Enrique de Diego.
He aquí un libro sugerente con una interpretación novedosa, el mal del separatismo está en la propia falta de unidad de los separatistas, en los personalismos y las enconadas divisiones internas. Isidre Cunill no engaña a nadie, su libro es un lamento, porque él se reconoce separatista. El libro contiene una trampa: si los políticos separatistas actuaran unidos. si presentaran un frente único, se supone que serían imparables.
Isidre Cunill, periodista de reconocido prestigio, se remonta hasta la guerra de sucesión. El bando austracista, en el que militó el conjunto de Cataluña, pero no toda, perdió la guerra cuando el archiduque Carlos fue elegido Emperador, o sea que a llorar al Muro de las Lamentaciones, que suele hacerlo y muy bien los separatistas. La historia pudo ser de otra forma, porque el bando austracista peleaba por toda España y no por la identidad catalana, pero pocas veces la historia da marcha atrás. Cunill aporta documentación novedosa en apoyo de su tesis. Especialmente demoledor es con la figura de Lluís Companys, el falso mártir del separatismo, entregado al anarquismo y al que acusa por celos de ordenar la muerte del fascista separatista Miquel Badía, por mantener un triángulo amoroso con Carme Ballester, esposa del cornudo Companys.
Lo que no explica Isidre Cunill es que esa falla del separatismo corre en paralelo con una insufrible mediocridad del material político del separatismo que llega al paroxismo con Carles Puigdemont, un mindundi subvencionadísimo que se creyó Napoleón y algunos le compraron la mercancía y el dislate, con Quim Torra, un tarugo ultrasectario, con Gabriel Rufián, un chico graciosillo y ocurrente, y donde el que está a más nivel es Oriol Junqueras y no precisamente para tirar tracas.
No da respuesta, quizás porque no es objeto de este libro, que se lee con apasionamiento, al concepto mostrenco de los «nous catalans», por el que se ha cambiado la textura vital de la Cataluña real, y que tuvo su momento terrorista en las Ramblas con los niñatos de Ripoll.
El separatismo catalán es un desastre sin paliativos y sin citar a la mafia Pujol. La excrecencia del Estado de Partidos. Como tantas cosas, su óbito se produjo dentro de la pandemia del coronavirus.
. El porqué Cataluña no será independiente, Razones históricas de una decepción, Isidre Cunill, Editorial Sekotia, 2020, 220 páginas.