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Anthony Fauci, el asesor presidencial de apellido siciliano con F de fraude

Redacción




Mike Sala.

Durante las dos pasadas semanas se ha resentido otro pilar de la conspiración que llevó a Biden a la Casa Blanca. Quienes abiertamente le decían al presidente Donald Trump que estaba rodeado de traidores tenían toda la razón. Senadores y congresistas americanos, gobernadores de estado, medios de comunicación… y como en el caso de Anthony Fauci, asesores presidenciales de la máxima importancia.

 

Anthony Fauci es el director del Instituto Nacional de Alergias y enfermedades Infecciosas, y ha servido como asesor presidencial para asuntos sanitarios desde la primera administración Reagan. No se pueden negar sus méritos ni sus contribuciones a la investigación sobre el VIH y otras enfermedades causadas por inmunodeficiencia. Trabajador incansable, lleva cinco décadas dedicado a la sanidad pública en Estados Unidos. Galardonado en 2008 con la Medalla Presidencial de la Libertad. Con semejante bagaje, nadie podía esperar que Fauci, el principal hombre del gabinete de crisis del Presidente Trump durante la epidemia de Covid 19, pudiera tener también un lado oscuro al que ha preferido servir por encima de los intereses de la nación.

 

Entre finales de enero y principios de febrero de 2020, cuando la alerta sobe el coronavirus ya planeaba sobre los ciudadanos de medio mundo, Fauci y Zuckerberg, el propietario y fundador de Facebook, iniciaban un largo e intenso periodo de conversaciones secretas vía email, en las que, por ofrecimiento del propio Zuckerberg, Facebook podría ser una tribuna pública ideal para influenciar a millones de personas a aceptar de buen grado las vacunas contra el coronavirus después de una bien planificada concienzuda campaña de propaganda del miedo en la red. Para ello, Zuckerberg propone controlar la información sobre el virus y la epidemia de modo que la Big Pharma no resulte perjudicada y, sin embargo, sí aparezca como la gran salvadora de millones de vidas en Estados Unidos y en el resto del mundo. No hace falta mencionar que semejante interés se acerca mucho más al negocio que a la filantropía; y de negocio, incluso por encima de las vidas humanas, entienden mucho los directivos y las compañías que componen precisamente la Big Pharma. Así que en posteriores emails de Fauci a otras personas de relevancia, este hablaba de la práctica irrelevancia de las mascarillas de farmacia para prevenir contagios de Covid19, aunque públicamente defendía a ultranza su uso obligatorio, justificando semejante cambio de opinión por su temor a que si la población adquiría tantas mascarillas, el personal sanitario se quedara sin existencias para su trabajo.

Fauci financió el coronavirus en el Instituto Virológico de Wuhan

A raíz de la publicación de los más de 800 emails del Asesor presidencial, otro aspecto que extrema gravedad cuyas consecuencias podrían alcanzar a Anthony Fauci es  que el laboratorio de Wu Han, un laboratorio de alto riesgo con la máxima calificación de bioseguridad de China, del que supuestamente salió el Covid19, estaría investigando desde hacía tiempo el modo de hacer más letales a ciertos coronavirus contra el ser humano. Para algunos periodistas de investigación existen fundadas sospechas de que el Instituto Nacional de Salud (NIH) de los Estados Unidos, bajo la dirección de Fauci, haya podido financiar con dinero de los contribuyentes parte de estos experimentos. De hecho, el propio Fauci defendió en su momento que el NIH colaborase económicamente con el laboratorio localizado en Wu Han y ha tenido que responder hace unos días que la ayuda económica de 600.000 $ enviada a China tenía como objetivo una investigación que determinase si este tipo de virus era contagioso desde animales hacia humanos. Sin embargo, al día siguiente de estas declaraciones, el doctor Fauci tuvo que presentarse a una audiencia del Senado donde un senador por Louisiana le preguntó directamente cómo podía saber si ese dinero había sido utilizado con esa finalidad. Y Fauci no tuvo otro remedio que responder “nunca se sabe”. Pero si por un lado “nunca se sabe”, por otro una doctora del laboratorio de Wu Han ya había agradecido un tiempo antes y públicamente que el doctor Fauci y su grupo hubieran financiado unos estudios que no eran precisamente aquellos a los que iba dirigida la financiación facilitada por el NIH dirigido por Fauci.

Zuckerberg, en el ojo del huracán

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No perdamos de vista a Zuckerberg. Sus planes no se ceñían solamente a ganar el apoyo de Anthony Fauci para amedrentar a la población e inducirla a vacunarse cuando llegara el momento. Como otros propietarios de las Big Tech, el dueño de Facebook sabía muy bien que Donald Trump no estaba dispuesto a permitir los abusos de las Big Pharma, del mismo modo que durante los años de su presidencia se había enfrentado en ocasiones con otros estamentos de poder, como la industria armamentística. De modo que creó un grupo especial en Facebook, compuesto por afines al Partido Demócrata de Joe Biden, que trabajarían en la financiación de un complejo electoral destinado a dirigir a la opinión pública a favor de este partido durante la campaña de las elecciones presidenciales de 2020. En una maniobra de apuntalamiento de la estrategia de intoxicación contra Trump, también alcanzó a miembros del Partido Republicano. Desde esos días hasta hoy, tan solo tenemos que hacer memoria y consultar hemerotecas para recordar qué miembros republicanos estuvieron en contra de investigar el más que evidente fraude electoral, qué republicanos  fueron los que facilitaron con anterioridad en algunos estados el cambio de leyes electorales para que el voto por correo pudiera ser más masivo y menos controlable, cuáles de ellos se apresuraron a felicitar al demócrata Joe Biden cuando aún no se le podía considerar presidente electo y se negaron a que el fraude fuera investigado (senadores, congresistas, secretarios de estatales y gobernadores), y cuales estuvieron a favor de una absurda e ilegal comedia de impeachment contra Trump una vez que éste ya no era presidente. 

 

Ni siquiera los casos más sangrantes de fraude como los de aquellos estados y distritos electorales donde había más votos que posibles votantes y grabaciones de llegada y manipulación de votos en condiciones absolutamente irregulares fueron denunciados por estos republicanos corruptos y vendidos a la agenda globalista del Partido Demócrata.

Favorecer a los Big Pharma y la vacunación masiva

La participación en ciertos aspectos y el conocimiento de ciertos otros por parte de Anthony Fauci podría llegar mucho más lejos que una confabulación con Zuckerber para favorecer a las Big Pharma y a la vacunación masiva como gigantesco negocio y medio de control de la población. Durante todo este pasado año, el propio Fauci fue uno de los que desprestigiaban toda teoría referente a la creación del Covid19 en laboratorios de Wuhan, y llegó a menospreciar a Trump por llamar al coronavirus “virus chino”. La defensa de Fauci por la tesis que pretendía que el Covid19 provenía de un contagio de murciélagos u otros animales hacia seres humanos era muy oportuna en esos tiempos en los que ya se estaban planificando irregularidades electorales y campañas de propaganda anti Trump. Si como el entonces presidente aseguraba, el coronavirus procedía de laboratorios chinos, la opinión pública podría aún ser más proclive a un Donald Trump en cuya política internacional hasta ese momento, uno de los aspectos más importantes había sido el enfrentamiento comercial y tecnológico contra un gigante asiático ya muy infiltrado en la economía norteamericana, europea, africana e iberoamericana y en las finanzas de no pocos significados personajes y políticos adeptos al Partido Demócrata. La ocultación y la censura de esta más que posible realidad de la creación del Covid19 en los laboratorios de Wu Han tuvieron como consecuencia inmediata el planificado descrédito de científicos y periodistas que defendieron tal hipótesis, y en semejante inquisición tuvo mucho que ver, cómo no, la corrupta OMS y su indeseable y globalista presidente Tedros Adhanom.

 

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Ahora, algunos medios pro Partido Demócrata, con todo lo que ello supone, como el New York Times con su extenso historial de manipulaciones y mentiras, dejan por falsario a un Anthony Fauci que calificaba a Trump de conspiranoico y mentiroso por haber llamado “virus chino” al virus chino. Aun así no parece que, al menos de momento, Fauci vaya a convertirse en chivo expiatorio que pague por todo lo que ha hecho el conglomerado de científicos, supuestos expertos, políticos, medios de comunicación y las Big Tech contra la democracia y la libertad. A Fauci lo protege la Casa Blanca, quizás porque aún le ven útil, quizás por pagarle convenientemente los servicios prestados para la quema pública de Trump y para la triunfante gran estafa electoral contra el pueblo americano. La Casa Blanca le protege, pero Fauci ya ha sido desenmascarado. Y no pocos republicanos cabales le consideran ahora como coautor y culpable de lo sucedido desde enero de 2020 y están planeando una iniciativa para llevarlo ante los tribunales. 

 

Particularmente, lo que más curiosidad me causa es que los medios de comunicación que llevaron a Biden a la presidencia de los Estados Unidos han dejado en evidencia ahora a uno de sus colaboradores necesarios en la sombra. A un traidor a la administración a la que fingía servir. A un desleal al presidente y al gabinete de gobierno que confiaron en su integridad. 

 

Ahora que la publicación de esos correos ha provocado que Facebook, descubierto en sus oscuras intenciones, ya no califique de teoría de conspiración la procedencia del virus chino para tratar de ocultar lo que podría ser una inquietante verdad, está por ver si el resto de noticias contradictorias que las Big Tech han difundido durante este casi año y medio y la censura que han impuesto con la connivencia de no políticos corruptos va a quedar también expuesta para desengaño de unos y alivio de otros.