Enrique de Diego.
Toca darte la enhorabuena, Hermann, pues vas a las elecciones europeas en un puesto de salida dentro de la candidatura de Vox. “Acepto como un honor ser candidato de Vox al Parlamento Europeo”. Y aceptas, bribón, el pingüe sueldo, libre de impuestos, y el fondo de pensiones en el paraíso fiscal de Luxemburgo y las dietas. Un auténtico pelotazo, Hermann, ahora que estás acabado y más quemado que la moto de un hippie.
Añades lo de la preocupación por la unidad de España y la Europa en cambios. Todo muy edificante. Déjate de rollos macabeos, Hermann, que siempre has sido un jeta y un oportunista y siempre has estado al sol que más calienta. Cuando calentaba el comunismo fuiste comunista; cuando calentaba el grupo Prisa, fuiste subdirector de El País y jefe de opinión y apoyabas el aborto y la agenda globalista; aunque la que más te calentó fue Esperanza Aguirre Gil de Biedma y de las mercedes, con la que te lo llevaste calentito.
Habéis montado una guerra civil dentro de la derecha, pues básicamente Vox es una escisión del PP, que Abascal vaticina que tras el 28 M se disolverá como un azucarillo y tendrá una consunción con la UCD. Fenomenal. Ojalá, los peperos no han hecho otra cosa que dedicarse a la corrupción irrestricta y a la satelización zapateril. Todo el mal que les venga se lo tienen merecido. Pero evítanos las proclamas heroicas atimpladas y las arengas de pastaflora y los decorados de cartón piedra, porque tú, Hermann, estabas con ellos hociqueando, llenándote la faltriquera y empinando el codo en la noche madrileña con el dinero del contribuyente. Allí estabas tú, Hermann, encantado de haberte conocido, cantando las bondades peperas y adulando a Ignacio González y Francisco Granados, como estaba Santiago Abascal de director de la Fundación para el Mecenazgo y Patrocinio Social, fundación con un único trabajador además del propio Santiago Abascal y sin actividad conocida durante su mandato, que en 2013 recibió de la Comunidad de Madrid una subvención de 183.600 euros de los cuales destinó 82.491 al sueldo de Santiago Abascal.
Leches, Hermann, que cuando unos pocos criticábamos las autonomías y sus despilfarros y los chiringuitos y las televisiones autonómicas, y el peligro de todo ello para el empobrecimiento de la sociedad y para la unidad de España, tú te llevabas los churros calentitos de Telemadrid. Por hablar 2 minutos en el Diario de la Noche te embolsabas 543,75 euros. Vamos, casi como una estrella del fútbol. Por participar en el debate Kilómetro 0, 686,40 euros por programa. Y por ir a Alto y Claro, 326,04. Así que, llevado en taxi y comiendo a dos carrillos del catering y poniéndote guarro de bebidas espirituosas, te calzabas 12.000 euros al mes, por esputar bravuconadas al servicio del sistema, cara dura, jeta. De forma, que del chiringuito de Telemadrid, que ahora, cuando no te paga, estás a favor de que se cierre, te calzaste 1.005.000 euros. Algo más de un milloncete de euros del contribuyente sin decir nada, lameculos, contra las autonomías ni los chiringuitos, sino defendiéndolos a capa y espada. Hermann, el chiringuito eres tú.
No es descartable, desde luego, que el PP, tras ese ocaso de Mariano Rajoy, desparezca como la UCD, pero para ello nos ha costado buenos dineros para que os mantuviera a todos Esperanza Aguirre, que ha sido para los de Génova peor que un nublado, que un pedrisco y que el diluvio universal juntos. ¡Qué personaje más destructivo!
Colocaos, pero evitarnos, por favor, las ínfulas heroicas y dejar de mancillar la memoria de nuestros héroes. Hermann, deja el honor a un lado y céntrate en la pasta, que es de lo que se trata. Lo tuyo, Hermann, no es de Pelayo, ni de Blas de Lezo, es simplemente de Woody Allen: Toma el dinero y corre, que es lo que has hecho toda tu vida.