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Losantos no tiene sustituta o el bajonazo de Jesús Cacho afeándole sus largas vacaciones

Redacción




Luis Bru-

¡Vaya bajonazo que le ha pegado Jesús Cacho, editor de Voz Populi, a Federico Jiménez Losantos! La pregunta Rosana Laviada qué tal ha llegado, y responde el maestro, con una media sonrisa altamente significativa, preguntándose «¿quién trabaja en este país?». Y se responde pues la pregunta es retórica: «Trabaja poca gente. La gente se toma demasiadas vacaciones». La sonrisa se torna amplia: Federico Jiménez Losantos, obviamente, se ha tomado vacaciones, largas, como siempre, en un momento delicado, decisivo de la vida nacional,en vísperas de la investidura con los separatistas.

El sentido patriótico de Losantos ha de ser puesto en entredicho. Nunca está cuando se le necesita. Hemos visto a Eduardo Inda en La Sexta Noche resumir el devenir de la nación: «Menos España y más crisis». Dando la batalla, al pie del cañón. Federico, no. Nunca perdona unas buenas vacaciones y son las suyas muy largas, excesivas. Ultimadas están las negociaciones del PSOE con Esquerra Republicana de Cataluña, la Abogacía del Estado claudicante y entregada, la posibilidad de cesiones irreversibles para la nación, pero Losantos está de vacaciones.

Y lo peor es que no tiene sustituta. Si algún día falta, la empresa se viene abajo con estrépito. Rosana Laviada, como Isabel González, es de las chicas que estaban con Federico en COPE y que lo siguieron a Es.Radio porque no tenían otra salida seguramente. Ha pasado mucha agua bajo los puentes. La puso a dirigir el noticiario del mediodía con Dieter Brandau hasta que desapareció.

Como a Isabel la fue acomodando en puestos distintos.  No lo hace mal, pero vamos… Es una mediocridad cultiparlante. Es persona de confianza, pero fuera de la sombra de Federico Jiménez Losantos no sé qué sería de ella. Y de independencia, dudosa o cero patatero. Está casada con un chico que se enchufó en la política en el PP y que se llamaba Julio. Llegó a concejal e incluso a alcalde, por los buenos o malos oficios de Federico, que en eso del presunto tráfico de influencias es un crack, y si no que le pregunten a su esposa, docente en la Comunidad de Madrid por obra y gracia de Esperanza Aguirre Gil de Biedma y de las Mercedes. ¡Liberales! Siempre viviendo de lo público y haciendo marranadas.