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El drama de Yemen: Más de 22 millones de personas necesitan ayuda humanitaria

Redacción




El 22 de mayo de 1990, los yemeníes salieron a la calle para festejar la proclamación de la República de Yemen. Tras varios siglos de separación, guerras internas e inestabilidad, el norte y el sur del país se reunificaban y parecía que, por fin, se encaminaban hacia un escenario de paz y democracia. No fue así. La constitución del nuevo estado unificado comenzó con problemas desde el inicio. Cuatro años después, el Norte y el Sur se enfrentaron en una primera guerra civil en Yemen que dejó más de 20.000 muertos entre civiles y militares. 

Una guerra que nunca termina y una paz que nunca llega

A pesar del apoyo recibido por el Sur por parte de Arabia Saudí, temeroso de que la nueva república unificada pudiera poner en discusión el liderazgo de Ryad en la región, el Norte se impuso en la contienda. Sin embargo, la victoria no traería la paz y, a partir de ese momento, el Sur del país se convirtió en un infierno. Además de la destrucción de sus principales infraestructuras y actividades económicas, numerosas guerrillas proliferaron por toda la región y comenzó una guerra de baja intensidad.

En 2014, el presidente de la República de Yemen, Abd Rabbuh Mansur al-Hadi sufrió un golpe de Estado por parte de las milicias hutíes, favorables a Irán, y las fuerzas militares leales al ex-presidente Alí Abdalá Salé. Los separatistas del sur salieron en apoyo de Mansur al-Hadi y tomaron Saná, la capital del Norte y del Yemen unificado, a principios de 2015. En marzo de ese año, los rebeldes lograron cercar la ciudad de Adén, la capital del antiguo Yemen del Sur, hasta que fueron expulsadas tras una gran operación militar sustentada por el apoyo de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. Por si fuera poco, los guerrilleros de Al Qaeda y el Daesh hicieron acto de presencia en el país, haciéndose con algunas regiones del interior y del litoral del país. 

Una terrible crisis humanitaria

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Todo ello ha convertido a Yemen en uno de los países más pobres del planeta y su población, además de los estragos propios de la guerra, sufre una terrible crisis humanitaria. La casi total falta de medicamentos, equipos y personal médico, alimentos e infraestructuras básicas ha provocado que Yemen sufra una de las tasas de mortalidad más elevadas del mundo. En estos momentos y según afirman desde diferentes organismos internacionales, cada dos horas muere una madre y seis bebés. En los cuatro últimos años, han muerto más de 85.000 niños por hambre y enfermedades.

Esta dramática situación se ha visto todavía más agravada por la irrupción del cólera que ha pasado de ser una epidemia a convertirse en una pandemia. En los cuatro primeros meses de 2019, se han registrado más de 10.000 casos de cólera en el país.

Por ello, es esencial la ayuda humanitaria. Una de las organizaciones que se encuentra trabajando en el terreno es ACNUR. A pesar del importante despliegue humano y de medios realizado en Yemen, es necesaria la colaboración en forma de donación para poder comprar y trasladar a la región el material necesario.

Más de 2 millones de yemeníes dependen de la ayuda urgente

Según ACNUR, más de 22 millones de yemeníes precisan ayuda humanitaria y 2 millones de ellos de una forma urgente, de los cuales otro millón se encuentra desplazado de sus hogares y depende por completo de la colaboración internacional. 

En concreto, la citada organización explica que es vital contar con material de protección, albergue y artículos no alimentarios para poder ayudar a los desplazados y personas más vulnerables. ACNUR se encuentra operando en 20 provincias afectadas por el conflicto de Yemen donde ofrece, principalmente, albergues de emergencia, colchones, mantas, baldes de agua y juegos de cocina. 

Además, la organización también está trabajando en las zonas más damnificadas por los efectos de la guerra liderando sus procesos de reconstrucción. ACNUR ofrece a los yemeníes kits de construcción que ayudan a reconstruir y reparar sus hogares y se encuentra remodelando edificios públicos que permitan acoger a las miles de personas desplazadas.