacerdote de trato tan «directo» y «cercano». «Era una excelente persona y muy buen colaborador con las actividades parroquiales, que debido a la pandemia no fueron muchas, pero tuvo el honor de participar en la humilde celebración que el virus nos dejó: la de la fiesta del 8 septiembre, el Ramu y Romeras», lamentaba la Mayordomo Sonia Rodríguez.

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