Miguel Sempere.
La revolución de octubre no tendrá lugar. Octubre de 1917 no se repetirá. El Aurora no dispara sobre el Palacio de Invierno. Los marineros del Báltico no podrán cerrar la Duma. El Izvestia-El País no escribirá que «todo el poder en la república rusa pertenece a los soviets y las instituciones soviéticas». La profecía de Federico Jiménez Losantos no se cumplirá. Pedro Sánchez no es Kerensky, es un presidente del Gobierno legítimo de un pésimo sistema parlamentario y un peor sistema electoral que da un Parlamento de 22 formaciones políticas.
Losantos tiene el lígero problema de haber perdido el sentido de la realidad, y estar como un cencerro, anclado en el tiempo. «Este es un gobierno comunista», dice Losantos y se queda tan ancho. Parece un humorista barato, sin gracia. Pedro Sánchez ha colocado a los comunistas en ministerios «sociales» y sin excesivo presupuesto. Pregunten en Cuba que llevan sesenta años en el poder y no lo han soltado. Pregunten en China, donde tomaron el poder en 1949″. Hasta Putín es un comunista para el bufón de Orihuela del Tremedal.
«El comunismo ha llegado porque había un imbécil de clase media…No, eso aquí no puede pasar. En la Rusia de los zares. Aquí en China, el imperio del centro. Aquí en Cuba, a sesenta kilómetros de Estados Unidos. En Venezuela, en Corea, medio África.»
Un Gobierno de tecnócratas con un ortodoxo como José Luis Escrivá, como ministro de Seguridad Social, con el morlaco de las Pensiones. Y los comunistas encantados de que Pedro Sánchez les coloque en ministerios com mucho don y poco din, con Pablo Iglesias emparedado entre tres vicepresidencias, con Irene Montero de ministra de Igualdad, pasando de realquilado en casa de mamá al casoplón de Galapagar pudiendo pagar la hipoteca y Alberto Garzón, el amante de la revolución cubana, que va a regular la publicidad de la casa de apuestas y que no se ha visto en otra, pudiendo viajar a Nueva Zelanda en primera y lo propio en el AVE.
Ya están mal las cosas, para exagerar, Losantos. «Es el gobierno de Pablo Iglesias, el pablenín de Galapagar», pues va a ser que no, fantoche.