Enrique de Diego.
En el tono coloquial que aduces en los Juzgados, bocachanclas, eres un completo imbécil, un petimetre sin bagaje ni escrúpulos y un completo antipatriota. Has hecho tanto daño a la Patria con tu frenillo verborrágico islamista, pro Zougam, que más te valiera encasquetarte en el cuello una piedra de molino y arrojarte en algún arroyuelo serrano de Orihuela del Tremedal.
El problema no es que te creas Napoleón, es que algunos se creyeron que lo eras, y aunque ya sólo te siguen cuatro viejas y dos descerebrados, entre Pedro J, tú y algún tarugán proislámico como el demente fabulador de Luis del Pino habéis retrasado una década la aparición de anticuerpos contra la islamización de España, haciéndola casi irreversible, con tal de hacer negocio (aunque eres tan negado que te va a estallar el chiringuito porque eres un desastre gestor y la estructura es inviable).
Eres un completo imbécil, el rey de los imbéciles. Eres tan imbécil, Fedegico, que pareces irreal. Un ejemplo: “Pedrooooo…. Pedrooooo….Pedro. ¡Estás mintiendo! Pedroooo, tedax Pedro, nos están engañando. Te han engañado tanto que nos engañas a todos. Pedro, Pedro, Pedro, pero ¡cómo mientes! Te vas a condenar. Yo quiero un juez que detenga a todos los tíos que se dedicaron a poner pruebas falsas para hacernos creer que esto ha sido un atentado islamista”. Después de decir imbecilidades de este calibre en tiempos de lealtades más probadas a imbéciles como tú se les ponía una camisa de fuerza. El que lleva toda la vida engañando eres tú, so imbécil.
Una de las mayores satisfacciones que me ha dado esta entrañable profesión del periodismo, que tú mancillas de continuo, fue conocer y tratar a Pedro, el tedax, y escuchar en largas sesiones el relato de los hechos que llevaron a la detención de Jamal Zougam y a desarticular el grupo terrorista islamista que luego intento volar el AVE a la altura de Mocejón. Pedro, el tedax, es un héroe nacional y tú un piltrafilla, Fedegico. He contado esa apasionante historia tan decisiva en la historia reciente de España en mi libro “Conspiranoia” en el capítulo “Gestionando el miedo en situación límite”.
Me llamó mucho la atención el desprecio que te tenía, no te concedía ninguna importancia, sabía que estabas simplemente haciendo negocio con las víctimas. Pedro, 25 años de policía, 14 como tedax, tras un curso exigente de 9 meses, es un tedax de los pies a la cabeza preparado a manejar la ansiedad adaptativa. Es tan tedax que pidió ir destinado a San Sebastián porque allí había más bombas que desactivar y más tedax con los que hablar. Porque por deformación profesional, Pedro habla de bombas, así que nuestra amistad fue efímera, porque, claro, de bombas sólo sé que explotan. Un tedax no puede tener un fallo, porque le va en ello la vida. Pedro ese 11 de marzo estuvo en la estación de Atocha y oyó por los altavoces que se iba a explosionar una mochila y luego una segunda con una carga de hiperpotencia. Eso era muy humano, no jugarse la vida, pero era destruir pruebas que llevaran a los asesinos.
Cuando, a través del 091, recibió la llamada de la Comisaría del Puente de Vallecas de que había una bolsa que en su interior contenía un móvil del que salían dos cables que a su vez se introducían en una bolsa de plástico no dudó en que iba a desactivarla por las víctimas –esas que a ti siempre te han importado una higa-. Así que cuando se fue solo con su destino al Parque Azorín era consciente tanto del riesgo como del objetivo. Y también de que como operador número 1 era la autoridad máxima. A cada minuto se jugó la vida. Y de fondo resuena estridente tu voz de imbécil y de zumbado, Fedegico: “El tedax Pedro lo sabía…sabía que no funcionaba…que era un montaje…ni golpeando con un martillo pilón estallaría”. ¡Las gilipolleces que has esputado, Fedegico! Me hubiera gustado verte a ti, Fedegico, en esa situación, aunque prefiero un millón de veces que estuviera Pedro, el tedax, claro. Tú que llegas al juzgado y dices que tu frase “todo el sumario del 11-M es una trola” ha sido sacada de contexto.
Pedro nunca supo que la bomba no iba a estallar, mientras metía las manos en la bolsa, palpaba una pasta blanquecina que rápidamente identificó como dinamita, luego sacó el detonador, antigrisú, de los que se usan en las minas de carbón, comprobó que los cables no estaban encintados y sacó el móvil, con su número de serie y su tarjeta que debía conducir a donde se había comprado. Como fue: a Jamal Zougam.
Veo, por cierto, bocachanclas, a través de Google, que ese bodrio de Libertad Digital no ha dado la relevante noticia de que Zougam ha sido detenido como el dirigente del “frente de cárceles” de Daesh. ¿No te atreves? ¿Has de mantener a las cuatro viejas y los dos descerebrados que te siguen en la ignorancia? ¡Con lo bien que te quedaría sacar a Luis del Pino de su madriguera a decir que todo es un nuevo montaje policial y de los funcionarios de prisiones contra ese pobre chico, contra ese chivo expiatorio, contra ese Dreyfus, contra ese hombre de “sincera candidez”, como lo describió el tonto del haba de Del Pino! Qué parecéis salidos de un frenopático, con Pedro J dando saltos con corpiño rojo. Y resuena tu voz estridente, Fedegico: “Lo dijimos en su día, pero no pensábamos que se iba a demostrar tan rápido. Estamos en las primeras fases del juicio…Ya se ha venido abajo todo. ¡Todo!”. El que te estás viniendo abajo eres tú, imbécil.
Una sociedad que aspira a sobrevivir ha de saber distinguir entre quienes la sirven y quienes se sirven de ella. Pedro, el tedax, arriesgó su vida por la sencilla y poderosa razón de que las víctimas exigían que el técnico de explosivos estuviera a la altura. Y no les falló. En el paisaje de aquella tragedia emerge con los bellos atavíos de los hombres sencillos que, en los momentos críticos, se sobreponen y elevan.
Tú, antipatriota, te dedicaste a desarmar a la sociedad española del peligro islamista, mil veces peor que el etarra. No es una cuestión menor, ni nunca fue una polémica, sino una mentira mercantilista al servicio del PP, con Eduardo Zaplana de portavoz político del engaño, para extender un espeso camuflaje favoreciendo la islamización de España. Es una deuda muy elevada la que has contraído y la pagarás.