Editorial.
Ciudadanos está muerto, ningún sentido tiene resucitarlo, es un esfuerzo estéril, se lo ha ganado a pulso su óbito, él tan firme partidario de la eutanasia. En nuestra opinión, resta. Debe dejárselo morir. Nos parece un fiasco total Inés Arrimadas, ofreciéndole a Pedro Sánchez diputados que no son suyos. Es la última fantasmada de un partido que no merece sobrevivir y al que un PP en pleno delirium tremens y falta de capacidad de liderazgo se empeña en hacerle la respiración boca a boca. La última, es repartirse con el PSOE, las presidencias de las Comisiones del Congreso, estableciendo un cordón sanitario respecto a Vox.
Todos los errores de Albert Rivera son también de Inés Arrimadas, sobre todo un programa nefasto con el que España no puede sobrevivir, mero remedo del zapaterismo virulento. Un programa de izquierdas. En todas partes está cayendo, y no ha hecho más que empezar. Ha perdido todas las oportunidades. Es un partido hecho la medida de Albert Rivera. Desaparecido él, está de más.
En Cataluña, de donde nunca debió salir, si no recibe ningún balón de oxígeno, irá a la extinción. No va a sacar entre 14 y 16 diputados, la mitad de los que sacó y desaprovechó con su abandonismo. El voto constitucionalista y patriótico no va a concentrarse en Ciudadanos esta vez. El compromiso del PSC-PSOE de no hacer presidente a ningún independentista lo valoramos en su justa medida. Vox, al que dan las encuestas ya 7 diputados, y siempre le dan menos de los que obtiene, puede concentrar ese voto. Tiene las ideas claras y representaría un escándalo para el sistema progre y secesionista que fuera la opción más votada del constitucionalismo.
Nos parece una engañifa y una pérdida de tiempo cualquier operación de España Suma, para salvar a Ciudadanos, o similar.