Josep Sansano.
Mario Ortolá Martinez es candidato a la alcaldía de Alicante por Vox y es el perfecto hombre útil de cualquier organización. Las personas que lo conocen lo describen como un hombre débil, con voz aflautada, sin carácter, ni demasiadas habilidades sociales. Ni siquiera en su paso por la universidad -es licenciado en derecho, pero no ejerciente, administrativo de la empresa Carmencita de Novelda- sacó en él la vitalidad que se le presupone a un estudioso de la ley. Incluso se dice que los profesores le llegaban a tratar con condescendencia, como al que nunca llegaría a nada en la vida, pero estaban equivocados porque Mario Ortolá sí tenía una meta, quería ser alcalde, lo verbalizó allí donde estuviere y su asesor Eduardo María Martinez Fuster y el padre de su amante, Faustino Vega, Ripollista reconocido, estaban ahí para ayudarle.
Mario Ortolá intentó darse a conocer, como un político de verdad, acudiendo a alguna tertulia de televisión y de radio, cuando Vox todavía no había decidido enfrentarse a los medios, se hacía fotos en actos públicos y memorizó los eslóganes del partido que repetía hasta el hartazgo. Alguien debió aconsejarle que dejase de ir a las tertulias, que no le hacía nada bien a su imagen, y que continuase con las fotos en actos públicos, aunque fuese escondido entre el grupo y a pesar de no relacionarse con absolutamente nadie que no fuesen sus acompañantes del partido o el actual alcalde Luis Barcala.
Lo único útil era lo de repetir los eslóganes de partido pero un buen alcalde debe ser mucho más que un buen vocero. Bajar al terreno no le gusta, no se le da bien porque le acobarda. Cuando no está rodeado de gente que le da apoyo, y le susurra que va a ser alcalde, está encerrado en casa con algún ataque de ansiedad provocado por las críticas, los memes o las burlas.
El PP de Alicante se frota las manos, Ortolá es el consuelo de los malos resultados, saben que a la hora de negociar será él quien se siente a la mesa, que esto no es Andalucía, y firmará lo que le pongan sobre la mesa.
En Alicante se habrá perdido a un soprano de excepción pero el problema no es él, el problema es que no nació en la zona y la época correcta. En la antigüedad estaría cotizando al alza en los mercados de media Europa, como de cotizado está el dedo que lo puso ahí, y su círculo lo sabe, como también sabe que no va a llegar a alcalde, aunque él sigue sin ser consciente de ello, pero eso no importa, lo que importa son las asesorías como concejal, y como buen hombre útil todo apunta que las elegirán por él. Lo de Marta García un acierto, eso sí, la boda de Ortolá y Vega está señalada para el doce de octubre.
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