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El caso de la hidroxicloroquina: La OMS no está a favor de la salud sino en su contra

Redacción




Luis Bru.

La actuación de la Organización Mundial de la Salud, presidida por el criminal comunista Tedros Adhanom, se ha caracterizado por ir directamente contra la salud, diabolizando y criminalizando los tratamientos eficaces, para primar descaradamente las timo vacunas, con los efectos perjudiciales que empezamos a ver, y eso sólo es el principio. Una estrategia que ha pasado de la sospecha a apunta directamente a la OMS como culpable.

Didier Raoult.

Didier Raoult, director del Instituto Hospital Universitario de Marsella, dirigió una requisitoria completa al discurso oficial: “Lo de decirle a la gente que, si está enferma, se quede en casa esperando a que se le pase, y si empeora ingresarla en cuidados intensivos, no es una respuesta”. En este sentido, puso de ejemplo de “tres países en los que ahora mismo la situación no está bajo control”. “Italia, Francia y España, que han priorizado el confinamiento, no son modelos”.

El científico probó un medicamento llamado Plaquenil —uno de los nombres comerciales que recibe la cloroquina— en 24 pacientes. Seis días después, solo el 25% de ellos seguían portando el virus. En cambio, el 90% de los que no recibieron el tratamiento seguían dando positivo. “Es espectacular. La carga viral promedio de este virus es normalmente de 20 días. Teniendo en cuenta que todas las personas que mueren por coronavirus aún portan el virus, podemos afirmar que no tenerlo cambia el pronóstico”. Así pues, en opinión de Raoult era esencial “retomar las soluciones simples”. Esto es: “Las enfermedades infecciosas lo son cuando está presente el microbio. Si éste no está presente, no contagiamos la enfermedad. Por otro lado, cuando disponemos de un medicamento útil, lo usamos para evitar que las personas caigan enfermas. En esto se basa la medicina”.

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La OMS contraatacó con una investigación propia sobre la hidroxocloroquina que abruptamente cortó el 4 de julio de 202O emitiendo un comunicado en la que podía leer: «La OMS ha aceptado hoy la recomendación del Grupo directivo internacional del ensayo Solidaridad de interrumpir los grupos de tratamiento de la COVID-19 con hidroxicloroquina y lopinavir/ritonavir. El Grupo directivo internacional formuló esta recomendación tras comparar los resultados provisionales obtenidos en este ensayo entre el grupo de tratamiento con hidroxicloroquina y el grupo de tratamiento con lopinavir/ritonavir con el tratamiento de referencia, así como los datos procedentes de todos los ensayos presentados en la Cumbre de investigación e innovación sobre la COVID-19 organizada por la OMS los días 1 y 2 de julio. De acuerdo con estos resultados provisionales, ni la hidroxicloroquina y la combinación lopinavir/ritonavir reducen la mortalidad en  los enfermos de COVID-19 hospitalizados o dan lugar a una disminución muy leve. Por consiguiente, los investigadores del ensayo Solidaridad interrumpirán de inmediato estos tratamientos».

Sin embargo, la hidroxocloroquina, que se usa contra la malaria, el paludismo y el lupus editematoso, por la similitud del COVID con esta enfermedad, es sumamente exitoso en los estadios iniciales. Sin embargo, la OMS mintió gravemente cuando afirmo que «no produce efectos positivos», «no reduce la mortalidad» y produce «efectos secundarios graves». Sobre Didier Raoult se cernió el mundo médico oficial y se le abrió un expediente. Lo mismo sucedió con el dióxido de cloro, que ha dado magníficos resultados en Bolivia, con la Doctora Patricia Calisperis, y que resolvió casos graves, incluso terminales.

También la práctica prohibición de autopsias por la OMS llevó al genocidio protocolario tratando la enfermedad respiratoria. El 11 de junio de 2020, la OMS emitió un comunicado a favor de las vacunas, un ejemplo clásico de propaganda, calificándolas de «seguras y eficaces», que reducen la carga sobre los hospitales y «normalizaran nuestras sociedad y reabrirán nuestras economías». Indicando que las opiniones públicas debían mostrar confianza en que el proceso de selección aseguraba la «calidad de las vacunas». Un caso monumental de engaño, por el que algún día tendrán que pagar su personal directivo, que ha permitido que las agencias de evaluación redujeran el tiempo para su aprobación, o autorización de emergencia, y que las ha convertido en un brebaje letal que, a parte de tener continuos afectos adversos, bastantes de muerte, propaga y aumenta las variantes.

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