Enrique de Diego.
Eres un pozo de mierda, Willy Toledo, eres una escombrera y una escoria. Te califico con tu estilo de “falta de educación, mal gusto y el lenguaje soez” que “caracteriza a tus publicaciones”. Eres un pijo malcriado a la búsqueda de su identidad que se ha creado un personaje de mierda y encima ha quedado atrapado en él.
Me alegro y te felicito de que te hayan absuelto, porque te faltan hechura y agallas para herir los sentimientos religiosos de nadie, al menos los míos, y la libertad de expresión está por encima de los exabruptos de un pobre hombre.
Te voy a recordar lo que te escribe antes de la absolución: “Ese juicio tuyo no tiene sentido. Lo ha dicho tu abogado defensor, Endika Zulieta y lo ha dicho bien: “las palabras de Willy Toledo corresponden a las «antiguas blasfemias». «Eso pertenece a la España oscura. A mí me suena muy mal, pero eso no es delito». A mí me suena fatal, de una mala educación horrorosa, pestilente, como eres tú, pozo de mierda. Dios, que no es un personaje de ficción, ante tu ofensa “el que habita en los cielos se reirá de ellos, se burlará de ellos el Señor” y “los regirás con vara de hierro, y como a vaso de alfarero los romperas”. Eso, a los reyes de la tierra, tú eres un pobre hombre, un robaperas, un tirillas, una escoria humana, un deshecho de persona. No tiene ninguna razón Polonia Castellanos, de Abogados Cristianos, asociación que ejerció la acusación, para quien «el insulto no es necesario» para ejercer «la libertad de expresión». «La libertad de expresión se puede ejercer sin pisotear los derechos de los demás». Ocurre con la libertad de expresión que negarla o ponerla límites se vuelve en contra, porque los malos y perversos tienden a considerar “insulto” el bien. No sé cómo se ha llegado a juicio. Sólo lo puede entender para que tú, pozo de mierda, hayas tenido tus diez minutos de mierda. Para que hayas podido tener la ocurrencia, tú que das penas, tú que no estás en tu sano juicio, que «no tenía intención ni deseo de ofender ni a los católicos ni a los musulmanes, ni a los seguidores de la secta del monstruo del espagueti volador». Tócate los huevos”.
Mejor que no lo digas delante mí, porque a lo mejor se me escapa alguna y me lleno de mierda.
Eso sí, eres un zafio y un degenerado, que ya has tenido tus diez minutos de mierda y ojalá te hundas en el ostracismo más atroz, que te vayas a la pocilga más asquerosa y allí te regodees en tus vómitos.
Para que lo que no tienes cojones, lacayo de la tiranía cubana, es irte a Cuba y cagarte en las cenizas de Fidel y en la momia del Ché, o en el triste semblante de Raúl o en Miguel Mario Díaz-Canel o en el partido comunista cubano, porque allí no hay libertad de expresión y por menos que eso te fusilan o te mandan al Gulag caribeño, a las celdas Ho Chi Minh, en las que te despiertan cada dos horas, hasta que te vuelven loco, aunque ahí vas adelantado. Tú no eres un hombre de la libertad, y menos de la expresión, sino de la esclavitud. Tú no concedes a los demás la libertad de expresión de la que gozas. Tú defiendes a los carceleros y a los verdugos y los pones como modelo. Eres un impostor y un hipócrita.