Miguel Sempere.
Ya lo adelantó Rambla Libre, si bien no se necesita ser un lince del análisis político: la Ley d’Hondt es implacable con la fragmentación del voto. La unión de su sistema de reparto con la circunscripción provincial es demoledora. La Ley d’Hondt tiende inexorablemente al bipartidismo. Por ello, el cuerpo electoral español se encamina hacia una situación delirante: el centro derecha ganará, con toda seguridad, en votos, pero perderá, con una alta probabilidad, en escaños.
Por una extraña paradoja, la irrupción de Vox en el terreno electoral, dividiendo el voto del centroderecha, puede darle el Gobierno a Pedro Sánchez. Como señala Abc comentando la encuesta de Gad3, hay “predominio rotundo” del centroderecha, pero mientras la izquierda presenta dos opciones –PSOE y Unidas Podemos- la derecha presenta tres. Ha faltado altura de miras y ese patriotismo del que se presume pero no se ejerce.
Al menos, la derecha tendría que haber concurrido unida, al menos, al Senado para mantener una mayoría absoluta, clave como dique a las ensoñaciones separatistas. De esta manera, el PSOE puede conseguir la mayoría en el Senado.
Hay un ejemplo claro de cómo funciona nuestro sistema electoral. La candidatura «Navarra suma”, en la que concurren juntos UPN, PP y Ciudadanos gana con claridad en Navarra. Una única candidatura del centroderecha, entendido por tal PP, Ciudadanos y Vox, ganaría en 36 provincias. Ante esa hipótesis que no se producirá, la izquierda y los separatistas sólo podrían aspirar a ganar en Vascongadas, Cataluña, Canarias y tres provincias andaluzas (Huelva, Sevilla y Jaén).
La diferencia entre número de votos y número de escaños va a ser abismal. El beneficio de mostrar el desastre de nuestro sistema electoral no compensa las consecuencias.
Hay que reiterar que las condiciones que se dieron en Andalucía son irrepetibles. Por de pronto, en Andalucía son ocho circunscripciones, mientras ahora se juega en 52. El efecto de la Ley d’Hondt es mucho más elevado. Sólo con ese dato, el panorama es completamente distinto. La abstención de la izquierda que se produjo en Andalucía no es previsible en esta ocasión.
El hundimiento de Podemos es el único dato que pone en peligro la posibilidad de que Pedro Sánchez repita el Gobierno. En otros países europeos, la irrupción de un partido identitario como Vox suele ganar votos de la izquierda y la extremaizquierda, pero aquí la pugna se da fundamentalmente en el intento de sustituir al Partido Popular. Es una guerra cainita entre PP y Vox y ese tipo de contiendas la Ley d’Hondt las penaliza.
El único dato que podría salvar la situación es que se produjera el trasvase de votos del PSOE a Ciudadanos que tuvo lugar en Andalucía. De esa manera, las elecciones pasan a jugarse en el centro y en la capacidad de Ciudadanos de recibir votos de la izquierda patriótica, de los votantes socialistas que rechazan la línea de cesión a los separatistas.