Virginia Montes.
Se trata de un plan. La islamización de Europa está planificada. Esa es la documentada tesis de un libro de impacto en Francia, “El Islam para la conquista de Occidente”, del que es autor el exdiputado y presidente del Partido Demócrata Cristiano (PCD), Jean-Frédéric Poisson. El libro aporta un documento aprobado por unanimidad por países miembros de la Cooperación Islámica en 2000.
Según el autor, “podemos tener la impresión de que la proliferación del Islam, su progresión en la sociedad francesa, es una simple colección de comportamientos individuales que vemos crecer en el ámbito local, en barrios y ciudades. Este documento cuenta una historia diferente y es su principal interés: esta expansión del Islam en Occidente forma parte de un plan estratégico desarrollado por los 57 estados que conforman la cooperación islámica, una especie de ONU musulmana, y quien, hace 18 años, teorizó la propagación de la ley sharia en Europa. Luego declararon abiertamente la voluntad de instalar en Occidente una «civilización de sustitución».
“El análisis propuesto en este texto merece ser examinado detenidamente y podría resumirse de la siguiente manera: en primer lugar, la globalización es incapaz de traer felicidad a quienes viven bajo su égida. Entonces, la dominación de Occidente sobre el mundo, que se debió principalmente a su avance tecnológico, se está reduciendo (porque la tecnología ya no es su prerrogativa). Finalmente, Occidente ha dejado de transmitir sus propios principios de civilización, que se están disolviendo en el comercio internacional y la especulación monetaria”.
Por lo tanto, y “esta es la conclusión de la estrategia, todos los elementos están ahí para que los países musulmanes se sientan capaces de instalar una «verdadera civilización» en lugar del hundimiento ético y político de Occidente”. Para combatir la islamización es preciso un rearme moral de la sociedad: “no podemos aceptar que el hombre se reduzca a una mercancía. Tampoco estoy satisfecho con vivir en un mundo donde todo es relativo y tan permisible que el poder político debe renunciar a proclamar cualquier tipo de norma moral”.
«En mi libro, explico que los musulmanes dicen que no saben cómo vivir en un mundo que viola la autoridad de los padres, que acepta que los niños están inundados de pornografía o usan drogas, que atomiza a la unidad familiar, que ya no reconoce la diferencia entre el bien y el mal … Yo también los entiendo, un cristiano. Y hasta me doy cuenta de los que tienen un dolor infinito al vivir en un mundo así”.