Josep Sansano.
El Palacio de Justicia de Elche es de una elegancia ostentosa, justo al barrio marginal de Los Palmerales, La Justicia en España ha caído tan bajo que no hay un pero que poner a la afirmación de Javier Marzal, presidente de ANVIPED, de que «los jueces y los fiscales están para proteger a los corruptos», como en el caso de Mercedes Alonso y la financiación irregular del PP o más recientemente la demencial falta de instrucción de la juez Marta Alba Tenza que merece estar en la antología del despropósito para favorecer al político en horas bajas de Ciudadanos, Ignacio Aguado.
Baste decir que el Palacio de Justicia de Elche fue inaugurado por el conseller corrupto Rafael Blasco y hubo que quitar vergonzantemente la placa conmemorativa; una auténtica placa de la vergüenza. O que las sentencias se dictan «En nombre de S M El Rey», hasta hace bien poco el corrupto Juan Carlos de Borbón, aunque ese latrocinio, de dictar las sentencia en nombre de quien de no ser inviolable, merecería estar en chirona, se da en toda España.
Con la muerte del juez José Madaria se ha perdido un hombre justo y bueno. Quedan el juez Orellana, en Juzgado de lo Penal número 3, y José Luis Preciado Mangano, del Penal número 4, que demuestren humanidad y pericia en el Derecho. Fuera de eso la Justicia en Elche es una pena. Los Juzgados de Instrucción instruyen mal o directamente no instruyen como la penosa Marta Alba Tenza. Qué pena, qué ridículo. Y los abogados de oficio son auténticos pasmarotes, que han convertido la Justicia en una farsa, son el poli bueno de la Fiscalía, otros que tal bailan, ofreciendo conformidades contra los intereses de sus defendidos. Qué vergüenza. La Justicia echada a las cloacas.
El día 15 de julio de 2020 tiene lugar Diligencias Urgentes Juicio Rápido DUR Nº 001010/2020 en el Juzgado de Guardia que es el Juzgado de Instrucción nº 4, del que es titular Iris Valero Paredes contra un chaval. En el juicio el padre declaró que debe ser ingresado en el Hospital Psiquiátrico Doctor Esquerdo, del servicio público de salud, donde tiene reservada plaza, ya que ha tenido una descompensación, puesto que el confinamiento ha tenido efectos perversos en él de no tomar la medicación desde marzo, al afirmar que daña su sistema inmunológico, y padecer diagnosticado un trastorno límite de personalidad con rasgos paranoides. La Justicia, al menos, en Elche es autista porque el declarante tiene la certeza de que la juez no escucha. Oye, pero no escucha. Está a lo que diga el médico forense, que normalmente de psiquiatría no tiene ni idea y cubre el expediente.
Firma el día 15 de julio de 2020 la diligencia de informaciones de derechos al perjudicado u ofendido que establece en el apartado A) “Derecho a mostrarse parte en el proceso mediante el nombramiento de Abogado y Procurador”.
El juicio rápido da lugar a la sentencia del Juzgado de Instrucción nº 4 183/2020 en el que se condena a seis meses al chaval y se ordena su ingreso inmediato en prisión (no en el Hospital Psiquiátrico Doctor Esquerdo como medida de seguridad, ya que la vez anterior de ingreso en prisión tuvo varios intentos de suicidio). Se indica en la sentencia que cabe “recurso de reforma y subsidiario de apelación dentro de los tres días siguientes a su notificación o recurso de apelación dentro de los cinco días siguientes a su notificación”.
Al día siguiente se presenta el padre, 16 de julio de 2020, con la procuradora a fin de hacer el apud acta a favor del abogado. Se le informa, para su sorpresa, de que el procedimiento ha sido enviado a Decanato, después que ya ha pasado al Juzgado de lo Penal nº 4. Pregunta qué pasa con los días a recurrir. Y le dicen que recurra en Penal donde está la ejecutoria. Protesta. Y le envían a un guardia civil y una guardia de seguridad privada que abochornados ante la situación, reaccionan con total amabilidad.
Van al Juzgado de lo Penal nº 4, donde no está el procedimiento, y bajan deprisa y corriendo a Decanato. Por fin, se le da la ejecutoria 367/2020. Presentan el recurso y entonces el fiscal, Francisco José Marco Gaona responde que el padre no es parte en el procedimiento y que su reclamación no tiene amparo legal, mostrando una ignorancia supina, pues desconoce en Código Penal en su artículo 60.1. ¡Qué personas así se vistan la toga, sin conocer el Código Penal! La situación es propia de El proceso de Frank Kafka: debía haber recurrido en el Juzgado de Instrucción nº 4, donde si era parte, pero se le negó ese derecho por vía de facto, de chapuza de facto, con lo cual ha perdido esa condición, produciendo un daño irreparable en su derecho.
Bueno, irreparable porque el padre va a pedir reclamación patrimonial al Ministerio de Justicia por la actuación de la letrada de la Administración de Justicia del Juzgado de Instrucción número 4.