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Carta a Joaquín Vila, director de la mierda de El Imparcial invertebrado que vive de la caridad del Ibex

Redacción




Enrique de Diego.

¡Vaya, Joaquín, haces un digital que es una mierda, una cochambre, puro oficialismo, mera agencia, que nadie lee ni cita! Joaquín Vila, esfuérzate, saca las dos neuronas que te quedan después de tanta borrachera y tanto coma etílico, sal del delirium tremens, y haz algo que no sabes, periodismo. La m con la a, ma. No hay en tu historial ni un buen reportaje, ni una mala entrevista, ni un pasable artículo, ni mucho menos una exclusiva, placer en el que estás virgen, ni una primicia ni nada. Esto te pasa por ir ascendiendo por la vagina arrugada de su bajeza de España, la inefable frígida Catalina Luca de Tena, Cata para los amigos, siempre vestida de hortera de bolera mandarín chino. Has quedado para chico de los recados del prostituto Luis María Ansón, que coños de Anson, basta ya de coñas marineras y de balandronadas de Juan Balansó, que en paz descanse. Que es lo que llevas haciendo toda tu vida, mal que bien, con tu cara de amargado con viruelas.

Pero en que asquerosidad ha degenerado un diario que tuvo a Ortega y Gasset, con sus luces y sus sombras, con La rebelión de las masas y el muy deficiente España invertebrada, ¡cómo degeneran las sagas! De Don José Ortega y Gasset a José Varela Ortega hay un pozo de sabiduría y de vileza, para emponzoñar el insigne nombre del abuelo, y de paso el de Gregorio Marañón, por una subvenciones, más cornás da el hambre, caer en manos de los Ansones, a tanto la página, a tanto la foto, pero pagar por El Imparcial, que vive de la caridad del Ibex, es pagar gustos y ganas, periodismo adocenado, sin nervio, sin chicha ni limoná.

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Catalina Luca de Tena. /Foto: lavozdigital.es.

Aún te recuerdo maltratando por costumbre a esa nulidad de José Antonio Vera Gil, que ahora se anda comiéndose los mocos, hipocondriaco donde los haya, arrastrándose sobre su vientre tumefacto, el Vera Gil que tuvo la desfachatez de enseñarme como a la edición de Alicante se le ninguneaban las páginas, y aún así más que dobló las ventas, ya cerrada por vuestra incompetencia y con la ayuda de Blas Gómez Cuartero, alias Blas de Peñas, bicho manchego, garbancero, siempre moviendo el culo, ahora hablando solo y demenciado, después de su patética pasión rumana, que esperaba el muy baboso a que se la hubieran trajinado los clientes, numerosos, a lo que se ve. Pobre Vera Gil, tampoco ha hecho nada, una vida perdida en la inmundicia.

Y cuando diste la orden de que no se me dejara publicar nada. ¡En la sección de opinión, donde no se firma, que no publicara nada, pedazo de mediocre que no has dado en tu vida más que para gigolo! O ponerme un detective, que ya hay que ser ruin. A ti, no hacía falta, en los peores garitos, en los mejores lupanares, compaginándolos con la tonta con título de Cata, bajo la complicidad del celestinato del alucinado Tomás Cuesta, que da pena, y de Ignacio Ruiz Quintano, dos eternas jóvenes promesas de escritores sin libro.

En el fondo, Joaquín Vila, la nulidad etílica, y Catalina Luca de Tena, su bajeza de España, hacías buena pareja, ambos pertenecéis a un mismo orden moral, o más bien amoral. Sois gentuza de la peor calaña.