Luis Bru.
Eduardo Inda afirma que el objetivo de OK Diario es “matar a sus competidores a base de exclusivas”. Con El Español, notoriamente, lo está consiguiendo. Preguntados nuestros expertos en comunicación sobre las exclusivas de El Español no recuerdan ninguna. El Español no da exclusivas y sin ellas no hay influencia, que es algo que le obsesiona a Pedro J Ramírez.
OK Diario considera las exclusivas “su seña de identidad y la rampa de lanzamiento hacia un éxito fulgurante”. Entre las más destacadas están “El CNI grabó al Rey confesando desde un móvil su amor por Marta Gayá: ‘Nunca he sido tan feliz’”; “González reconoce que le pagaron comisiones en la expansión del Canal de Isabel II por Sudamérica”; “Esta es la carta que demuestra que Interior pidió a los mossos que instalaran barreras en las calles para evitar atentados”; las conversaciones entre el comisario Villarejo y Corinna; y la más reciente: la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, ha cobrado 150.000 euros en dietas de alojamiento a pesar de tener casa en Madrid.
Pedro J Ramírez parece haber olvidado la primera lección del periodismo: exclusivas, el periodismo es exclusivas. Pedro J está viviendo de las rentas y menguan. Personas que le han seguido su trayectoria y le conocen bien consideran que “está bajo el síndrome del abuelo cebolleta”. El Español no es un medio de referencia, no marca la agenda política y resulta perfectamente prescindible. El tiempo de Pedro J ha pasado. Desde su relación y boda con Cruz Sánchez de Lara ha viajado demasiado, algo que no era su costumbre, ha descuidado la redacción, se fue a celebrar su cumpleaños a Nueva York, cuando detuvieron a Carles Puigdemont en Alemania; tuvo que volver deprisa y corriendo; demasiada vida social y poco trabajo.
Ramírez está muy desacreditado por sus groseras mentiras sobre el 11 M. En serio, un lector de Rambla Libre ha escrito en nuestro facebook: “a Pedro J Ramírez y su diario los salvará el 11 M siempre que tengan el valor de dar ese paso al frente”. Pues, obviamente, no le salvará sino que terminará de hundirle en el abismo. En realidad, ha sido incapaz ni tan siquiera de dar la noticia de que Jamal Zougam ha sido detenido como dirigente del frente de cárceles de Daesh. Ramírez pedía la liberación de Zougam, defendía su inocencia en la masacre de Atocha y llegó a compararle en una de los desfondes morales mayores del periodismo español con el capitán Alfred Dreyfus.
El clima en la redacción de El Español es enrarecido, como un barco a la deriva. Más del 60% de los redactores fundacionales han abandonado el digital de Ramírez en una auténtica desbandada con fuerte descapitalización. Algunas piezas, como Fernando Baeta, vicedirector, son insustituibles.
Sin línea editorial, sin exclusivas, El Español va camino de ser el mayor fracaso del periodismo español. Con esos mimbres, su apuesta por los suscriptores carece de sentido. De hecho, el modelo de suscripción en España va a ser casi imposible que funcione, como señala expertos en comunicaciòn, por una cuestión lógica: inicialmente, todos los medios han sido gratuitos. El público se ha acostumbrado a acceder a todos los contenidos sin soltar un euro. ¿Qué sentido tiene pagar por algo que hasta ayer era gratis? ¿Para qué voy a pagar si hay medios que siguen siendo gratis?
El único sistema de suscripción que puede funcionar es por identificación ideológica, véanse los casos de Naiz (la web del diario Gara), eldiario.es, ElSalto, etc. Es decir, medios muy ideologizados donde suscribirse no es tanto por acceder a unos contenidos sino por realizar un acto de militancia. No es el caso de El Español. Ser ‘leones’ es una figura literaria, una banalización zoológica y, en último término, una completa estupidez.