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José Antonio Bielsa Arbiol: «Eisenhower simpatizaba en grado sumo con Franco»

Rubén Martínez




La editorial Letras Inquietas ha añadido un nuevo título a su colección Hechos y documentos. Se trata de El factor Franco: Así era la España franquista según la inteligencia estadounidense, libro que, además de publicar por primera vez en español un interesantísimo memorándum confidencial redactado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), contiene un extraordinario estudio introductorio realizado por el historiador, filósofo y ensayista José Antonio Bielsa Arbiol.

¿Cómo era la España resultante de la Guerra Civil?

Era una patria arrasada, muy debilitada tras una guerra fratricida de diseño que –no lo olvidemos– había sido planificada mucho antes de su arranque en las logias moscovitas. En cuanto a los denominados “años de hierro” (1939-1945), éstos no iban a ser fáciles: la guerra militar raudamente dio paso a una guerra psicológica de infiltración; comenzaba así “la otra guerra” contra la España de Franco: guerra oculta y de infiltración, decimos, pero también de fagocitación, donde el cáncer liberal –tras la derrota de su análogo comunista– iniciaba su destructora andadura. El aislamiento mundial y la marginación consiguiente, sumada a la acción coordinada del espionaje internacional (operativo antes de 1943), iban realmente de la mano.

¿Cuáles eran las fortalezas y debilidades de la España nacional que resultó victoriosa en la contienda?

Las debilidades eran sobre todo de signo material, pero las fortalezas se manifestaban en una recia solidez espiritual, de secular raigambre católico romana, revigorizada por la sangre de los mártires asesinados por las hordas bolcheviques. Ningunear este factor, como acostumbra hacer la historiografía marxista y atea, torna incomprensible la lucha titánica que el pueblo español puso en marcha contra sus enemigos sempiternos, internos y externos, además de ocultos muchos de ellos.

¿Cómo fueron las relaciones entre la España de Franco y Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial?

Levemente hostiles, fluctuantes entre la ambigüedad y el rechazo, y con una manifiesta desconfianza entre las dos partes que se fue atenuando una vez terminó el conflicto.

¿Qué cambios provocó en la diplomacia española la derrota sufrida en la contienda por las potencias del Eje? ¿Y respecto a Washington en particular?

Pese a tenerlo todo en contra, el virtuosismo político de Franco y su política exterior operó en este sentido con camaleónica precisión. Era evidente que el enemigo estaba en todas partes (es decir, descentralizado) y que el juego de la diplomacia implicaba una actitud expectante, pues España siempre estaría en desventaja y con muy reales posibilidades de perder.

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¿Cómo se produjo la entrada de la CIA en España? ¿Cuáles eran los principales objetivos de la inteligencia estadounidense en nuestro país?

La entrada de la CIA en España fue discreta, y pareja a las primeras evoluciones de la política bipolar propia de la naciente Guerra Fría. Los Estados Unidos de América tenían en el punto de mira a la “neutral” España de Franco, y con razón, pues entraban en juego múltiples factores: nuestra privilegiada posición geoestratégica en el mapamundi, con todas sus implicaciones pasadas, presentes y futuras; el anticomunismo extremo del Régimen, afín a la acusada personalidad del Caudillo; y las propias peculiaridades geográficas de la Península, que la hacían a ojos de los yanquis una fortaleza bien definida por los Pirineos al norte… en el caso de que el territorio nacional fuera utilizado como espacio de operaciones, algo que los “Pactos de Madrid” del 23 de septiembre de 1953 ratificarían, con el inminente establecimiento de cuatro bases militares estadounidenses en suelo español: una naval en Rota, y otras tres aéreas en Morón, Torrejón y Zaragoza.

¿Tuvo alguna importancia la CIA en el desarrollo de las políticas internas españolas?

Mínimas y poco significativas durante el periodo que aquí nos ocupa (1939-1960), y más que nada porque Franco era demasiado inteligente como para dejarse impresionar por agentes liberales vinculados a los intereses anticatólicos y antiespañoles de las logias useñas. La firma del Concordato entre el Estado español y la Santa Sede en 1953 (con la consagración del carácter confesional de la España del Caudillo y el respaldo de la Iglesia al régimen) es la prueba más inequívoca de que el Imperio yanqui y su principal terminal de infiltración (la CIA) poco podían hacer en la política interna del país, cuya fortaleza espiritual se fundaba precisamente en su catolicismo a machamartillo, muro defensivo infranqueable entonces contra la doctrina disolvente liberal difundida por Estados Unidos y sus satélites.

¿Cómo se produce el acercamiento entre la España franquista y la administración de Eisenhower?

El interés entre las dos partes era mutuo, aunque por razones estratégicas podía ser más interesante para Estados Unidos que para España, que al ir a remolque de las iniciativas yanquis hacía las veces de pariente pobre Imperio. Los primeros contactos significativos se remontan al final de la administración Truman, pero será efectivamente el presidente Eisenhower quien refuerce los vínculos solidarios entre España y Estados Unidos con mejor temple e iniciativa. De hecho Eisenhower era un hombre de espíritu castrense, y simpatizaba en grado sumo con el Caudillo. El sólido anticomunismo entre estos dos hombres políticos necesitaba de una concordia activa. Ni que decir tiene que la culminación de este viraje de salida tendrá su remate el 21 de diciembre de 1959, con la visita de Eisenhower a España, en cuanto obvio espaldarazo definitivo a la España de Franco por el principal hombre del bloque occidental. Fue un triunfo para Franco, y también el comienzo de la decadencia de España, pues a partir de aquí vamos a entrar en una clara degradación de costumbres, sin la cual es inconcebible la aberrante Transición y todo el desastre sucesivo. Los quince años que van de 1960 a 1975, con el aperturismo consiguiente, marcan un hito en el retroceso de la robusta España almogávar, prácticamente extinta hacia 1968, tras la debacle posconciliar y la traición al nacionalcatolicismo del nefasto Papa Pablo VI.

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Bajo tu punto de vista, ¿fue beneficioso o perjudicial para nuestro país la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Madrid y Washington?

Beneficioso en el corto y medio plazo, al menos en el aspecto material y en lo relativo a la política multilateral, pero perjudicial a largo plazo en cuanto dichas relaciones diplomáticas eran harto desiguales e iban encaminadas a infiltrar la vida española de nuevos venenos liberales extraños a nuestro temperamento y esencia histórica.

A día de hoy, ¿tiene alguna importancia la CIA en España? ¿Qué peso e influencia tiene Estados Unidos en la política nacional?

La importancia de la CIA en España es directamente proporcional al grado de sumisión de España al imperialismo yanqui. Y hoy por hoy, y pese a nuestro proverbial antiamericanismo, debemos reconocer que somos una colonia más de Estados Unidos, pero también de China, del Gran Capital y del globalismo anticristiano en general. Nuestra actual indignidad como nación-piltrafa mancillada por social-comunistas y filo-etarras de la peor especie se remonta a los días aciagos de aquella primera infiltración. De aquellos polvos han venido estos lodos.

Agencia Central de Inteligencia y José Antonio Bielsa Arbiol: El factor Franco: Así era la España franquista según la inteligencia estadounidense. Letras Inquietas (Diciembre de 2020)

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