Enrique de Diego.
No quiero que pase un día más sin agradecerte, Santiago Abascal, tu amabilidad con los corajudos miembros valencianos de la Plataforma de las Clases Medias, que acudieron a tu mitin en Valencia –justo después del hito de Vista Alegre- y almorzaron, junto con otras personas, contigo. Me refiero a la luchadora María Muñoz, la primera en acudir a aquel heroico banderín de enganche, José, Marcial y otros. Cuando se presentaron ante ti con sus credenciales de lucha, les dijiste que ‘vosotros sois los precursores’. Reconocimiento merecido pues nunca buscaron nada para ellos y sí todo para los demás y para España. Ellos visionan con frecuencia, con los amigos, los videos de la multitudinaria y silenciada concentración en la Plaza de Colón, la marcha hasta la sede de UGT para ponerles un chorizo en la puerta o la concentración ante el Palacio de La Moncloa contra Zapatero. La suerte de los pioneros es siempre abrir brecha, dar la voz de alarma y caer en el combate. Siempre les dije que no tenía condiciones de activista y que asumía ese papel porque nadie hacía nada, pero que ya llegaría alguien a coger la antorcha. Todo parece indicar que eres tú.
Con la autoridad moral que me concede el haber abierto camino, de modo que cuando decía que había que acabar con las autonomías o que había que ilegalizar a los partidos separatistas se me trataba de loco, cuando ahora ya empieza a ser doctrina común, te y digo y conmino: Vox ni puede ni debe negociar, porque no está en juego uno o dos problemas, o unos cuantos, sino el ser o no ser de la nación, la propia supervivencia de la sociedad.
Tras el ostracismo y la criminalización, ahora te viene la etapa de la demolición personal. Cuando como la voz que clama en el desierto decía que había que acabar con las autonomías –mi condición de pionero está avalada por mis libros, como ‘Privatizar las mentes’ o ‘El manifiesto de las clases medias’– tú te lucrabas y vivías de ellas, tanto siendo diputado autonómico en Vascongadas como luego siendo colocado y mantenido por Esperanza Aguirre en Agencias y Fundaciones casi esotéricas. Tienes cuatro hijos de dos mujeres; de la primera te divorciaste; y siendo partidario, como yo, del servicio militar resulta que tú eludiste y tus ademanes militares son impostados, más de gimnasio que de patio de armas. Por todo ello, te he llegado a calificar de mal abogado de la causa, pero, al fin, la gente cambia. Todos hemos sido deteriorados por el relativismo moral y la sociedad permisiva, por el nihilismo ambiente. Has cambiado y te has fortalecido. Has puesto en orden tu vida pasando por vicaría. Nadie te puede negar trienios en patriotismo y en coraje, y si te faltara alguno, te los presta de mil amores Ortega Lara.
Al presente. Has hecho una proeza. Has abierto una brecha enorme en el sistema y no te lo van a perdonar los hijos de Soros, pero has levantado olas de tempestades cuyo bramido va llegando acompasado. Me cuentan que en los grupos de whatsapp de policías y guardias civiles hay unanimidad en el apoyo a Vox, porque coinciden en patriotismo, porque les gusta el cariño a la bandera de España, porque tú diste la cara en Cataluña yendo a acompañar a los primeros que se echaron a la calle contra el golpe de Estado rupturista, porque has llevado a los tribunales a los secesionistas, cogiendo del suelo la antorcha de Manos Limpias del gran Miguel Bernad, y también porque más de uno es víctima de la nefasta Ley Integral contra la Violencia de Género, que es un negocio de destrucción de los varones, de las familias y de trituración de los hijos, que es cuestión clave.
No se habla de otra cosa de Vox como esperanza. Es así. En toda la nación. Estoy seguro que no te crees los sondeos de mierda que se publican porque ya los has triturado en Andalucía. Y estoy cierto que no vas a dejar amilanar por las histéricas campañas de la jauría mediática de dientes careados y mellados. Sólo hay dos partidos: el resto y Vox y lo demás es comentario. ¡Con esa mierda de acuerdo de gobierno programático del PP y Ciudadanos no hay demasiada diferencia con el PSOE! Alguna, como el impuesto de sucesiones. Pero esta sociedad o se salva o se hunde definitivamente. Y este es el año en que se va decidir nuestro destino.
Negociar es ceder. ¡Basta ya de esas monsergas del diálogo y de esa degradación del consenso! Negocian los que no tienen convicciones y aspiran lisa y llanamente a su parte del pesebre. Negocian los que no tienen convicciones. Nuestra tradiciones cuestionadas cuando no vilipendiadas, nuestras universidades convertidas en pocilgas prebendarías, nuestros hospitales convertidos en campos de exterminio, nuestras costas invadidas, nuestra población en proceso acelerado de sustitución, nuestras familias arruinadas, nuestros jóvenes sin presente ni futuro. Esta no es una situación para negociar. O todo o nada.
Y basta ya de esos comentarios de que con 12 diputados comprendéis que no podéis a aspirar a imponer todo vuestro programa. Pues esas son las reglas del juego de nuestro sistema proporcional. Esos 12 diputados son los decisivos, como lo son los 4 del PNV en el Congreso de los Diputados. Esos 12 valen más que los 47 de PP y Ciudadanos juntos.
Esos 400.000 votos son un absoluto; son 400.000 absolutos; no son una plataforma de negociación sino una decisión de cambio real frente a políticas degradantes y destructivas como la ideología de género o la política de fronteras abiertas a la inmigración islámica invasiva. Ocho siglos les costó a nuestros antepasados echarlos y ¡ahora les subvencionamos a ellos y a sus proles! Y ya se manifiestan pidiendo la imposición de la sharia en Caspe, que implica el genocidio de los cristianos (de los masones como Valls ni hablamos).
Ciudadanos nunca va a pactar con Vox porque Albert Rivera ha vendido su alma a George Soros, al Club de Bilderberg, a la masonería –ahí está Manuel Valls, Gran Oriente de Francia de 1998 a 2005, hecho desvelado por Rambla Libre como un gran regalo de los Reyes Magos a este humilde e independiente periodista- y no puede ceder. Pero tras todos los insultos a tus votantes, no tiene sentido que andes buscando hacerte la foto con ellos, porque esa foto y esa actitud desdice de ti y de la enorme responsabilidad de esta hora decisiva. Ni tampoco que te reúnas con el PP, que vaya Javier Ortega-Smith a reunirse con Teodoro García Egea. Esa derecha cobarde no se va a renovar nunca, lo mejor es que desaparezca; en cada ciudad y en cada pueblo sigue teniendo los mismos rostros gastados por la corrupción y la mentira. Ellos siempre han negociado mucho, han cedido mucho y se les ha helado el alma y están chapoteando en su propia mierda. No sigas su camino. Un pequeño error al principio lleva el rumbo hacia los arrecifes.
El único programa que puede salvar a Andalucía y a España es el de Vox. Todo lo demás es degradación y podredumbre. Y ya no hay tiempo para graduar las soluciones. Tienen que llegar de golpe como la fuerza de un proceso liberador y el rugido de las olas benefactoras se oye en la lejanía pero cada vez más cerca. Párate un momento a escucharlas, Santiago. Enfrente sólo tienes una delgada capa sobre un núcleo de cobardía. El programa de Vox sólo puede ponerse en práctica con mayoría absoluta. Y esa mayoría silenciosa que se ha puesto en marcha tras décadas de engaños y mentiras te la dará con el respirar acompasado y la alegría de la primavera.
Manda a freír espárragos a esos traidores de Ciudadanos, a los que todo el mundo empieza a conocer y a despreciar. Detrás de su márketing banal son el problema, son el PSOE, son la casta –otro término que puse en circulación-. Muestra, sigue mostrando, Santiago Abascal, decisión y voluntad. No te quejes de que te aíslan porque así te están fortaleciendo. Esos 12 diputados son los que, de verdad mandan, pues tienen la llave de la gobernabilidad y esas son las reglas del juego y lo demás es comentario. Y el único programa válido, especialmente en materias tan decisivas como la nefasta ideología de género y la destructiva inmigración invasiva, es el de Vox y si no que pacten, como exige el masón Manuel Valls, PP-Ciudadanos-PSOE y que se haga el harakiri delante de San Telmo, Susana Díaz, y que se hundan los tres a la vez. Mejor ahora, que en las decisivas europeas o en las próximas generales. No te mezcles con ellos. No te hagas fotos. Evita las reuniones. Manten los objetivos claros. Negociar es ceder y si negocias estás matando la esperanza.
Has hecho una proeza, sé digno de ella.
Eso sí, te doy un consejo: no te fíes de Julio Ariza. Tiene principios pero los mercantiliza, siempre les pone precio.