Enrique de Diego.
No me das penas, Inés Arrimadas, me das asco. Todo el día mendigando a chulo puta Pedro Sánchez un lugar bajo el sol, una foto. Tu posición es desmerecida, tienes diez diputados de mierda, que no dan para nada, y luego un gañán como Ignacio PaniAguado, más vago que la chaqueta de un guardia y al tiempo no sabe estar callado y la va pintando. Y vas mendigando fotos de la mentira y la indignidad. Lo ve hasta Albert Rivera: «Uno puede ser laxo, puede tener cintura, pero tiene que tener dignidad porque la dignidad en la vida, cuando la pierdes, ya no se recupera». Albert Rivera, que perdió su opotunidad, pero mantuvo su dignidad, es de justicia reconocérselo.
Esto de pasa, pozo de mierda, como te definí y el tiempo me ha dado la razón, por hacerle caso al degenerado Pedro J Ramírez y haberte creído la centralidad. Alama de cántaro, Pedro Sánchez te utiliza descaradamente un día se reúne contigo y todo son sonrisas y amabilidades, y al otro se arrejunta con Bildu y todo son acuerdos. Y tú vendes, mercancía averiada, de que vas a sacar a Podemos del cuadrilátero, y te engañas a ti misma, y no haces más que el lelo o la lela, y dices que no vas a romper las negociaciones con los Presupuestos, negociación que es una indignidad tras otra, una cagada tras otra, y sólo sirves, como un felpudo, para legitimar todas las atrocidades que perpetra este Gobierno cada día; uno, que desaparece el castellano deja de ser vehicular, otro, hacer los Presupuestos de ETA.
La verdad, Inés, que tú estás de más con tus diez diputados de mierda, que no valen ni lo que costaron de bautizar, sin olvidar a Ignacio PaniAguado y sus implantes capilares, tú no estás «resucitada», como se aventuró a profetizar Losantos, tú sólo estás mal enterrada, tú, en la lógica de esta mierdocracia, que os selecciona a los más mierdas, y Ciudadanos es la ciénaga mayor de la partidocracia, ya sólo te queda que te den un puestecito los del PSOE o que absorba el PP, para lo que tiene menos oportunidades o que te lleva la ola de indignidad popular, que llegará en primavera, por delante, como una mierda seca que flota. Estás de más, Inés, con la dignidad perdida, hecha jirones, eres el hazme reír de todos, eres la centralidad del cachondeo lírico.