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Las maravillas del fin del mundo (12): Los taxistas salvarán el mundo

Redacción




Enrique de Diego.

Por alguna extraña razón, toca a los taxistas salvar al mundo o, cuanto menos, ser la vanguardia de la salvación. Heroica su lucha contra las megacorporaciones de Uber y Cabify, pero la lucha más allá: ya llegan los taxis autónomos, sin taxistas; la eliminación del hombre. La cuestión es que, al poco, tampoco se sustituirá a los viajeros.

Google antes de fin de año pondrá en marcha en Estados su servicio de taxis autónomos. La megacorporación cuenta con una flota de 600 y va a adquirir 80.000 más.

Waymo, nació en 2.009. Firmas de invesión como UBS o Morgan Stanley valoran esa empresa entre 135 y 175 millones de dólares.

Waymo inició el año pasado un programa de prueba de sus coches y rutas en 25 ciudades de EEUU. Pero donde más tests ha realizado es en Phoenix. Allí, alrededor de 400 personas se han dado de alta a su proprama «Early Rider», según revela The Verge. Estos usuarios pueden subirse gratis a los taxis autónomos de Waymo para rutas predeterminadas: ir a la escuela con los hijos, al gimnasio, al trabajo… Los coches van siempre con un acompañante de la empresa por medidas de seguridad y por tratarse de un periodo de prueba, pero no será así, obviamente, en el futuro.

Estas maravillas del fin del mundo se nos presentan deslumbrantes ocultando sus zonas de sombra. Dejar sin trabajo a los taxistas del mundo es el primer paso para dejar después sin usuarios a los taxis, en un empobrecimiento general. Los taxistas y sus familias se morirán de hambre y no consumirán. Y así irá sucediendo con los sucesivos sectores.

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Viajar en taxi Google será muy barato, porque se eliminan todos los empleos menos una pequeña élite, por ahora, de ingenieros, pero no habrá nadie para coger los taxis: todo estará mecanizado y robotizado, pero no habrá seres humanos.

Los taxistas pueden salvar al mundo, salvándose ellos. Aún tenemos, para una reacción humana, el arma de la democracia: los taxis autónomos deben ser prohibidos.

Y, por cierto, para qué dicen que necesitamos inmigrantes cuándo nos quieren dejar inservibles.