Enrique de Diego.
El mundo actual está liderado por psicópatas y satanistas. El psicópata carece de conciencia y, por tanto, de escrúpulos morales. Busca su fin sin referencia al código moral objetivo. Por ejemplo, no matarás. Tiene fines que considera morales, pues todo el mundo busca el bien tal y como lo entiende, que son sustitutos de la religión, como la eugenesia, la reducción de la población para salvar el planeta. Bill Gates considera un bien reducir la población entre un 10% y un 15%, pero ese 5% representa decenas de millones de personas, de proyectos personales, de sentimientos.
Otro claro psicópata es George Soros, marcado por su experiencia en la segunda guerra mundial cuando se dedicaba, con 14 años, a denunciar judíos y a quitarles sus posesiones, con una frialdad absoluta, con carencia total de sentimientos de culpa, y luego disocia su personalidad entre comportamientos amorales y sentimientos morales, alejados también de toda referencia religiosa y de todo código moral objetivo.
Ambos dos promueven el aborto, lo cual no es óbice para que los políticos lacayos les citen siempre como filántropos, pero la filantropía es el amor a la humanidad y en estos psicópatas no hay ni una brizna de ello.
Entre los psicópatas se encuentran los satanistas, los que rinde culto a satán. Aquí tenemos a Marina Abramovic, laureada con el premio princesa de Asturias, posando junto a Jacob Rothschild, ante un cuadro que representa a satán. Los Rockefeller militan en el satanismo. Un mundo de psicópatas empeñado en hacer desaparecer la especie humana.
