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Como si alguien estuviera vaciando la caja de Libertad Digital

Redacción




Enrique de Diego.

Tengo para mí que César Vidal hubiera descontado y se hubiera llamado a andana ante las mamarrachadas cretinas de Dieter Brandau y Javier Somalo si la gestión hubiera sido sensata y eficaz para hacer viable el proyecto de Libertad Digital SA, que es en el que cree, el único, y por el que apostó de manera heroica y en el que se ha dejado la salud más allá del deber.

Losantos ha conseguido hacer de Libertad Digital SA algo menos que una empresa, un chiringuito. Cuesta mucho mantener al dicharachero Losantos. Se precisan continuas ampliaciones de capital para obtener liquidez con la que tapar los numerosos agujeros y algunos indicios apuntan a como si alguien estuviera vaciando la caja.

Luis Bárcenas y su esposa Rosalía iglesias.

Por de pronto, César Vidal, que es miembro del Consejo de Administración, funciona casi a ciegas. Le faltan datos que parece imposible que no puedan estar al alcance de quien se sienta en el Consejo. Por supuesto, no sabe que en la primera ampliación de capitales se han hecho gestiones fructíferas que han conducido a la entrada en el capital social de miembros del PP, del entorno de Luis Bárcenas, con dinero de la caja B de ese partido. En ese momento, cuando el cambalache con Bárcenas, César Vidal no era miembro del Consejo de Administración. Compró más acciones porque Losantos le insistió encomiando que era una magnífica inversión.

Todo sugiere opacidad y mangoneo y eso puede explicar la extraña dependencia que Losantos mantiene respecto a Javier Somalo, director general de la empresa, como si compartieran oscuros e inconfesables secretos, como si fuera mitad empleado mitad presunto testaferro. Esa idea de que Losantos teme que se descubra algo estará siendo cada vez más presente en el ánimo de César Vidal como una intuición dominante.

Javier Somalo. /Foto: neuronaliberal.wordpress.com.

La Junta General de Accionistas de Libertad Digital es como una caja resonante de adhesión inquebrantable al gurú. Todo es mentira. Cada nueva ampliación de capitales se justifica con que se van a afrontar nuevos proyectos que nunca se materializan, porque no existen, y señalando peligros que ponen en riesgo la independencia de Federico; él que ama tanto la dependencia de lo público como buen liberal egipcio. Es todo una engañifa. El Consejo de Administración es un flatus vocis. Todo se maquina entre Losantos y Somalo y la ambientación general, y los datos contables, suenan a presunta administración desleal. Javier Somalo, director general, lleva tiempo encerrándose en el despacho sin tener relación con el personal de una empresa a la deriva.

Las responsabilidades penales, de haberlas, corresponderían a todos los miembros del Consejo de Administración. Se trata de un grupo humano completamente afín a Losantos: Luis Herrero Tejedor Algar, Dieter Brandau Hevia, Emilia Landaluce Galbán, Análisis y Estudios Inmobiliarios SL, Javier Somalo Martín, Edificios Galem SL Representante: Arturo Alemán Gasco. Y el secretario: Luis Rodríguez Madrid. Análisis y Estudios Inmobiliarios SL tiene como accionista a Miguel Rosa Morán. Se encuentra en concurso de acreedores; el administrador concursal es José María Lamo de Espinosa y Michels de Champourcin. Edificios Galem SL es una empresa familiar en la que figuran como administradoras María Amparo Gasco Jiménez e Isabel Gasco López, con Arturo Gasco Alemán como apoderado.

Ya no figura en Libertad Digital la inversión de Francisco Hernando, el Pocero, obtenida mediante la intermediación de Eduardo Zaplana, hoy en prisión preventiva en la cárcel de Picassent. El Pocero parece haberse desprendido de sus acciones, como también Mauricio Toledano, hijo del que fuera presidente de la Federación de Comunidades Judías de España, quien tuvo un puesto en el Consejo de Administración.

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La contabilidad de Libertad Digital SA y su pretendido holding es una maraña de lo que directivos, asesores de empresas y contables que han analizado los datos definen coloquialmente como “tejemanejes contables” y que hacen depender a Libertad Digital SA de las otras empresas del Grupo, de menor dimensión y peor situación: Cronos Producciones Multimedia SL (con 8 empleados), Libertad Digital Publicidad y Marketing SL (2 empleados), Libertad Digital TV (1 empleado). Esos “tejemanejes contables” son la capitalización de deuda entre unas y otras empresas, la cruzada compra de acciones y participaciones y los préstamos entre las diversas empresas.

Libertad Digital SA tiene inversiones a largo plazo –ha comprado participaciones de las otras empresas- de 3.351.937,86 euros y a corto plazo en las otras empresas del Grupo de 237.528,89. Al tiempo tiene deudas a largo plazo de 1.494.201,61 y a corto plazo de 602.026,61.

Esta práctica, legal, es general en las empresas del Grupo que constituyen a tenor de nuestros asesores “un castillo de naipes” que “plantean dudas sobre la cuenta de resultados de Libertad Digital SA”.

Libertad Digital TV, que ahora mismo sólo es la arrendataria de la licencia de TDT, tiene también un alto nivel de inversiones en empresas del Grupo. A largo plazo: 1.613.764,3 y a corto plazo: 1.170.473,08. También tiene deudas sólo a largo plazo: 1.209.574,51.

Libertad Digital Publicidad y Marketing SL tiene inversiones a largo plazo por valor de 1.288.477,66 y deudas a largo plazo por 287.520,33 y a corto de 506.006,98.

Cronos Producciones Multimedia SL tiene inversiones a largo plazo en empresas del Grupo por valor de 196.840,64 euros y a corto plazo, por 674.331,41. También tiene contraídas deudas con las otras empresas por 33.756,53 euros a largo plazo y 443.651,96 a corto.

De esta manera, con esta maraña, Libertad Digital SA puede estar ocultando un agujero mucho mayor del que reconoce. Puede entenderse, fácilmente, que si te debes a ti mismo la tentación es no pagarte. Parece altamente posible que Libertad Digital puede estar maquillando sus balances escondiendo pérdidas mediante préstamos e inversiones en empresas del Grupo que en realidad a penar tienen actividad. Quienes se han introducido en estos tejemanejes contables han sucumbido con frecuencia a la tentación de quedarse con el dinero de la empresa de paso que se oculta a los accionistas las pérdidas.  Daría sensación de que no hay pérdidas cuando las hay y además vas desvalijando la caja sin que se note porque nadie se percata o/y los que se percatan están también en la operación.

Pero donde saltan ya todas las alarmas y no hay forma de que callen es en la subcontratación. Libertad Digital SA subcontrata por 4,5 millones de euros, una cifra no muy distante del gasto en personal que se sitúa en 5,3 millones de euros. ¿Qué subcontrata Libertad Digital SA, con una radio y un digital? Seguro que para César Vidal es un misterio digno de figurar entre los enigmas metafísicos de las grandes religiones. Apesta a manera de vaciar la caja.  ¿Entre esas subcontrataciones está la empresa de Javier Somalo, Raad International SA, de la que es administrador único, o algún chanchullo de Federico Jiménez Losantos al estilo de Julio Ariza?  Quizá, pero no se sabe a ciencia cierta. De todo esto, quizás quien puede contar mucho es Fernando Díaz Villanueva, quien, por ejemplo, sabe que algunos utilizaban los equipos de TV para alquilarlos por su cuenta y que ese dinero no pasaba a Libertad Digital. Vete a saber quién estaba en todo eso pero se apuntaba a un informático del que algunos sospechaban que robaba, pero que, sin embargo, fue respaldado por Federico.

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Losantos podría desfalcar la empresa si quisiera, nadie le pediría explicaciones, no hay contrapoderes, los órganos de gobierno no funcionan, son ficticios. Hemos de suponer que es honrado. En cuanto a Javier Somalo, o es más tonto que Abundio que se echó una carrera solo y llegó el segundo o es un simple inútil. Como quien no quiere la cosa, Libertad Digital ha perdido dinero cada vez que Federico Jiménez Losantos salía por provincias. ¡Para eso mejor quedarse en casa! Ante tan absurdo resultado –son viajes patrocinados para hacer caja- la explicación maliciosa que ha corrido por los pasillos de Libertad Digital es que se debe a que Javier Somalo cobraba cantidades a través de su sociedad en esos casos. Nadie lo ha preguntado ni indagado ni en la Junta General de Accionistas ni en el Consejo de Administración. No es posible, porque si lo fuera, sería el colmo.

Mahatma Gandhi, un político ciertamente excéntrico, uno de cuyos libros favoritos era El estreñimiento y nuestra civilización, lo releía continuamente, y cuya primera pregunta por las mañanas a las mujeres que lo atendían en el ashram –pueblo sagrado- era “Hermanas, ¿esta mañana han tenido un buen movimiento intestinal?”, planteaba algunas teorías, sobre el textil, por ejemplo, que hubieran llevado al hambre a toda la India. De hecho, el ashram con los “sencillos” gustos del maestro e innumerables “secretarias” y doncellas, dependía de las elevadas donaciones de tres importantes comerciantes. Como observó un miembro de su círculo: “Se necesita mucho dinero para mantener pobre a Gandhi”. También se precisa mucho dinero para mantener liberal y capitalista a Losantos. En la anterior ampliación de capitales esperaba recoger 3.228.050 euros, pero sólo recaudó 432.670 euros. En los ejercicios 2016 y 2017, Libertad Digital perdió más de 1 millón de euros. El 6 de septiembre de 2018 lanzó la enésima ampliación de capitales, por 1.507.550 euros, esta vez restringida a los accionistas actuales. Lo cual significa que Losantos tendría que empezar a autofinanciarse y a poner en juego su patrimonio. En otro caso, se podría ver con problemas de todo tipo, sin descartar, de principio, los penales.

César Vidal, en el estudio de Es.Radio. /Foto: periodistadigital.com.

Se veía venir y a pesar del ocultismo –“déjalo, tú eres de letras”- César Vidal lo vio. Lo verdaderamente extraño y enervante en cierta medida es que Vidal consideró, a pesar de los pesares, que la situación tenía solución y más aún que Federico Jiménez Losantos era su amigo. Un engaño, una ficción mantenida hasta el último momento, Así que hizo una intentona desesperada para salvar el proyecto y volver a cordura: le envió al turolense un memorándum de diez páginas sobre todo lo que iba mal y había que cambiar en Libertad Digital.