Desde hace varias décadas, el globalismo ha fijado su objetivo en la destrucción de los Estados nacionales como paso previo y necesario para la imposición de un Nuevo Orden Mundial promovido por una pléyade de instituciones (Unión Europea, Naciones Unidas, Organización Mundial del Comercio, OTAN…), organizaciones más o menos discretas o secretas (Club de Roma, Bilderberg, masonería, iluminismo, sinarquía, Comisión Trilateral…) y empresas (Microsoft, Google, Facebook, Twitter…). Su lógica es aplastante: es la nación preexistente la que crea el Estado como forma de organización y herramienta para desarrollarse y mantener su independencia; si se destruye el Estado, la nación queda a la intemperie. La historia nos ha demostrado tozudamente que aquellas naciones (reales, no inventadas) que no han sabido o no han podido crear su Estado están hoy en declive o al borde de su desaparición.
Por ello, la obra del filósofo francés Denis Collin (y prologada por Diego Fusaro) que ha recibido en España el título de En defensa del Estado nacional se antoja como una lectura capital. A través de una serie de ensayos, inéditos en lengua española, Collin realiza una defensa inteligente y bien razonada del Estado-nación como único y último baluarte ante el globalismo que, en los últimos años, ha forjado una alianza entre la izquierda globalista y el turbocapitalismo de las grandes compañías transnacionales.
El objetivo de ambos grupos es el mismo: disolver toda identidad, eliminar toda frontera y acabar con cualquier vestigio de independencia, tanto nacional como individual, para imponernos un «melting pot» o «crisol cultural» por el que Occidente en general y Europa en particular sean disueltos en una especie de ciudad-global aculturalmente tercermundista pero, eso sí, equipada con tecnología 5G.
A lo largo del libro, Denis Collin hace una reivindicación contundente pero elaborada, firme pero actualizada, del Estado nacional. Bajo su punto de vista, los Estados-nación solo podrán vencer a la globalización convirtiéndose de nuevo en un instrumento, en un «arma de autodefensa» en manos del pueblo y, más concretamente, en sus clases populares y trabajadoras, tras la traición y el alineamiento con el NOM de la burguesía y las élites que antaño fueron nacionales.
Denis Collin: En defensa del Estado nacional. Letras Inquietas (Mayo de 2021)