Enrique de Diego.
Te avisé, Santi, que ibas a hacer el soberano ridículo. No eres un Demóstenes, chacho, ni un Castelar, pongo por caso, y la moción de censura parecía hecha a medida por Iván Redondo. En el momento más inoportuno, con Pedro Sánchez batiendo palmas con las orejas, acusándote que tú de trasparencia ni las hueles, caudillito, que te has olvidado consignar la nueva mansión que te has mercado, en Pinar del Rey, 735.000 euros de hipoteca, justo cuando a los españoles les va tan mal, a ti te va tan ricamente, cuéntanos cómo lo haces, con pelos y señales, que vives del Presupuesto, y, de todas formas, lo que me extraña es la fe que tienes en el sistema, en el Estado de Partidos, para firmar por treinta años, que te lo crees tú, si en este estado de putrefacción, del que tu participas, no dura un año y te vas a ver trabajando en algo serio, de temporero en la fresa de Huelva, por ejemplo, con la estadista alicantina, Ana Vega, en la recogida de la cereza en el valle del Jerte.
Lo que te dije: has tenido tus diez minutos de mierda, pero de mierda pinchada en un palo, que han servido para que incluso Pablo, Pablito, Pablete Casado, el cagica, te tosa y te arree, hasta hacer -dices- una parodia de ti y de Vox, que se parece bastante a la realidad. Se atreve contigo. Has hecho estallar a la derecha, que tiene tres gobiernos autonómicos, Andalucía, Murcía, Madrid, del que vive, pegado como una ladilla, Losantos, que se sabe lo que va a decir, dependa de la chequera. No puedes mantener los pactos. No puedes dar por no enterado. En el hemiciclo se ha enseñoreado un ambiente bipartidista, porque te necesitan a ti, so bobo, so pardillo, para arreglarse entre ellos e incluso para formar gobierno, que se lo está pidiendo George Soros -muy bien en sacarlo a relucir- y Bruselas, que es la paga los platos rotos, y quien paga manda. Un antieuropeísmo impostado está muy bien, pero la mendicidad no puede levantar la voz.
Total, que te ha salido el tiro por la culata, que no eres el líder de la oposición, que el puesto te está grande, que brindán con champán en Ferraz por tú descomunal torpeza; que puedes ser el detonante de la gran coalición y con tu ego de gimnasio macerado vas a tener que tragar quina o romper todos los pactos. Eso pasa por presentar una moción fuera del tiesto, contra Pablo, Pablito, Pablete Casado, el cagica, más que contra Pedro Sánchez, que se está frotando las manos y los ojos, porque no da crédito a tanta desfachatez, que se las has puesto en bandeja.
Anda, alma de cántaro, cómprate mi libro «República Constitucional», como están haciendo miles de españoles, a la búsqueda de una auténtica alternativa, viable y que dé solidez a la nación, que la represente, porque ha quedado clara que en el Congreso no nos representan, que bastaría que estuvierais Pedro Sánchez, Pablo Casado, Pablo Iglesias y tú, con los votos que representa, y nos ahorramos un porrón de sueldos; que no haya mandato imperativo, que todos lo tenéis y es anticonstitucional; con un presidente del gobierno-presidente de la República, no hay que tener miedo a la idea republicana, que el monarca es un fantoche y el que legitima todos los enjuagues y la casta parasitaria, de la que tú formas parte; con unos diputados de distrito que le deban el puesto a los ciudadanos y no a lamerle el culo a la cúpulocracia, con los que se pueda hablar y exigir. Separación de poderes, no esta Justicia putrefacta, que se la quieren repartir entre el PSOE y el PP, a pachas el Consejo General del Poder Judicial, para enmerdarlo todo, todo, todo, que es un estercolero y una escombrera, que da vergüenza. Cómprate, te digo, mi libro «República Constitucional», en Amazon, por 1,53 euros, un libro apto para tarugos como tú, para todas las mentes, deseosas de ilustración, hasta conseguir masa crítica. Es lo que viene, lo que se llegar, porque, como Víctor Hugo, «no hay nada más irresistible que una idea a la que ha llegado su tiempo». Una síntesis de combate, nacida de la desesperación, es la piedra certera lanzada a los pies de barro y mierda y lodo del Estado de partidos, que caerá, se está tambaleando. Un sistema ideal ideado por don Antonio García Trevijano que precisa 600 políticos y no las 450.000 políticos-sanguijuelas de los que tú formas parte. Que se impondrá por el pueblo, de derechas e izquierdas, porque ya ha podido ver, con desaliento, que no nos representan, que no nos representáis. Será una revolución liberadora y sanadora, un nuevo comienzo de España, siempre España.