Enrique de Diego.
No toda la culpa es tuya, Pablo Casado, por supuesto, pero sí toda la responsabilidad. Así que vete a casa, ya, cuanto antes, y estudia de verdad una carrera, y no la que tienes a fuer de llamadas imperiosas de Esperanza Aguirre. No tienes toda la culpa, has recogido un partido que es a medias una escombrera y a medias una cloaca, pero resulta que tú llevas en ese partido toda la vida, porque eres un político profesional, que no significa un buen político, sino alguien que ha hecho de la política su profesión, un funcionario de la política.
Renovar no significa, Pablo, decir nos hemos renovado y seguir los mismos; no es decir somos otro PP cuando es el mismo, ni tampoco fichar a Adolfo Suárez Illana, que no es su padre, y que ya fracasó, por cierto, como candidato a la presidencia de la Junta de Castilla-La Mancha. Ni tampoco soltar en paracaídas a Cayetana Álvarez de Toledo en Barcelona. Pero si es que, por ejemplo, Pablo, las candidaturas de la Comunidad Valenciana apestan a mierda, si es que eso de la renovación ha sido una vuelta al peor zaplanismo. Pero, Pablo, si es que, en Alicante, la renovación ¡ha sido recuperar a Macarena Montesinos, que le prestaba su tarjeta del Congreso a Zaplana para contratar las habitaciones de los hoteles! Si es que en Alicante ni has tenido la autorictas para impedir que pusieran a Elisa Díaz, la hija de Luis Díaz Alperi, con el nuevo escándalo de Alicante Arena a sus espaldas.
Vas a tener que vender Génova, que se acicaló con dinero negro de la caja B, con esa con la que el PP compró acciones de Libertad Digital, que ahora te ha traicionado y se ha puesto a apoyar a Vox como si fuera a arrasar y como si el descerebrado de Federico Jiménez Losantos se creyera que aún está en La Mañana de la COPE y no en un chiringuito quebrado con más agujeros que un queso gruyere. Vas a tener que hacer un ERE. Vas a tener que echar a toda esa caterva de funcionarios que han tragado con toda la corrupción y que ya sólo pelean por un sueldo para los cuatro próximos años. Leches, ¡si hasta Soraya era mejor candidata que tú! Bueno, por lo menos tenía una licenciatura y una oposición, y las dos eran verdad, y tu licenciatura y tus másters que son más falsos que un Judas de plástico. Es que todo en ti, Pablo, es mentira o media verdad. Es que tú eras el portavoz de Mariano, el lameculos de Espe y el chico de los recados de Aznar, que cada vez que ha salido a apoyarte, con esa cara de alucinado, incapaz de asumir que ya no está en la presidencia del Gobierno, y que vendió Cataluña, te ha claveteado el ataúd político.
Tienes que irte, ya, cuanto antes. Porque si no todo se te va a convertir en un suplicio. ¿Con qué fuerza vas a hacer, nulidad cultiparlante, que parecen que te han dado cuerda, la oposición a Pedro Sánchez, que te merienda de un bocado? La cuestión es que no tienes otra retirada que al cementerio y ahora si viene Alberto Núñez Feijoo ya llega tarde y mal, y resabiado de tanta cesión, y que es un clon de Mariano.
Con 66 diputados estás acabado, amortizado, muerto. Búscate una salida cuanto antes, una puerta giratoria, no te empecines en convertir el Congreso de los Diputados en un mausoleo.
Aunque bien mirado, el problema no eres tú, o tú, Pablo, sólo eres una parte del problema; en sí, el problema es el PP, todo el PP, que es mitad escombrera, mitad cloaca.