Luis Bru.
Las tres izquierdas han sufrido una derrota descomunal, suman 58 diputados, el PSOE bajo el errático liderazgo de Pedro Sánchez sufre un auténtico descalabro, con 24 escaños, y pierde el liderazgo de la izquierda a favor de Más Madrid, con 10 escaños, un partido sin estructura fuera de la capital y, por tanto, irrelevante. de la histriónica Mónica García y el niñato Iñigo Errejón. Una derrota de la que la izquierda no levantará cabeza, un punto de inflexión, un cambio de ciclo con todas sus consecuencias.
El poder en la democracia tiene legitimidad de origen y legitimidad de ejercicio y es notorio de que la coalición de Gobierno ha perdido esta última. La estrategia alocada y prepotente de culpar a Isabel Díaz Ayuso de la pandemia, de pretender arruinar a los madrileños, aún más, forzando el cierre de bares, restaurantes y comercios, de imponer la dictadura sanitaria férrea, de subir los impuestos, de hacer pagar a los madrileños su insurrección, ha fracasado y ha sido penalizada abrumadoramente por las urnas. El pueblo ha hablado, la mayoría ha decidido y Pedro Sánchez ha quedado tocado, el PSOE desarbolado, con Ángel Gabilondo en situación desmerecida, dando bandazos como un fantoche al son que le tocaba Iván Redondo, y Podemos hundido. El empate de Tezanos era una mentira de malversador de fondos públicos; los ‘tabernarios’ le han puesto en evidencia. Debe dimitir.
La situación no tiene otra salida que elecciones anticipadas. ¿Qué pinta el grupo parlamentario de Ciudadanos, por ejemplo? ¿Qué fuerza moral tiene la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, o la ministra de Igualdad, Irene Montero? Cuanto antes haya elecciones -el instinto de Pedro Sánchez es sobrevivir y el disfrute de los placeres del poder, se resistirá- mejor, menos daño se hará a la nación y el Congreso responderá unívocamente a la auténtica voluntad popular.