Enrique de Diego.
Abogadas Cretinos, así me lo parecen, que usan y abusan del adjetivo Cristianos vuelven a la carga contra el descerebrado patético de Willy Toledo, ahora por intromisión en el derecho al honor y a la propia imagen, dos conceptos que no existen y que se inventó la casta para limitar la libertad de expresión, que no precisa de leyes que la regulen. Los Abogados mal llamados Cristianos son una de las numerosas organizaciones o siglas con tres o cuatro personas, a veces una, que se mueven en la órbita del nefasto Yunque, que se exportó de México, maldita sea la hora, El Yunque me parece altamente satánico porque utiliza la mentira como medio legítimo de actuación, sus miembros se juramentan para negar su pertenencia a la asociación, incluso a sus familiares más cercanos, a sus esposas, a sus padres, porque consideran que les da eficacia, como a la masonería. Satanás no es el padre de la lujuria, ni de la codicia sino de la mentira.
Los Abogados Cretinos forman una simbiosis con Willy Toledo, altamente rentable para este indigente mental, depresivo y lunático, que siendo un enemigo declarado de la libertad de expresión -en Cuba, como dice el chiste, no se pueden quejar- pasa por un emblema en estos lares, merced a la colaboración impagable de los Abogados Cretinos. Hay que reclamar el abyecto derecho a la blasfemia, que denigra al simple que la evacúa y que ya se llevará la sorpresa cuando se vea cara a car con Dios, si es capaz de aguantarle la mirada. Pero los Abogado Cretinos por si no se ha enterado alguien le dan alas y publicidad, y hacen sonar el tam tam, en forma de denuncia o querella para el cretinísimo y depresivo Willy Toledo, que vive de los focos y las candilejas del banquillo de los acusados, en donde sale ileso, absuelto y con los correspondientes diez minutos de gloria,, de forma que la nulidad de Willy Toledo suelta dos barbaridades de niño pijo mal criado y ya tiene la publicidad gratis.
Ahora los Abogados Cristianos, que empiezan negando el derecho a la blasfemia, terminan considerando que las opiniones con estos cretinos hieren su derecho al honor, altisonante concepto inexistente. Con esto de la blasfemia hay que tener cuidado porque cambia de contenido y así los progres, y ese gran acomplejado de Alberto Ruiz Gallardón, se han inventado los delitos de odio, que son la blasfemia moderna, la nueva inquisición. Y todo se ha llenado de blasfemias hasta resultar asfixiante y estomagante.
Así que los Cretinos no deben meterse a la Abogacía porque siempre consiguen el efecto no deseado: convertir a Willy Toledo en una figura estelar, cuando no es más que un payaso en busca de notoriedad, partido de una tiranía llena de campos de concentración, el GULAG caribeño. Allí se puede ir y quedarse por siempre el descerebrado Willy Tolerdo, valiente gilipollas.