AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños


El travestismo ultra

Redacción




Luis Bru.

El sistema usa tres estrategias escalonadas contra sus enemigos: 1) conjura de silencio; 2) ridiculización; 3) criminalización y judicialización. Sólo en dos casos ha pasado a la eliminación física: Pim Fortuyn, el político holandés asesinado el 6 de mayo de 2002 por un militante ultraizquierdista y Jórg Haider, muerto el 11 de octubre de 2008, en un accidente de tráfico absurdo, en su Carintia natal, Austria.

Es obvio que con 52 diputados y 3.640.063 votos a Vox la conjura de silencio tenazmente mantenida durante años no ha tenido éxito. Lo expresó Jordi Évole en su mano a mano con Carlos Herrera: no sabemos como combatir a Vox, si mantenerlos en silencio o informar de lo qué son. El pueblo se equivoca cuando no sigue los dictados de estos ignorantes ilustrados. Ya se sabe, como en Inglaterra, el Brexit debe repetirse hasta que Gordon Brown arrasa. No hemos sabido dar con la estrategia informativa, nos dice la tiranía progre, en otro caso tanta gente no podría confundirse y equivocarse. El sistema ciertamente está desconcertado. Por una parte, ha acuñado el término ultraderecha, pero éste actúa con un efecto boomerang; de repente, la ultraderecha viste, tiene el tono de rebeldía, es claramente antisistema, concretamente frente al conglomerado mediático progre, sostenido y mantenido por capitalista de derechas. Sobre todo, cuando el sentido común es torpemente diabolizado como de extrema derecha.

Vox ha respondido con una estrategia hostil reactiva a la hostilidad de los medios, que le está dando réditos, lo que indica el hartazgo a la tv única y maniquea. Ha decidido plantar cara y ha señalado a quienes tienen encomendada la estrategia de la ridiculización. El sistema no ha respondido con el silencio, porque ya no resulta, sino con la curiosa estrategia del travestismo ultra: presuntos humoristas se travisten de ultras y utilizan su discurso para desprestigiarlo. No se qué esperan conseguir, la verdad.

NO TE LO PIERDAS:   Pilar Eyre: de la resurrección de Jesús Gil al estulto misterio de las ensaimadas

Antonio Castelo, en Todo es mentira, es el encargado del engendro. Cada vez con más frecuencia, imposta la voz y habla como el abuelo porreta de Vox. Otras veces recupera «El parte». Trata de identificar mediante la reiteración machacona al votante de Vox con el franquismo y la ancianidad. Resulta patético, aunque el público le premie con risotadas enlatadas. Un cliché manido que no resulta eficaz.

Peor están las cosas peor en El Intermedio, el otro programa de humor negro, dedicado a zaherir a la derecha. Manuel Burque, un clásico de estas mascaradas, se traviste de entrevistador de Vox y le pone en bandeja al entrevistado de turno machacar sus argumentos. Como Gonzalo Fanjul que dice preferir «la tubercolosis a las enfermedades que trae a la sociedad Vox», pobre argumentario para defender la irresponsable actitud del Gobierno que no toma medidas sanitarias respecto a los irregulares, ni les cuida con una sensata cuarentena, de modo que el personal que les atiende se queja de que están desprotegidos ante la sarna y otras enfermedades, fruto de la falta de higiene o a auténticas pandemias, como la tubercolosis. Se necesita más bagaje cultural y más información para una crítica certera, que no pasa por el maniqueísmo.

El travestismo ultra es estrategia tosca que tiene, como las mentiras a las que se parece como dos gotas de agua, las patas cortas.