Enrique de Diego.
¡Qué bajito has caído, Federico! ¡Das pena en tu degradación de linchador mostrenco situado en la posición abyecta de sicario mediático de Ferreras! Tanta novela negra deglutida, tanto amor a los asesinos en serie –“¿por qué nos gustan los asesinos en serie? Porque aspiramos a no ser víctimas de ellos”, has dicho en antena en una traición de tu subconsciente- que has degenerado en uno mediático de la peor especie y los más bajos sentimientos.
Mira, Federico, no conozco personalmente a Fernando Paz, no he cruzado con él palabra alguna. Cuando empezó a aparecer por programas de Intereconomía, lo hizo en la televisión, que estaba en la sede de Paseo de la Castellana, mientras a mí ya me había recluido Julio Ariza en Modesto Lafuente, en la desaparecida Radio Inter, por decir algunas cosas que luego ha copiado Vox. Nada me une a él, Lo que me enerva de la historia de la cacería mediática, a la que tú te sumaste, junto con tus sicarios mediáticos Carmeló Jordá y Daniel Rodríguez Herrera, es el nivel grosero de manipulación y mentira.
https://youtu.be/p_oSQ9leVaY
Reproduzco el vídeo de la conferencia dada por Fernando Paz en la sede La Falange para que el lector tenga elementos de juicio. Es una conferencia sumamente interesante, y en varios momentos brillante, que se mantiene en el nivel de la investigación histórica. Nada que justifique la mendaz acusación de “negacionismo” asumida por tu lacayo Daniel, ni el dictado de la condena a ostracismo. Eso tan chequista y totalitario de “Fernando Paz es cosa nuestra. Ni debería ser candidato ni debería participar en ningún debate ni programa de ningún medio a la derecha de Ferreras salvo con el objetivo de desacreditarle por completo. Otra cosa sería una vergüenza y una cobardía”. Nivel superlativo de infamia y cobardía.
La cronología y la verdad histórica ofrece algunas lecciones. Cuando La Sexta desata la zarabanda histérica contra Fernando Paz y es seguida por la jauría mediática progre, Santiago Abascal se encuentra de gira por Polonia. Vox se queda entumecida ante la cacería. El efecto perverso de la autocracia partidaria es que el partido en ausencia de Abascal es incapaz de tomar ninguna iniciativa, pero ante esa primera agresión Paz se muestra tranquilo y firme en “El gato al agua” de Intereconomía, con el respaldo de Julio Ariza que se muestra eufórico ante la polémica y califica a Paz de “historiador de primera división”. Entonces, acudes tú, Federico con tus secuaces, como aves carroñeras a rematar la faena, para no dejar en mal lugar a Ferreras. Se prestan al festín algunos personajes manifiestamente menores, de perfil intelectual notoriamente bajo como Eduardo Inda quien evacúa una estupidez del calibre: “Vox cometió un error con Fernando Paz, pero Podemos lleva a una asesina en sus listas”, mezclando el tocino con la velocidad.
Fernando Paz adopta el “gesto patriótico” de presentar su dimisión irrevocable, lo que hace en conversación privada con Santiago Abascal, que le pregunta si abandona la militancia en Vox, Paz aclara que no. Piensa dar la batalla interna de las ideas, pero no quiere hacer daño al partido. En mi interpretación, no considera oportuna una confrontación contigo y con tu grupito de linchadores. Me parece un error, pero confirmo que se trata de una decisión personal no inducida.
Hay quien interpreta que se trata de la pugna entre dos almas de Vox. Una pagana y liberal, la de Libertad Digital; y otra cristiana e identitaria, representada por el clan Ariza. Algo de eso alienta en el ataque traicionero de Daniel Rodríguez Herrera cuando afirma que “hay dos posiciones políticas de Vox que siempre lo han separado de los partidos europeos de extrema derecha: su defensa de Israel y del libre mercado. El antisemitismo y el intervencionismo económico extremo son dos de las numerosísimas posturas ideológicas en las que Podemos y Le Pen y muchos otros partidos populistas de izquierda y derecha no presentan ninguna diferencia. El partido de Abascal optó por tanto por situarse más cerca de Donald Trump y su versión del Partido Republicano, preocupado por la inmigración, el terrorismo islámico y la imposición de lo políticamente correcto. Al menos hasta ahora”.
Bueno, este muchacho es un ignorante proteico, cuya osadía es incluso menor a su inmensa ignorancia en su pretensión de mantener un Vox aceptable para Libertad Digital. Se ha quedado, a lo que se ve, en Jean Maríe Le Pen. Nada más asumir la presidencia del entonces Frente Nacional, Marie calificó el Holocausto como “el sumum de la barbarie”. Su número dos, Louis Aliot giró visita a Israel, al tiempo que Marine Le Pen se entrevistaba con el embajador de Israel en la ONU. Heinz-Christian Strache, líder del FPÖ austriaco y actual ministro del Interior, visitó igualmente Israel, rindió homenaje a las víctimas de Holocausto y en 2017 se declaró partidario de que la embajada de Austria en Israel estuviera en Jerusalén. Geert Wilders, del Partido de la Libertad holandés, está casado con una judía y es del todo favorable al Estado de Israel.
No, esto no ha sido la disputa teológica de dos almas en Vox, sino la pugna mercantilista y carnicera de dos mafias mediáticas a la búsqueda del monopolio del negocio que se percibe en el inmediato horizonte en Vox. La mafia tuya, Losantos, con Es.Radio y Libertad Digital, y la mafia de los Ariza. Dos mafias quebradas. Con los Ariza perpetrando a la luz del día un presunto alzamiento de bienes, tras haber mostrado una completa incoherencia entre la moral predicada y la práctica. Es de traca que Radio Intereconomía haya caído, con la tapadera de Sillicon Radio por medio, en manos de Yulen Ariza y es un escándalo en ciernes que Vox haya contratado con Hadoq, la empresa a través de la cual se cobra la publicidad de Intereconomía para que no se incauten de los dineros la Seguridad Social, la Agencia Tributaria y los acreedores, entre los que se encuentra el exconsejero de Intereconomía, Juan José Aizcorbe, al que se le deben 120.000 euros y Alfonso Arteseros, estafado en idéntica cantidad, dos notorios patriotas que cayeron en las garras putrefactas de Julio Ariza.
Una lucha por la pasta. Porque tú, Federico, como me dicen cuantos te han tratado durante tiempo y con los que he contactado, no te has movido nunca por principios y siempre te has agitado por intereses y cuantos más oscuros mejor. Ahí están los 410.000 euros que sacó Luis Bárcenas de la caja B para comprar acciones de Libertad Digital SA, o los que aportó Arturo Fernández con la Fundación de CEIM. Estás retratado, con pelos, señales y datos en mi libro “La gran traición” (best-seller en Amazon). Esta es una lucha a muerte por dinero, una guerra de mafias, que ha cogido de por medio a Fernando Paz, notorio espolón de proa intelectual de la mafia mediática Ariza. En esa afición tan tuya, Losantos, de linchador te has cobrado la caballera de un buen historiador y una mente lúcida. A ti, Federico, no te linchó nadie, pedazo de capullo, simplemente los obispos se hartaron de escucharte en su radio cada mañana.
En toda esta historia, que puede estar abierta, como pretende Fernando Paz, pero que parece bastante cerrada, no queda bien Santiago Abascal. Tras el hara kiri de Paz, como decisión personal, Abascal, en su mitin en Ciudad Real, denunció “una cacería hacia los candidatos de Vox” mediante una “manipulación descarada, sin ningún tipo de vergüenza”, si bien “la mayoría de los españoles ya saben que lo que se publica de nosotros es falso”. Eso sí, dejó bien claro que ninguna “agresión de los medios de comunicación dejara de tener una respuesta dialéctica. Se equivocan si piensan que vamos a estar callados, amordazados y maniatados”. Pero la cesión a las fauces mediáticas ya se había producido. Abascal aguanta las palizas de Ferreras, pero no tiene media leche tuya, Federico. Esto termina produciendo resentimiento.
Las dos mafias mediáticas que pugnan por controlar el negocio de Vox pueden helar su alma.