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Detroit desafía a Black Lifes Matter y Sidney Powell reta a Smartmatic

Redacción




Mike Sala.

La agenda globalista ha forzado una vuelta de tuerca más en la batalla que se está librando en Estados Unidos entre la libertad y la servidumbre. En las últimas décadas hemos visto cómo dicha agenda criminal explota el racismo para llevar a las sociedades al enfrentamiento civil. El racismo por un lado, y el victimismo racial por otro, Esta vez ha sido Brandon Hasbrouck, un profesor adjunto de la Universidad de Washington Lee, en el Estado de Virginia, nada menos que todo un experto en derecho criminal y derecho constitucional entre otros, el que ha propuesto en una publicación izquierdista que en las siguientes consultas electorales cada voto negro sea contado dos veces, como forma de desagravio a la raza negra. Este perturbado prefiere ignorar lo que cualquiera sabe en Norte América; que los blancos de origen europeo, sean nórdicos, centro europeos o mediterráneos, son mayoría en 49 de los 50 estados. Pero puestos a minar el sistema de valores que entorpece el avance de las élites globalistas, ¿por qué no romper también el principio de igualdad de valor del voto?

Siguen acumulándose pruebas y evidencias de fraude que, además de demostrar la  masiva manipulación electoral en las presidenciales de 2020, tienen la virtud de poner a la justicia contra la pared. En Arizona un nuevo análisis forense ha determinado que algo más de 790.000 votos fueron alterados para dar la victoria Joe Biden. Según éste informe, los votos ilegales eran añadidos cada vez que Trump cobraba ventaja en los recuentos, y esto habría sucedido en al menos ocho condados del estado. Al mismo tiempo, a miles de kilómetros, en el Estado de Georgia, varios senadores han concluido que existió coordinación de actividades ilegales durante las elecciones para alterar el resultado de las votaciones. Pero para el Fiscal general William Barr la avalancha de pruebas no es suficiente para ordenar un análisis general de todas las máquinas de Dominion que intervinieron en el conteo de votos de diferentes estados; lo que le coloca por méritos propios en el cartel de sospechosos cómplices de los intereses del Partido Demócrata. 

Si la ciudad de Detroit llegó a ser protagonista mundial durante semanas por la muerte de Floyd George, por la polémica sobre su detención y por cómo el movimiento antisistema Black Lifes Matter racializó y politizó el asunto como excusa para organizar desórdenes públicos e inclinar la campaña electoral presidencial a favor del corrupto Partido Demócrata, ahora vuelve a ser Detroit quien está bajo el foco, en esta ocasión porque la ciudad ha decidido contra demandar a BLM bajo la acusación de conspiración ilegal y maliciosa para incitar disturbios, destruir propiedad privada, obstruir a la justicia y cometer actos de violencia contra la ciudad y sus agentes de policía. El movimiento de BLM que se creó en Detroit para la ocasión de convertir al delincuente y violador George en un mártir ad hoc y que se hizo llamar infantilmente Detroit Will Breathe (Detroit Respirará) en clara alusión a los gritos de George antes y durante su detención, es el demandado principal y la ciudad demandante le hace prácticamente responsable a este movimiento de todo lo ocurrido durante las semanas de disturbios que sucedieron a la muerte de Floyd George. Por otro lado, la compañía Smartmatic ha enviado avisos legales de demanda a diferentes medios que informaron sobre la implicación de dicha compañía en el fraude electoral masivo. Estos medios han publicado notas especificando que solamente informaron sobre lo que aseguraban otros medios y ciertos abogados; pero el abogado Lyn Wood, miembro del equipo legal de la ex Fiscal General Sidney Powell, que también ha recibido una notificación, ha contactado con los representantes de Smartmatic para comunicarles que adelante; que presenten la demanda. Ante un proceso legal que puede costar al perdedor millones de dólares, Sidney Powell debe estar muy segura de las pruebas que posee para desafiar así a la parte contraria.