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La intransigencia de PP y Ciudadanos aboca a Andalucía a elecciones anticipadas

Redacción




Miguel Sempere. 

La situación política generada en Andalucía por el Partido Popular y por Ciudadanos entra de lleno dentro del terreno del absurdo. Ambos acordaron un programa de gobierno para la investidura de Juan Manuel Moreno, con Juan Marín de vicepresidente, y empezaron a repartirse las consejerías. Pero no tuvieron en cuenta en ningún momento que juntos suman 47 votos, lo cual no les permite acceder a la presidencia de la Junta de Andalucía, salvo contando con los 12 votos de Vox o con la abstención del PSOE, en un hipotético cordón sanitario que conduciría al socialismo andaluz a su completo descrédito.

¿Cómo se ha llegado a esta situación cercana al colapso? Hay que recordar que Juan Manuel Moreno tuvo la osadía, y en cierta medida, la indecencia de dirigirse a todos los andaluces en un improvisado mensaje de año nuevo, como si fuera el presidente in pectore. Delirante resulta la declaración de Juan Marín de que Ciudadanos «no acepta imposiciones«, pero obviamente tendría que aceptarlas si quiere gobernar. Es lo propio de una negociación. Pero tanto PP y Ciudadanos están cerrados a cualquier negociación con Vox. De hecho, desde Ciudadanos se han prodigado las descalificaciones y los insultos. Mientras el PP también se ha encastillado en que el programa de Gobierno no se toca o se transmiten mensajes como el de Pablo Casado de sacar la ideología de género del debate «partidista», cuando Vox no ha engañado a nadie y en sus cien medidas estaba la erradicación de esa ideología, cuestión que está en su ADN y que encarna manifiestamente Francisco Serrano, toda una referencia en esa materia..

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En qué se basaban PP y Ciudadanos para adoptar una posición tan intolerante, intransigente y con tanta prepotencia. La única explicación sensata sería una confianza ciega en el control de los medios de comunicación para desarrollar una campaña de demolición que hiciera doblegarse a Vox y rendirse sin condiciones, como una mera anécdota en el devenir político. Vox está suficientemente curtido en la travesía del desierto y acostumbrado al silencio mediático como para evaluar, como comentan miembros de la dirección de ese partido a Rambla Libre, que el ruido y la polémica les benefician.

Santiago Abascal en el acto del Palacio de Vista Alegre. /Foto: elpais.com.

Santiago Abascal ha hecho pública la postura de su partido: «Hemos venido para cambiar de políticos y de políticas. Sucede que, lejos de cualquier talante negociador, VOX sólo ha recibido insultos, menosprecios y la amenaza permanente de ‘cordones sanitarios’. Y tanto Ciudadanos como PP han repetido que el pacto que ellos han firmado no admite ni el más mínimo cambio. ‘Ni una coma’ han llegado a decir. La pregunta es: ¿Qué partido va a votar el programa de otros partidos que le desprecian, y además traicionando a sus votantes? Vox, desde luego, no».

El presidente de Vox ha arremetido, además, de forma contundente contra el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, a quien le recuerda que su partido también se opuso en su momento a las leyes contra la violencia de género, reclamando una ley contra la violencia intrafamiliar en la misma línea que ahora plantea Vox. Incluso ha difundido un mensaje emitido en ese sentido por Ciudadanos: «Vox propone sustituir las leyes de ideología de género, que no protegen a la mujer y persiguen al hombre solo por serlo, por una ley contra la violencia intrafamiliar. Es decir, lo mismo que proponía la veleta naranja -en referencia a Ciudadanos- no hace mucho».

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En realidad, a Vox le pueden beneficiar unas nuevas elecciones, pues podría aprovecharse del desgaste que están sufriendo PP y Ciudadanos, y sobre todo de la notoriedad adquirida, y de la imagen de que son el único partido alternativo al resto, que entre ellos tienen más cuestiones de las que les separan. También al PSOE le podría convenir que se abran de nuevo las urnas, porque una parte del castigo se ha manifestado por la abstención, y podría intentar movilizar a esos desencantados. A los que les viene peor, desde luego, es al PP y a Ciudadanos. Al PP porque había salvado los muebles y el segundo puesto en una situación muy complicada y a Ciudadanos porque se le perdonó su complicidad con el susanismo y tras la apertura de las urnas sus movimientos han sido torpes y espasmódicos.