Enrique de Diego.
Con cierta frecuencia em preguntan: ¿cuánto va a durar esto? Como tiendo al optimismo, fundamental para un guerrero, un soldado de Cristo, suelo responder, para dar un margen de error, que no dura más de dos meses. Aunque en realidad pienso que esto no dura dos semanas.
En Bulgaria han estado a punto literalmente de linchar a los parlamentarios. En la República Checa en diciembre el Gobierno anunciaba la timo vacunación obligatoria para los mayores de 60 años, así como para el personal médico, policías, bomberos y estudiantes de medicina. La resistencia protestó airadamente y consiguió la victoria total: el nuevo gobierno ha anunciado que las timo vacunas contra el COVID-19 NO serán obligatorias. El primer ministro Petr Fiala declaró: “no queremos profundizar las divisiones en la sociedad”. En Finlandia ha quitado el pasaporte covid.
Altamente significativo es el Reino Unido donde han desmantelado todo y la timo vacunación tiene que afrontar ahora una investigación muy seria sobre crímenes; investigación que lleva a cabo minuciosamente la Policía Metropolitana. El crimen horrendo ha dejado huellas palpables y allí la Policía no es tan lacaya y servil, goza de autonomía, a diferencia de la escoria que aquí han llegado a ser la Guardia Civil y la Policía Nacional. En Inglaterra van a descubrir el crimen horrendo, el genocidio, y eso va a ser un clamor en todo el mundo.
En Estados Unidos, donde Donald Trump hace el payaso y es abucheado cada vez que vende su ejemplo de timo vacunado, Utah, el círculo de la Biblia, Texas y Florida, los que mantienen los valores libertarianos, han sido inmunes a la timo vacunación; en Utah, donde está esa magnífica gente que son los Mormones, un periódico demócrata ha pedido el despliegue de la Guardia Nacional porque no se dejan matar por la falsa vacuna, el veneno de muerte, no son «civilizados», dice el periódico de marras. Los demócratas hacen cuentas y donde va a quedar gente viva es en esos estados, mientras sus votantes van camino del cementerio.
El sacrificio diabólico y horrendo de los niños
Aquí se ha sacrificado diabólicamente a los niños cuando la farsa está terminada, porque había prisa en esterilizar y matar y reducir su esperanza de vida a las nuevas generaciones, y se les ha inyectado el veneno de muerte en los mismos colegios, donde el cuerpo docente se ha vendido vilmente por las subvenciones, y no ha sido capaz de decir la verdad y defender a los inocentes de los terribles planes eugenésicos de los mundialistas y sus lacayos, la clase política y mediática.
El pase covid es una mierda pinchada en un palo
El pase covid, que no sirve para nada, para ver si tragaba algún purasangre, no sabiendo que somos ese tipo de gente que nunca se rinde; sólo servía para hundir la hostelería, la restauración y el ocio nocturno, ahí es nada, y donde las patronales están por lo general asquerosamente compradísimas con dinero público, en una nación que vive del turismo, que es la principal industria nacional, y hemos sido llevados a la situación berlangiana de Bienvenido Mr Marshall; muchos camareros llevados al oficio deleznable de perros policías deben empezar a hacer penitencia. Toda esa mierda totalitaria va a tener que ser barrida y desmantelada a la carrera, cuando en diciembre la tía Ursula, von del Leyden, que parece borderline, amenazaba con esa quimera de la «vacunación obligatoria», que entre nosotros, promocionaban con pasión garrula gentuza, entre otros, como Losantos, Buenafuente, Expósito y Garamendi.
La resistencia de los purasangres
La estafa sólo podía entrar por el aro de lo que dictaba el alucinado Bill Gates y cuatro mangantes o magnates, pero aquí hemos resistido unos cuantos millones, bastante más de lo que dicen su mierda de estadísticas, más falsas que un Judas de plástico, porque tienen que ser falseadas para que cuelen en la UE y lleguen los Fondos Europeos. Vaya rollo más pésimo.
Bien, los purasangres hemos ganado. En esas épicas y gloriosas manifestaciones en las que nadie se contagia. A este bufonada criminal le quedan las responsabilidades, que no son pocas. Y como mucho dos meses. En mi opinión, semanas.