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Pilar Eyre: de la resurrección de Jesús Gil al estulto misterio de las ensaimadas

Redacción




Pilar Eyre. /Foto: vanitatis.elconfidencial.com.

Enrique de Diego.

Pilar Eyre tiene menos credibilidad que botox en la cara. Lo cual no es decir nada, porque tiene mucho en su piel acartonada. Pilar tiende a no contrastar los datos y a tirarse a la piscina vacía con cierta soltura irreflexiva. Parece haber sentado cátedra de periodista orgánica de Pedro J; dos momias mediáticas, que se desvanecen en el crepúsculo, braceando inútilmente para mantener la posición.

Muerto Jesús Gil, Pilar Eyre lo resucitó y lo situó en Sudamérica, que es muy grande. En reciente ocasión, en la que le recordaron tal metedura de pata hasta el corbejón, salió al quite Lydia Lozano diciendo que sólo tardó dos días en rectificar. Desde luego, rectificar es de sabios, Pero lo de Pilar Eyre resucitando a Jesús Gil porque ella lo vale y Lydia Lozano devolviendo a la vida a la hija de Romina Power y Al Bano es de abandonar la profesión periodística para los restos.

Pilar Eyre, que inventa más que Thomas Alba Edison, ahora se ha sacado del horno de su imaginación que el 29 de octubre de 2.016, cuando el crepuscular Pedro J llevó el desayuno a la cama de Ágatha Ruiz de la Prada, el condumio mañanero consistió en unas calentitas ensaimadas. De ahí la fabuladora Eyre elucubra que Ramírez ya vivía con su amante. Y ante la suposición de esta Mr. Marple de pacotilla, ella afirma que, al otro lado del teléfono, Ramírez se ríe, aunque no está para muchos jolgorios con el desastre que tiene en la redacción de su digital que se cae a chorros y donde la gente que se va se alegra de salir de «las fauces del león y de las hienas». ¿Quiénes son las hienas?

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Las ensaimadas del 29 de octubre nunca existieron. Con anterioridad a la enésima chaladura de Pilar Eyre, que confunde la ficción con la realidad, y no contrasta, indiqué en mi libro «El triunfo de Ágatha Ruiz de la Prada» (a la venta sólo en Amazon) que ese desayuno consistió en el habitual de los últimos treinta años de la diseñadora: café con leche y tostada con aceite. Desayuno muy sano y mediterráneo.

Estulto misterio éste de las ensaimadas de Pilar Eyre. La única vez que las ensaimadas han tenido relevancia en la vida de Ágatha fue cuando recibió en el interior de una, enviada por persona anónima, el vídeo de la «lluvia de oro» de Pedro J Ramìrez con la guineana Exuperancia Rapú.