Enrique de Diego.
Miguel Bosé, persona que ha demostrado una extraordinaria lucidez en todo este brutal ataque luciferino contra la Humanidad, ha dicho que «está es la lucha entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas» y que «los primeros que sucumbirán serán los que se han inoculado la marca de la bestia». Robert F Kennedy Jr, que se ha caracterizado por un tremendo combate contra la inyección del veneno de muerte y el proyecto genocida y totalitario que entrañan, ha dicho que «esto es Armagedón … Esta es la batalla final. Tenemos que ganar “.
Son tiempos apocalípticos. Leer el Apocalipsis es esencial en los tiempos que corren para comprender la realidad. Ha de ser, debe ser la lectura fundamental y obligada, el Apocalipsis debe ser el libro de cabecera de la resistencia, que no debe faltar en la mochila de todo combatiente por la Verdad, por Dios.
Tremendamente actual el Apocalipsis. Hete aquí reflejado el pasaporte covid: «Y hace (la bestia) que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente, de modo que nadie pueda comprar ni vender si no tiene la marca o el nombre de la bestia. Aquí se requiere sabiduría, pues es cifra humana. Y su cifra en seiscientos sesenta y seis».
Hay que temer más a Dios que a los hombres. Dice un Ángel con voz poderosa: «temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio; adorad al que hizo el cielo, la tierra y el mar y los manantiales de las aguas». San Juan, el autor, ve siete Ángeles a los que una voz que salía del santuario: «Id a derramar en la tierra las siete copas de la ira de Dios», pero «los hombres no se convirtieron dando gloria Dios», sino que blasfemaron. Los demonios congregan a sus partidarios «en un lugar llamado en hebreo Armagedon». «Combatirán contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque es Señor de señores y Rey de reyes, y con él los llamados, elegidos y fieles».
Cayó la «gran Babilonia» porque «sus pecados se han amontonado hasta el cielo», y nos dice: «pagadle con misma moneda, devolvedle el doble de sus obras, mezcladle en la copa el doble de lo que ella mezcló. En proporción a su fasto ya su lujo, dadle tormento y duelo». Llorarán los «que se hicieron ricos a costa de ella».
La victoria es de los justos, de los que optan por Dios, ¿quién como Dios?: «Y vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco; su jinete «Fiel y Veraz», porque juzga con justicia y combate. Sus ojos son como llama de fuego, muchas diademas ciñes su cabeza, y lleva grabado un nombre que nadie conoce sino él, Va envuelto en un manto empapado en sangre, y es su nombre «el Verbo de Dios». Lo siguen las tropas del cielo sobre caballos blancos, vestidos de lino blanco y puro. Y de su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, pues él las regirá con vara de hierro y pisará el lagar del vino del vino de la ira de Dios todopoderoso. En el manto y en el muslo lleva escrito un titulo: «Rey de reyes y Señor de señores». Vi a un Ángel de pie sobre el sol, que gritó con una gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan por mitad del cielo: «Venid, reuníos para el gran banquete de Dios; comeréis carne de reyes, carne de generales, carne de poderosos, carne de caballos y de jinetes, carne de hombres de toda clase, libres y esclavos, pequeños y grandes».
Y un milenio de paz será dado al mundo, a «los que no habían adorad a la bestia ni a su imagen y no habían recibido su marca en la frente ni en la mano»