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La Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, y los signos de los tiempos

Redacción




Enrique de Diego.

En cierto sentido, la Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, tiene sentido del humor. Y no sólo porque se ría con los videntes, se interesa por las cosas aparentemente más triviales, que les hace exclamar «no te vaigas», en perfecto cántabro a las videntes de San Sebastian de Garabandal, o se ría cuando una niña trata de quitarle las estrellas que la coronan en Medjugorje, o el Niño juegue al escondite con el manto de su Madre ante la mirada asombrada de los videntes de Medjugorje. Sentido del humor porque siempre se aparece en lugares recónditos, que uno no sabe poner en el mapa, salvo Amsterdam, como Señora de los Pueblos, en Lourdes, en el  Pirineo más recóndito, en Cova da Iría, en el Portugal profundo, en Kibeho, Ruanda, a Alphonsine Mumureke, a Nathalie Mukamazimpaka, a Marie Claire Mukamgango, en Akita, en Japón, a la monja Agnes Katsuko Sasagawa, en la Herzegovina, en Medjugorje, a seis adolescentes croatas.

Uno puede preguntarse por qué no en la Asamblea General de la ONU o en la Sexta Avenida o en Harvard. No me gustaría elucubrar demasiado, pero seguro que salía Ana Pastor con su Newtral de verificadores a decir que todo es un bulo. Así que mejor donde hay almas sencillas, porque estas cosas están ocultas a los poderosos, a los que se creen tales, y se enseñan a los de corazón puro, esas almas que Te pueden expiar por tanto pecado. «Tú a lo menos procura consolarme», como le dijo a Sor Lucía. O ese «Consolad a Dios» que emocionó a Francisco, ese gran Santo. «Las personas deben rehacer sus vidas y pedir perdón por sus pecados. ¡No deben ofender más a Nuestro Señor, ya es ofendido demasiado!», mensaje a los niños de Fátima, plenamente actual, más que nunca, cuando todas las fuerzas del averno están echando toda la fuerza en el asador y se ha perdido incluso la noción de pecado.

Multitud congregada que asistió al milagro del Sol. /Foto: artigaoo.com.

La Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, como le enseñó a recitar el Ave María a las cuatro niñas de Garabandal, tiene sentido del humor. Anda que utilizar a los niños de Fátima para lanzar el mensaje de que, si no se rezaba, Rusia extendería sus errores, y el mundo sería asolado por una nueva guerra, atea, más destructiva, en la que se pretendería borrar de la faz de la tierra la progenie de David, de donde proceden Jesucristo y su Madre. Entrañables los pastorcitos de Fátima, debatiendo si Rusia era, según Jacinto, una burra o una mala mujer, según Lucía. Una muestra de veracidad, casi tan grande como «el milagro del Sol» ocurrido el 13 de octubre de 1917. O ese otro mensaje, el segundo, en Garabandal cuanto cuatro niñas de un pueblo bellísimo de Picos de Europa salieron y dijeron que el Ángel San Miguel les había dicho aquello de que «muchos cardenales, obispos y sacerdotes van por el camino de la perdición y llevan muchas almas tras ellos». Otra muestra de veracidad, porque Conchita le dijo, de colegiala en Burgos, a la Madre María de las Nieves García, que «antes de decirme la Virgen, yo creía que todos los sacerdotes eran buenos. Jamás pensé que cometieran pecado mortal». Y, claro, pasó lo que pasó; que los sacerdotes de la diócesis de Santander, en vez de hacer examen de conciencia, se lo tomaron a la tremenda y se fueron al obispado a protestar, de que devino la consideración que los sucesos no eran sobrenaturales. Cuando, ya digo, que es otra muestra de veracidad clarísima, porque a cuatro niñas no les va a ocurrir decir eso; mayor muestra que «el milagruco» de darle San Miguel la comunión a Conchita, cuando apareció la Sagrada Forma depositada en la boca, o tanta como la carta remitida por San Pío de Giovanni Rotondo, el Padre Pío: «Rezad y hacer rezar, porque el mundo está en el camino de la perdición. No creen en vosotras ni en vuestros coloquios con la blanca Señora pero creerán demasiado tarde». Ese «demasiado tarde» que pesa como una losa.

Los signos de los tiempos son de ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!, como clama el Ángel en Fátima, expiación por los pecados propios y del mundo entero; desagravio a la Eucaristía con visitas frecuentes y amorosas, y el rezo del Santo Rosario. Porque es evidente y obvio que estamos en el fin de los tiempos cuando se trata de imponer la «marca de la bestia» letal.

El coronavirus en Amsterdam

Entre el 25 de marzo de 1945 y 1959, la Virgen Señora de los Pueblos se apareció a una humilde mujer, soltera, Ida Peerdeman, pidiendo que fuera declarado como dogma, Corredentora, Medianera de todas las Gracias y Abogada. Se presentó como Señora de todos los Pueblos, y le enseñó la siguiente oración: «Señor Jesucristo, Hijo del Padre, manda ahora tu Espíritu sobre la Tierra, haz que el Espíritu Santo habite en el corazón de todos los pueblos, para que sean preservados de la corrupción, de las calamidades y de la guerra. Que la Señora de todos los Pueblos, que un día era María, sea nuestra Abogada. Amén».

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En las 56 apariciones, la Virgen le descorría el velo del futuro a Ida y así vio la llegada del hombre a la luna. Pero también le enseñó algo que estamos viviendo. Atentos: «Veo América y Europa una al lado de la otra. Después veo escrito: ‘Guerra económica, boicot, crisis monetarias, calamidades. Luego veo imágenes de espantosas de personas frente a mí. Veo caras, caras hinchadas, llenas de úlceras, como una especie de lepra. Luego siento enfermedades terribles y mortales: cólera, lepra, todo lo que esa gente tiene que sufrir. Entonces todo eso desaparece y veo cositas negras flotando a mi alrededor. Intento saber lo que es, pero no lo logro, parece como polvo muy fino. No puedo distinguir con mis ojos lo que es. Es como si tuviera que mirar a través de algo y allá abajo magníficos campos blancos y sobre ellos veo esas cositas negras, pero ahora agrandadas  y como si tuvieran vida. No sé cómo explicarlo. Pregunto a la Señora: ‘¿Esos son bacilos?’ Ella responde muy seria: Es algo infernal. Entonces siento que se me hincha la cara y todo el cuerpo. Siento que tengo la cara monstruosa y toda rígida e hinchada. No puedo moverme. Oigo decir a la Señora: Y eso están inventado».

Santuario mariano de Akita, Japón.

Akita, Japón: «Un castigo mayor que el diluvio»

En Akita se apareció la Virgen a la monja Agnes Katsuko Sasagawa, a la que curó de la sordera, también recibió los estigmas de la Pasión. El 13 de octubre de 1973, la Virgen le dijo: «Si los hombres no se arrepienten y mejoran, el Padre infringirá un terrible castigo a toda la Humanidad. Será un castigo mayor que el diluvio, tal como nunca se ha visto antes. Fuego caerá del cielo y eliminará a gran parte de la Humanidad, tanto a los buenos como a los malos, sin hacer excepción de sacerdotes ni fieles. Los sobrevivientes se encontrarán tan desolados que envidiarán a los muertos. Las únicas armas que les quedarán serán el Rosario y la señal dejada por mi Hijo. Cada día recita las oraciones del Rosario. Con el Rosario, reza por el Papa, los obispos y los sacerdotes. La obra del demonio infiltrará hasta dentro de la Iglesia de tal manera que se verán cardenales contra cardenales, obispos contra obispos. Los sacerdotes que me veneran serán despreciados y encontrarán oposición de sus compañeros…., iglesias y altares saqueados; la Iglesia estará llena de aquellos que aceptan componendas y el demonio presionará muchos sacerdotes y almas consagradas a dejar el servicio del Señor. El demonio será especialmente implacable contra las almas consagradas a Dios. Pensar en la pérdida de tantas almas es la causa de mi tristeza. Si los pecados aumentan en número y gravedad, no habrá ya perdón para ellos».

Alphonsine, Marie Claire y Nathalie.

Kibeho, Ruanda: La inminente venida de Jesucristo

Las apariciones se sucedieron entre 1981-1989, bajo la advocación de ‘Nyina Wa Jambo», Madre del Verbo o Madre de Dios. El 15 de agosto de 1982, durante ocho horas vieron escenas aterradoras de personas matándose una a otras, un río de sangre, cadáveres abandonados sin que nadie les diera sepultura. Vieron los cuerpos sin cabeza, decapitados. Los videntes lloraban y lloraban y los testigos alrededor de ellos se quedaron con una impresión inolvidable de temor y tristeza. Si Ruanda no regresaba a Dios, habrá ‘ríos de sangre’. Entre 1994 y 1995 se desató la masacre de los tutsis por los hutus. Pero también hay un mensaje para todo el mundo. Alphosine dijo que la Virgen vino a preparar a la humanidad para la segunda venida de su Hijo. «El mundo está llegando a su fin…El regreso de Jesús está muy cercano…La Reina de los Ángeles viene a aconsejarnos que nos preparemos para la venida de su Hijo. Tenemos que sufrir con Jesús, rezar y ser apóstoles para prepararnos para su venida».

Las videntes de Garabandal.

Garabandal: Aviso, Milagro y Castigo

El 18 de junio de 1961, cuatro niñas de un pueblecito cántabro, San Sebastian de Garabandal, Conchita, Loli, Jacinta y Mari Cruz vieron al Ángel. Me voy a fijar en dos anécdotas: en el pueblo se rezaba el Santo Rosario todos los días y cuando encuentra la maestra a las niñas y le cuentan lo que han visto, la maestra responde: vamos a rezar una estación a Jesús Sacramentado en acción de gracias. ¿Cuántas maestras reaccionarían así hoy en día? Se parece a la pregunta del Señor a Abraham sobre Sodoma. En 1965, reciben el segundo mensaje: «Como no se ha cumplido y no se ha hecho conocer al mundo Mi Mensaje del 18 de octubre, os diré que este es el último. Antes la copa se estaba llenando, ahora está rebosando. Los sacerdotes, obispos y cardenales van muchos por el camino de la perdición y con ellos llevan a muchas almas. Si le pedís perdón con vuestras almas sinceras Él os perdonará. Yo, vuestra Madre por intercesión del Ángel San Miguel, os quiero decir que os enmendéis. Ya estáis en los últimos avisos. Os quiero mucho y no quiero vuestra condenación. Pedid sinceramente y Nosotros os lo daremos. Debéis sacrificaros más. Pensad en la Pasión de Jesús». Antes, el 19 y el 23 junio de 1962, tuvieron lugar las «noches de los gritos», por los que daban aterrorizadas las videntes. Cuenta Loli: «A pesar de que seguíamos viendo a la Virgen, empezamos a ver también una gran multitud de gente, que sufría mucho y gritaba con la mayor angustia…La Santísima Virgen explicó que aquella gran tribulación -que no será aún el Castigo- vendría porque llegaría un momento en que la Iglesia daría la impresión de estar a punto de perecer…; pasaría por una terrible prueba. Nosotros preguntamos a la Virgen cómo se llamaría a esa prueba y Ella nos dijo que ‘comunismo’.

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Vendrán el Aviso, el Milagro y el Castigo. Las videntes conocen las fechas de los dos primeros y también que no quedan Papas. El Aviso será como un juicio particular universal. Como dice Conchita, «veremos nuestras almas y el daño que hemos hecho» y «el Aviso es como una purificación para el Milagro». En el Aviso veremos nuestros pecados como Dios los ve. El Milagro lo veremos todos los hombres y será una oportunidad que nos da Dios de convertirnos. Si no hay enmienda, vendrá el Castigo…Todo esto lo verán las videntes, luego será muy pronto, pues los signos de los tiempos se están acelerando y las mentiras y las crueldades satánicas están disparadas.

En Medjugorje, idéntico desenlace

El 24 de junio de 1981, en una hermosa tarde de verano, dos adolescentes del caserío de Bijakovici, al bordear la rocosa colina del Podbrdo, vieron a la Gospa, la Virgen en croata. Fueron reuniéndose más. Al día siguiente, cuatro videntes sienten la moción de volver al lugar, y encuentran dispuestos a otros dos adolescentes. Quedo formado el grupo de seis videntes, a los que la Gospa va cariñosamente formando. En Medjugorje sigue apareciéndose la Virgen. En Rambla Libre tenemos el privilegio de publicar los mensajes de la Gospa. Un gran río de gracias en forma de conversiones y confesiones se suceden desde entonces. Hay diez secretos que serán revelados por el padre Peter Ljubicic, elegido por Mirjana a tal efecto. Es decir, será pronto. Y van en la misma línea.

Padre Pío. /Foto: archisevilla.org.

El testamento del Padre Pío

Ya sea hecho mención al beatificado Padre Pío en su aval a las apariciones de San Cristóbal de Garabandal. En el testamento del Padre Pío se contiene el siguiente texto sobre la parusía: «La hora del castigo está próxima, pero Yo manifestaré mi Misericordia. Nuestra época será testigo de un castigo terrible. Mis ángeles se encargarán de exterminar a los que se ríen de mí y no creen a mis profetas. Huracanes de fuego serán lanzados por las nubes y se extenderán por toda la tierra. Temporales, tempestades, truenos, lluvias ininterrumpidas, terremotos cubrirán la tierra. Por espacio de tres días y tres noches, una lluvia ininterrumpida de fuego seguirá entonces, para demostrar que Dios es el dueño de la Creación. Los que creen y esperan en mi Palabra no tendrán nada que temer, porque Yo no los abandonaré, lo mismo que los que escuchen mis mensajes. Ningún mal herirá a los que están en estado de Gracia y buscan la protección de mi Madre. A vosotros, preparados para esta prueba, quiero dar señales y avisos. La noche será muy fría, surgirá el viento…y truenos. Cerrad todas las puertas y ventanas. No habléis con ninguna persona fuera de la casa. Arrodillaos con vuestro crucifijo. Arrepentíos de vuestros pecados. Rogad a mi Madre, para obtener su protección. No miréis hacia fuera mientras la tierra tiembla, porque el enojo de mi Padre es santo. La vista de su Ira no la podrías soportar vosotros. Los que no presten atención a esta advertencia, serán abandonados e instantáneamente matados por el furor de la cólera divina. El viento transportará gases envenenados que se difundirán por toda la tierra. Los que sufran inocentemente serán mártires y entrarán en mi Reino. Después de los castigos, los ángeles bajarán del Cielo y difundirán el espíritu de paz sobre la tierra. Rezad piadosamente el Rosario, en lo posible en común o solos. Durante esos tres días y tres noches de tinieblas, podrán ser encendidas sólo las velas bendecidas el día de la Candelaria (2 de febrero) y darán luz sin consumirse».

Todos seremos avisados; ya, en cierta medida, lo hemos sido. Los que quieren entronizar a satanás y exterminar a la población prometiéndoles la salud y la nueva normalidad también. Como dijo Conchita, vidente de San Sebastian de Garabandal: «Dios aguarda mucho. Ahora respeta mucho nuestra situación de libertad; pero, ¡que nadie sueñe con un desenlace de impunidad! Al final, las cuentas. Y a cada uno, su merecido».