Enrique de Diego.
No hay ninguna duda de que la Virgen se apareció en San Sebastián de Garabandal a cuatro niñas de 11 a 12 años: Conchita, Mari Loli, Jacinta y Mari Cruz. La Virgen acompañada del Arcángel San Miguel, Príncipe de la Milicia Celestial. Fueron viles y vulgares patrañas que se pusieron de acuerdo, que si ensayaban. Es urgente que el mundo, pues el tiempo apremia, tome conciencia de la veracidad de las Apariciones y comience a reparar por sus pecados y los del mundo entero y empiece a cuidar al máximo el trato con la Eucaristía, que Jesús no esté solo y que se cuide completamente el respeto litúrgico a Jesús Sacramentado.
Cuatro niñas de un puebluco de los Picos de Europa no pueden inventarse, con evidentes dotes proféticas, bajo ningún concepto que «los sacerdotes, obispos y cardenales van muchos por el camino de la perdición y con ellos llevan a muchas almas», lo que les complicó la vida, y que se ha hecho terrible realidad en estos tiempos de tinieblas, para sufrimiento expiatorio de las almas santas y apostasía general del pueblo que no recibe ni la doctrina ni el buen ejemplo de sus pastores, muchas veces lobos, sin fe. Sobre todo, cuando Conchita le dijo a la Madre María Nieves, personaje estelar de esta historia, «antes de decirme la Virgen, yo creía que todos los sacerdotes eran buenos. Jamás pensé que cometieran pecado mortal». También, como en las apariciones de Kubeho (Ruanda), Medjugorje (Herzegovina), en Garabandal hay el mismo mensaje sobre la Venida de Jesús, en Majestad y Gloria. Dice Conchita: «La Santísima Virgen nos ha hablado varias veces que su Hijo Jesús vuelve de nuevo pero no sé cuando Él vendrá».
En 1974, San Josemaría Escrivá de Balaguer escribía en «La tercera campanada» sobre la penosa situación de la Iglesia que «no queremos contribuir a empobrecer la espiritualidad de la Iglesia, arremetiendo contra lo que Jesucristo mismo instituyó: disminuyendo el sacerdocio ministerial y su santidad, para que se confunda con el sacerdocio real de los fieles; quitando el culto y las prerrogativas de la Madre de Dios, empequeñeciendo sus fiestas y su veneración; ahogando la devoción a los santos y a sus imágenes; destruyendo el sacramento del matrimonio. Y, sobre todo, dando disposiciones que conducen a arrancar de las almas el amor al Santo Sacrificio de la Misa y la certeza en la Real Presencia de Jesucristo en el Santísimo Sacramento del altar y Reservado en el Sagrario». Desde 1974, ha corrido mucha agua bajo los puentes, todas ellas ponzoñosas y el cenagal amenaza con anegarlo todo.
San Josemaría añadía que «en una palabra: el mal viene, en general, de aquellos medios eclesiásticos que constituyen como una fortaleza de clérigos mundanizados. Son individuos que han perdido, con la fe, la esperanza: sacerdotes que apenas rezan, teólogos -así se denominan ellos, pero contradicen hasta las verdades más elementales de la revelación- descreídos y arrogantes, profesores de religión que explican porquerías, pastores mudos, agitadores de sacristías y de conventos, que contagian las conciencias con sus tendencias patológicas, escritores de catecismos heréticos, activistas políticos». El mal ha llegado hasta la Cátedra de Pedro, hasta el mismo Bergoglio, al que cuadra todo el retrato, como clérigo mundanizado, descreído -hubo de desmentir el Vaticano al periodista Scalfari que le había dicho que Jesús, Nuestro Señor, no era Dios Encarnado-; y también le cuadra lo de activista político de medio pelo, lame culos de sus amos, los señores del globalismo.
Volvamos a Garabandal. Hay otra profecía asombrosa que no puede salir de cuatro niñas que le dicen, entrañablemente, a la Virgen, «no te vaigas», «¿por qué te vas tan luego?», ni de ninguna otra niña, salvo de boca de la Virgen misma, Nuestra Madre. Veamos su profecía apocalíptica sobre los Papas. Dice Santiago Lanús que «a Conchita se le oyó en el éxtasis del 20 de diciembre de 1962 que después del Papa actual (Juan XXIII) habrá todavía tres». Cuando falleció Juan XXIII, el 3 de junio de 1963, volvió a hablar de nuevo con su madre. Este es el diálogo. -El Papa ha muerto -dijo su madre, Aniceta. -Entonces quedan tres Papas -comentó Conchita. Después de un tiempo, vuelven a casa, y su madre le pregunta: -¿De dónde sabes que solamente quedan tres Papas? Conchita respondió: -De la Santísima Virgen. En realidad me dijo que aún vendrían cuatro Papas pero que ella no contaba uno de ellos. Replica Aniceta: -Pero entonces, ¿por qué no va a tener en cuenta uno? Responde Conchita: -Ella no lo dijo, solo me dijo que uno no le tenía en cuenta. Sin embargo me dijo que gobernaría la Iglesia por muy poco tiempo». Ahora conviene que vean el vídeo de la Madre María Nieves, su directora y confidente de Conchita, en Burgos, cuando fue interna desde San Sebastián de Garabandal.
Hemos escuchado otra profecía espeluznante que tira para atrás: antes del Aviso habrá un Sínodo. Su tía le dice a Conchita: -¿Te refieres al Concilio? Porque entonces se estaba celebrando el Concilio Vaticano II. Conchita: -La Virgen no me ha dicho Concilio, me ha dicho Sínodo.
Volvamos a los tres, cuatro Papas, de los que la Virgen no cuenta uno. Es obvio que es un mensaje de la Virgen, porque Conchita no podía saber que Juan Pablo I iba a estar en el Pontificado 33 días. Viene entonces la dificultad de que han estado en el Papado Pablo VI, el gran San Juan Pablo II y Benedicto XVI. Tres. ¿Y el Papa Francisco? Es obvio: Bergoglio no es Papa, busca destruir la Iglesia con un Sínodo que se ha inventado de dos años, con el que pretende corromper a todo el orbe católico, imponiendo su tiranía bobalicona que le lleva a presentar la inyección del veneno de muerte como «un acto de amor». Pero, eso en cuanto a la legitimidad de ejercicio, pero en la de origen hay muchos indicios de que se trató de una elección simoniaca que la hace inválida.
Ayer, en otro artículo, reseñe algunos de esos indicios. «Bergoglio es un Papa de diseño globalista. En los correos entre Hillary Clinton y John Podesta se habla de una «primavera católica» y de una «revolución católica» que tiene como objetivo la destrucción y desaparición de la Iglesia, especialmente de los Estados Unidos. Hay pruebas de que la Agencia de Seguridad Nacional USA supervisó el cónclave. Las transacciones monetarias internacionales con el Vaticano fueron suspendidas durante los últimos días antes de la renuncia de Benedicto XVI y se reanudaron el 12 de febrero de 2013, justo un día después. Consta, en la contabilidad de la Open Society filtrada por Wikileaks, el destino de 650.000 dólares, vehiculados por el Cardenal de Honduras, Óscar Rodríguez Madariaga, para desviar el discurso católico de defensa de la familia y contra el crimen del aborto, hacia el cambio climático, los refugiados o la desigualdad». La Virgen nunca miente: Bergoglio no es Papa. Así sale la cuenta de los tres Papas que quedaban.
Las consecuencias no serán leves. A Dios no se le engaña, ni Bergoglio. Dios sabe más. La Virgen también. Lo que va a suceder -Aviso, Milagro, Castigo- tendrá lugar en el lapsus de estos dos años en los que tendrá lugar el Sínodo. Según Santiago Lanús, «no le quepa la menor duda que el sínodo de la sinodadeidad (2021-2023) es el sínodo en cuestión. Usted ya lo intuye o lo ve. Y empezaremos a ver las consecuencias en breve y durante».
Una intervención extraordinaria del Cielo va a suceder. Tendrá lugar. A una mística húngara, Sor María Natalia Magdolona (1902-1992), sierva de Dios, en proceso de beatificación, le dijo la Virgen María, Señora de los Pueblos: «En el instante en que satanás tenga la ilusión de ser el amo del mundo y que le ha llegado el momento de instalarse en su trono, le arrebataré su botín. La victoria será tan sólo de mi Hijo y mía».