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Profanación de la clausura femenina, un libro excelente

Redacción




Enrique de Diego.

He aquí un libro excelente, edificante por sus ejemplos de vida, espiritualmente todo un tratado de religiosidad práctica en medio de la persecución, completo en forma y fondo. Todos los detalles tipográficos están cuidados al extremo, desde la portada, impactante, hasta el tipo de letra, el papel y las notas a pie de página, que ponen en contexto las referencias y hacen totalmente comprensible el texto. La edición y las notas son obra de Jorge López Teulón, sacerdote de Cristo, postulador de la causa de los mártires de la diócesis de Toledo. Un ejemplo de lo completa de la edición es la biografía del beato D. Joaquín de la Madrid Arespachoga, que nos asombra por su honda espiritualidad y por sus obras heroicas como el Colegio de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús y de María Inmaculada del que salieron, al momento de su martirio, ¡54 vocaciones sacerdotales!, entre ellas, la de otro mártir, el obispo de Ciudad Real, D. Narciso Estenaga y Echevarría; una santa y fructífera vida sacerdotal coronada por el martirio. De sus oraciones, ejemplo y santidad vivimos.

 

La Editorial San Román, insigne y exitosa iniciativa del profesor Javier Paredes, Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá de Henares, ha iniciado una colección de libros, del que éste es el segundo, de «Testigos de la guerra civil española», con la finalidad de enseñar la sañuda, cruelísima y satánica persecución religiosa que tuvo que afrontar la Iglesia en España y que inspiraron los conmovedores versos del gran poeta Paul Claudel: «Soeur Espagne, sainte Espagne…tu as choisi!/ Onze évêques, seize-mille prêtres masacres…et pas una apostasie!».

Ni una apostasía en condiciones extremas, para salvar la vida, pero perder la Vida. El libro recoge el relato en primera persona de las peripecias, apasionte como un libro de aventuras, de las monjas de clausura de las carmelitas de Cuerva (Toledo), fundación de la Beata María de Jesús, conocida como el «Letradillo» de Santa Teresa, las jerónimas de Toledo y las bernardas cistercienses de Talavera de la Reina. La diócesis de Toledo tenía 55 conventos de clausura, con 882 monjas, y otras 105 casas de religiosas de vida activa, con 522 monjas. Murieron martirizadas en toda la zona roja 296 y en Toledo, 16. Cifras mucho más menguadas que las de sacerdotes y religiosos.

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La persecución fue una mezcla del satánico marxismo -«la religión es el opio del pueblo»- y del anticlericalismo diabólico del liberalismo y la masonería; éste último había levantado la especie de que las monjas estaban engañadas y secuestradas por los curas y que una vez liberadas abandonarían su amada vocación, o se casarían, como les llegan a proponer a las carmelitas de Cuerva, para su horror. Hay que dejar constancia del asesinato de la Hermana Vicenta de la Sagrada Familia, de Cuerva, demenciada, que cuando se la llevan al Manicomio de Toledo la pegan dos tiros y asunto terminado. Inhumanidad extrema.

Joaquín de la Madrid Arespacochaga en el Colegio de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús y de María Inmaculada.

Fuera del martirio, no se les evita nada, las turbas vociferantes y amenazantes, la cárcel, el arrebatarles su amado hábito, ver asesinar ante ellas a su capellán…Pasan por todo tipo de vicisitudes que sortean con gran versatilidad, presencia de ánimo y confianza en Dios y su Santa Madre. Trabajan de enfermeras, de sirvientas de los socialistas, siempre con el riesgo de que les descerrajen dos tiros, siempre preparadas para el martirio. Gente buena las ayuda, aún a riesgo de su vida. Para ellas, tienen palabras de agradecimiento y oraciones. Destacan el amor a Jesús Sacramentado, Jesús Oculto, su Esposo, al que echan de menos, y le preparan un tabernáculo en sus almas, cuando tras meses de ausencia, la Iglesia de las catacumbas les hace posible el encuentro en la Santa Misa, incluso se produce un milagro eucarístico, unas Sagradas Formas que no se corrompen…Al Niño Jesús de Praga, a la Santísima Virgen, Nuestra Señora del Carmen…A su amado convento, profanadas las imágenes, auténticas obras de arte, por aquellas milicianos llenos de odio, en orgía de barbarie; a su vocación, por encima de todo; a sus hermanas, ¡qué gozo verlas unidas en fraternal abrazo, como una piña! Dan ganas de gritar, como decía el Señor: «Mirad cómo se aman». Fraternidad cristiana heroica.

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Jerónimas del Monasterio de San Pablo, Toledo. Y a la derecha, José López Teulón reconociendo los restos del Beato José Polo Benito.

Los mártires y los santos ocupan el primer plano -magnífico el detalle del cuadernillo de dieciséis páginas de fotos que nos los pone caras- y nos muestran como no fueron verso suelto, flor martirial de un día, sino la culminación de toda una vida de entrega, de recia fe y acrisolada devoción e intimidad con Dios. Fueron santos en la muerte porque fueron santos en la vida -las monjas están permanentemente preparadas y anhelantes de ver el rostro de Cristo, el Amado- y alcanzaron la palma del martirio o el sacrificio en la persecución y las condiciones más adversas. No destilan odio ni ansias de venganza, sino perdón y caridad cristiana vivida hasta el extremo. Fueron claramente ganadores en este tremendo pulso satánico. ¡Viva Cristo Rey!, decían, en su último grito, cuando con valentía enfrentaban la muerte o el suplicio, conscientes de que la muerte no es el final sino la entrada en el Cielo. Así, también estas monjas que parecen hechas de otra pasta, de un tiempo de lealtades más probadas, cariñosas hasta la extenuación -el hermano ayudado por el hermano es como una ciudad amurallada-, devotas sin desfallecer, ansiosas por volver, todas juntas, a su amado convento, a la quietud de la oración, a la mortificación callada, cuando la pasiones de los hombres -«los secuaces de Lenin», como los llaman- vuelvan al remanso de su cauce.

Un libro que vale la pena. Una página de la historia de España que no debemos olvidar. Vidas ejemplares en cuyos cimientos debemos inspirarnos y ser dignos de ellos. No temían a los hombres y querían con locura a Dios. Ni una sola apostasía.

Profanación de la Clausura femenina, José López Teulón, editor y notas, Editorial San Román, Madrid, 2021, 270 páginas.