Enrique de Diego.
Trato de ser condescendiente y comprensivo contigo. Sé que te duelen los muertos como al que más, y que sientes el sufrimiento de los afectados por el coronavirus y que no pretendes dar un golpe de Estado, porque eres un demócrata. Eres un representante de la peste de políticos profesionales, maestro en el postureo y el márketing. Como todos. No quiero ni imaginarme como hubiera afrontado la crisis Pablo Casado.
Reaccioniste tarde, atrapado en tu ideología vacua, y no cerraste las fronteras, como te pedimos nosotros el 2 de febrero; ante lo desconocido no debía haber entrado nadie procedente de China ni de Italia. Pero cómo las ibas a cerrar tú que las tienes abiertas de par en par. Les tenías que haber dicho a las irresponsables feministas que una cosa es ser feminista y otra ser suicida. Pero cómo le ibas a privar tú del baño de masas a Irene Montero, Carmen Calvo, «les va en ello la vida», Carmen Darias, Isabel Celáa y Fernando Grande-Marlaska de hacer el idiota, con lo de «soy feminista, soy socialista» y demás memeces. Cómo ibas a dejar a Begoña Gómez de sus diez minutos de gloria y esparcimiento, haciendo la besuga. Lo has pagado bien: tu esposa y tu madre, Magdalena Pérez-Castejón, y tu suegro infectados. Espero que mejoren. No fabricamos ni mascarillas, dependemos de China para lo más básico, que son los chinos unos estafadores y unos chapuzas. De todo esto, de tu ineptitud para prever y tomar decisiones tendrás que responder ante la Justicia, que van ya o está en preparación una veintena de demandas, y habrá un juez consciente y corajudo que te pedirá explicaciones de tanto personal sanitario infectado.
Te has revestido del mito de la ciencia, todo lo haces como dicen los expertos, que espero que valgan más que ese enterrador estomagante de Fernando Simón. Ahora entiendo que no siguiera el modelo de Corea del Sur, basado en tecnología y tests rápidos, y hayas optado por el modelo chino, como si fuéramos una dictadura; porque no te habías aprovisionado de nada, de lo más básico y Salvador Illa va dando palos de ciego. No hay test. Y mantienes a toda la población confinada y ya estamos hartos, más que hartos; a la España rural igual que a la urbana; en la ciudad en la que vivo ha habido dos muertes por COVID-19 y con ese dato, nos privas de la libre circulación y hundes las empresas y los autónomos. No te creas lo que dicen las televisiones, propagan estricta bien pagada, hay una disociación completa entre las televisiones, todo el día con aplausos y gestos solidarios, y las redes sociales, todo el mundo hasta más arriba de la coronilla y preocupados por su trabajo y su economía. Lo has hecho todo mal, no les permites tomar el sol para que sus rayos ultravioleta fijen la vitamina D. Y pretendes hacerlo peor, manteniendo a una sociedad lanar y pastueña en el confinamiento hasta el 9 de mayo, inclusive. ¡Qué envidia los norteamericanos que han roto el confinamiento en tres estados en defensa de su libertad! Aisla las residencias de ancianos y ya está.
Pero dices que estás librando una guerra, sin bombas, y eres tan incapaz y tan estulto que no te das cuenta que ya la has perdido. Eres un Winston Churchill de opereta, una parodia de Winston Churchill, sangre, sudor y mierda, con llamadas angustiosas a la unidad en el suicidio colectivo que estás perpetrando y quieres consumar. Ya te ha dicho el FMI que la caída del PIB será del 8%, el paro subirá al 20,8% y la deuda escalará al 113%. Son previsiones optimistas, porque la caída del PIB puede ser del 15%. En todo caso, son cifras de posguerra o que nos retrotraen a la pérdida de Cuba, pero sin disparar un tiro ni sacar los barcos de la bahía. ¿Te lo imaginas? Aquí se va liar gorda. La renta mínima es una buena idea, no dejar atrás a nadie, pero estás lleno de retórica y te crees tus propios discursos vacuos. Pero, entre gente con renta mínima, parados, pensionistas y funcionarios, amén de tus propagandistas de los medios, mientras cae la recaudación, vas hacia la quiebra del Estado, y no vas a poder mantener el sueldo a los funcionarios, ni sus prebendas a los liberados sindicales, ni tanto gasto superfluo, empezando por las subvenciones a los partidos. No vas a poder cumplir tus promesas, ni las de la Yoli. Aquí, ya digo, se va a liar gorda, va a haber desórdenes en las calles y saqueos, y cada día que pasemos confinados porque a ti te da la gana más gorda se va a liar, cuando la gente sea consciente de que ha perdido la guerra sin haberla dado. Pobre España.