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Carta a Rosa Villacastín, la cortesana juntaletras: boicot a «Diez Minutos»

Redacción




Enrique de Diego.

Hace poco se te definió en este digital como «la perfecta cortesana» cuando proclamaste en una televisión que había que hacer un cordón sanitario a Felipe de Borbón, como el que habéis hecho, lleno de mentiras y ocultaciones, a Juan Carlos. Con motivo de un publireportaje a Irene Montero de ocho páginas en «Diez Minutos» te han recordado tu etapa en el gabinete de prensa de Manuel Fraga y comentan que has presentado a la nueva Isabel Preysler, de baboso que es el reportaje. No lo he leído, pero es tu estilo degradado. La culpa no la tienes tú, sino quien te publica tales bodrios, así que la única manera de parar estas estupideces lacayas es que «Diez Minutos» se coma toda la tirada, y las sucesivas, hasta que tu nombre desaparezca de la publicación y del mundo de los medios, tan abrumadoramente cortesanos, pero tú te llevas la palma, cortesanísima.

Destacan los digitales dos frases de la Preysler del momento: «Pablo y yo no somos de salir, nos gusta estar en casa con amigos» y «No son escraches porque no es una reivindicación política». Pablo y tú no salís, Irene, porque tendrías que hacerlo con mucha escolta, a pesar de que Marlaska va mandando cada vez más a pretorianos más lacayos, que están deshonrando a la Guardia Civil y al Cuerpo Nacional de Policía. Quizás no pongan celo tan bastardo cuando el Gobierno les rebaje el sueldo el 40%. Galapagar está dando ejemplo a toda España. No se ha visto, desde luego, a vecinos entrando en tu mansión llevando pasteles. No está la nación para lucir palmito y hacer frívola ostentación de riqueza con tu peluco. No eres una celebrety, eres una parásita hundiendo a las clases medias que te tratan con demasiado deferencia. A España le va falta mientras tú nadas en la abundancia.

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Y, ciertamente, Irene, no son escraches sino protestas pacificas, no tratan de invadir la casa, aunque todo se andará, siendo Pablo Iglesias el fantasma del «jarabe democrático» y el jaleador de los okupas, que va necesitando una buena colección de sus miembros para aprender algo de coherencia. Cuando aquí haya una buena revolución que acabe con la casta parasitaria, me dirás -en coherencia con tus ideas- Irene si tu casa no es objetivo legítimo de un escrache como Dios manda.

Pero volviendo a ti, Rosa. Coincidimos en el «Ya» sin padre ni madre. Entonces eras muy de Carlos Solchaga, porque siempre estás al sol que más calienta, siempre con tus armas de mujer, que hace tiempo te abandonaron, basta, y recuerdo el día que te dije que te ibas a encargar de la crónica rosa, el cabreo que te cogiste. Luego te liaste con Miguel Larrea, el impresentable que dijo que siempre se citara a ETA se la citara como el «movimiento de liberación nacional vasco». Sois dos impresentables, sois dos cortesanos bien adiestrados. Sois dos capullos monumentales.

Ha durado demasiado la broma: ¡hundid «Diez minutos»!