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Juana Rivas o en Italia el feminismo no se ha convertido todavía en un negocio

Redacción




Yolanda Esfandiari

El Juzgado de lo Penal número 1 de Granada ha dictado orden de detención para que se lleve a cabo la entrada en prisión de Juana Rivas, la mujer que secuestró a sus dos hijos y después se prestó a servir de instrumento para la Delegación de la mujer de Maracena, asesorada por Paqui Granados, en el montaje feminista orquestado por la extrema izquierda cuya principal responsable es Irene Montero. La ministra de Igualdad, cuyo nombramiento fue una de las condiciones que impuso Podemos para la investidura de Sánchez, insiste en la versión de Rivas y sus asesoras a pesar de las repetidas sentencias e informes psicológicos que demuestran, sin lugar a dudas, que Francesco Arcuri, padre de los niños secuestrados, no sometía a maltrato alguno a su ex mujer, e incluso hacía gala de una paciencia extrema en su convivencia con ella, habida cuenta de su comportamiento, costumbres y el trastorno psicológico que sufre. Tanto la justicia española como la italiana han considerado probado que Juana Rivas mentía en sus afirmaciones, y que cometió un delito de secuestro sin que le importara el daño que pudiera causar a los niños, pues según el informe psicológico realizado en el país italiano, donde el feminismo no se ha convertido todavía en un negocio, Juana Rivas no tenía más motivación que su propio interés y no era siquiera capaz de comprender en qué consiste la salvaguarda de los dos menores.
El caso Juana Rivas evidencia la cerrazón y el totalitarismo de la extrema izquierda, incapaz de reconocer que se equivocó al apoyar a la de Maracena y acusar injustamente a Francesco Arcuri. Insisten en el pifiazo, y acaban de comunicar que presionarán hasta conseguir el indulto de Juana Rivas por culpable que ésta sea. Lo importante para la extrema izquierda, y para Irene Montero, es que no sea condenada una mujer -es de recordar que apoyaron incluso a Ana Julia Quezada, asesina del pequeño Gabriel-; una mujer que, además, acaso pudiera dejar en mal lugar al lobby femimarxista si se decide a contar los pormenores del asesoramiento y la estrategia de su caso.