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César Román Viruete, el estafador impenitente, que un día aparecerá boca abajo

Redacción




Enrique de Diego.

Es un pobre hombre, seguramente acomplejado por su escasa estatura y su débil constitución. Cualquier día aparecerá flotando boca abajo en una cala perdida o en la escombrera de un edificio en ruinas. Nadie llorará por él, pues siempre ha vivido en la mentira. Según cuenta, Juan Diego Quesada en El País, ya ha recibido un aviso espeluznante: el torso desnudo de un cadáver en una nave que tenía alquilada el estafador compulsivo César Román Viruete. Ha subido la puja de sus estafas y puede pagar muy caro sus andanzas.

Luis Sans. /Foto: ecoteuve.eleconomista.com.

El estafador no sólo es un delincuente desagradable también es un enfermo mental incurable. Hace poco el juez José de la Mata tuvo que dictar el ingreso en prisión de Luis Sans, el liquidador, que estuvo de consejero delegado de Intereconomía haciendo el juego sucio a Julio Ariza. Luis Sans había montado la estafa de iDental, y la estaba calcando con Institutos Odontológicos. Luego hubiera montado la siguiente. A Pedro Aparicio, de PR Noticias, al que pretendió cerrar el digital con hackers, le visitó con su asesora, la inefable alicantina Elsa Martínez.

El estafador es una modalidad del psicópata. Lo que le gusta no sólo es hacerse con el dinero de los demás sino reinventarse en un nuevo personaje y engañar; César Román Viruete es una parodia de cómico que va sembrando su paso de tragedias.

https://elpais.com/ccaa/2018/10/30/madrid/1540933690_162019.html

César Román Viruete, casi un enano que siempre va sacando el pecho que no tiene, lleva dos décadas de estafador. Según ha contado El País, empezó de falangista infiltrándose en Comisiones Obreras. Manuel Andrino le define como “un jeta, un mentiroso”.

César Román Viruete apareció efímera y episódicamente en mi vida cuando publiqué en Editorial Rambla el libro “Sin mordaza y sin velos” de Josep Anglada. Voluminoso y magnífico texto que había escrito o encargado José Enrique Rosendo, exconcejal socialista de El Pedroso, Sevilla, que decía estar casado con una sobrina-nieta de Francisco Franco y que -como luego se supo- estaba en el sumario de los ERE porque sus empresas, le dio también por la restauración con su proyecto “Restaurantes Andaluces de Calidad”, habían pillado la friolera de 8 millones de euros de la Junta de Andalucía.

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José Enrique Rosendo. /Foto: abc.es.

Es probable que Rosendo, ya fallecido, quisiera restarle votos al PP favoreciendo al PSC. O es probable que, siendo otro estafador, se hubiera puesto a sí mismo el reto de proceder a otro engaño, pues iba a ser el jefe de campaña de Anglada en las elecciones de 2010 en las que Plataforma por Cataluña estuvo a punto de obtener 3 diputados. Estuve a punto de echar el sistema abajo en aquellas elecciones catalanas de 2010 pero había demasiados estafadores en liza, empezando por el propio Josep Anglada, otro figurante.

Josep Anglada, en sus tiempos de gloria. /Foto: lavnaguardia.com.

A raíz de la publicación del libro, Armando Robles -otro que tal baila- inició una furibunda campaña denunciando, con César Román Viruete, que el libro no lo había escrito Anglada. Ningún político escribe sus libros, aunque Anglada rizó el rizo de no ser capaz de leer su propio libro, el que iba firmado por él. César Román Viruete había estafado a Plataforma por Cataluña 90.000 euros. Se había presentado para hacer la expansión de PxC y había montado una sede en Coslada con empleados. Luego hizo lo de siempre: pagarles con cheques sin fondos, montar un agujero.

César Román Viruete, con Mariano Rajoy y Cristina Cifuentes, en Fitur.

Luego se reinventó en el CDS, y con la Liga contra la Corrupción, con un supuesto sobrino de Adolfo Suárez, montó un digital llamado El Aguijón. Engañó a seis jóvenes periodistas prometiéndoles un futuro prometedor, haciéndoles trabajar gratis durante meses y cuando ya se vio acuciado a cumplir sus promesas, les hizo un contrato y les pagó con cheques sin fondo, firmados por la entonces su esposa, una tal Nati. Uno de los estafados era un técnico de Radio Libertad que había dejado la radio para seguirle. Lamentable. Ese personaje que parece salido de la saga de Torrente que es César Román Viruete no tiene en cuenta los sentimientos ni las circunstancias de la gente. Parece como si tuviera que hacer pagar su físico taimado.

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No va a cambiar nunca. Los estafadores nunca cambian. Es una enfermedad irreversible. Ahora, según ha desvelado El País, ha pasado muchos límites como el rey del cachopo, un plato asturiano, básicamente un filete con patatas. A una pareja de hermanos les compró su negocio pero con los consabidos cheques sin fondo. Es decir, no sacaba nada. Sólo provocaba daño y sufrimiento, pero se alimenta de ello. Es pura escoria.

Por supuesto, su familia es cómplice de este cutre personaje. Siempre hace lo mismo: denunciar su desaparición. Seguramente estará en la sala de estar viendo la televisión. Con esa denuncia, hacen como que está en paradero desconocido y los estafados dejan de buscarle. Un día le van a encontrar. Ya le andan buscando gentes que no gustan de bromas tan pesadas de un mercachifle acomplejado, como esos que le han dejado un torso desnudo e una nave alquilada por esa mierdecilla que es César Román Viruete.