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Las tres derechas, con la Ley d’Hondt, una temeridad

Redacción




Editorial.

La nación está en manifiesto clima pre electoral. Las elecciones están abiertas, pero la derecha parte del hándicap de presentar tres ofertas, lo cual, con la Ley d´Hondt es una temeridad en cuanto al objetivo de desalojar a Pedro Sánchez y el PSOE de La Moncloa.

Ciudadanos que podría optar a ser una izquierda patriótica se ha situado en contraposición a Pedro Sánchez asumiendo el compromiso de no pactar con él, ni con el PSOE mientras él esté al frente. Tras las urnas, cambian las circunstancias y estos compromisos pronto se olvidan, pero ese posicionamiento indica que Ciudadanos es consciente de que sus electores son de derechas. Ciudadanos, al fin y al cabo, surgió de la autoinmulación del PP en Cataluña. Por tanto, la posibilidad de echar a Pedro Sánchez del Falcon y de La Moncloa pasa por un pacto entre PP-Vox y Ciudadanos.

Presentar tres ofertas por un mismo espacio político es altamente temerario con la Ley d’Hondt. Sintetizando, el sistema de reparto prima al partido más votado, respeta al segundo, y empieza a castigar con fuerza creciente del tercero en adelante. En el histórico, partidos muy votados en todo el ámbito nacional como UPyD e IU han tenido un escaso rédito electoral, lo que les ha llevado a una progresiva e injusta asfixia. En Andalucía ha sido posible un gobierno de coalición PP-Ciudadanos-Vox, con todos los matices y cordones sanitarios que se quiera, porque se produjeron una concatenación de fenómenos: el ascenso sorpresivo de Vox, el voto de una parte de la izquierda a Ciudadanos y sobre todo la desmovilización abstencionista de un sector importante de la izquierda, tanto del PSOE como de Adelante Andalucía.

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Hacer una proyección del resultado andaluz al conjunto nacional sería un espejismo. Esa desmovilizaciòn no se va a producir o no en esos niveles. Los observadores de la misma realidad andaluza consultados por Rambla Libre indican que no sucederá algo similar en las elecciones generales. Tampoco fuera de Andalucía. Los estrategas del PSOE -tal y como en su día hicieron los del PP- consideran que el ascenso de Vox ayuda a movilizar a la izquierda y por eso son partidarios de debates electorales en los que esté presente Santiago Abascal.

Las tendencias que apuntan las encuestas vienen marcadas por el fuerte deterioro de Podemos, el debilitamiento de Ciudadanos y el PP, y el fuerte avance de Vox. El secretario general de esta formación, Javier Ortega Smith ha llegado a decir que cuentan con una encuesta en la que serían segunda fuerza. El deterioro de Podemos previsiblemente será capitalizado por el PSOE, que ha jugado en el terreno del radicalismo de izquierdas y ha satelizado a los podemitas, hasta hacer más útil el voto directo al PSOE, al tiempo que Podemos ha dado una penosa imagen de división.

Nos encontramos, por tanto, con la pulsión de la izquierda a concentrar el voto. Eso es altamente rentable con la Ley D’Hondt que trata de favorecer, dentro de un sistema proporcional, la conformación de mayorías y, por tanto, la consolidación de un bipartidismo. Por contra, la presentación de tres ofertas, en pugna entre ellas, con escaso resquicio para el deteriorante pero eficaz mensaje del voto útil, resta. En algunas zonas de España, las consecuencias pueden ser devastadoras, como es el caso de Vascongadas, donde las tres derechas pueden pasar a ser testimoniales incluso en Álava. En circunscripciones de tipo medio, el reparto de escaños puede beneficiar al PSOE, al perderse los restos de los tres partidos.

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Dado el reto del secesionismo catalán, debiera haberse intentado algún proceso de unidad, para el que todavía hay tiempo, aunque se nos antoja muy difícil. Desde luego, debería darse imperiosamente en lo relativo al Senado para asegurar en la Cámara Alta la mayoría absoluta de la derecha. PP y Vox deberían presentar candidaturas conjuntas al Senado. También debería conformarse algún tipo de coalición electoral en Vascongadas. Puede darse el caso de que la suma de votos de las tres derechas sea superior o muy superior a la de PSOE y Podemos, pero Pedro Sánchez pueda formar gobierno, con efectos tremendos para la economía y la unidad nacional. Hay que hacer una llamada a la responsabilidad y exigir un ejercicio de cordura para analizar esos procesos unitarios tácticos que, sin hacer perder las diferencias programáticas, permitan evitar los terroríficos daños colaterales que produce una ley electoral que hace tiempo debió ser cambiada.