Miguel Sempere.
El barómetro de julio del Centro de Investigaciones Sociológicas no tiene ninguna credibilidad. Al viejo guerrista José Félix Tezanos se le ha ido la mano. El barómetro no tiene coherencia interna, se contradice a sí mismo. El CIS es un organismo gubernamental. Sus encuestas siempre han tenido mucha cocina a conveniencia del ejecutivo; son ese tipo de encuestas inductivas para modificar la realidad, y para generar titulares, en el sentido deseado, aunque nunca se había llegado tan lejos.
La cocina se centra en los datos de estimación de voto, que son los que interesan al Gobierno y a los medios, mientras es muy limitada en el resto, de forma que, como veremos, en este julio el resultado es amorfo e invertebrado. Los resultados en estimación de voto son los que quiere transmitir el Gobierno: hay una oleada de entusiasmo por la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa que se traduce en que el PSOE se va hasta el 29,9, 22,4 en el anterior barómetro, con lo que los socialistas subirían 7 puntos. Esto no es una ola, es un tsunami y casi un milagro. De esos 7 puntos, 4 se arrebatan a Podemos, que baja al 15,6. Y Ciudadanos y PP empatan con el 20,4%, con lo que están llamados a pugnar por el liderazgo de la derecha, aunque se travistan de centro. Pedro Sánchez puede irse tranquilo en el Falcon de vacaciones.
Ese entusiasmo por Pedro Sánchez no se percibe en la calle, porque no lo hay, y el propio barómetro lo demuestra. Los españoles que consideran muy buena la situación política son el 0,2%, buena, el 5,2, regular, el 25,6, mala, el 34,5 y muy mala, el 30,1. Es decir, según el barómetro del CIS, en el que el PSOE se dispara en expectativa de voto, el 64,6% de los españoles encuestados consideran mala o muy mala la situación política. No sólo no hay entusiasmo, sino un claro pesimismo y rechazo.
A la pregunta sobre la confianza que generan Pedro Sánchez y su Gobierno, los resultados son desoladores: mucha confianza, el 3,9%, bastante, el 24,9, poca confianza, el 39,7% y ninguna, el 25,9. No tienen confianza en el Gobierno Sánchez el 75,6. Tienen confianza en el Gobierno socialista el 28,8. ¡Al mago Tezanos, master chef, incluso le sale 1,1 puntos de votantes -muchos- dispuestos a votar a un Gobierno en el que tienen poca o ninguna confianza. Cientos de miles de masoquistas. Imposible. De los que tienen confianza en el Gobierno serán votantes de Podemos, que es el aliado desmerecido. El barómetro es una completa chapuza: no es sociología, es política.
Lo que ha hecho José Félix Tezanos es dotar al Gobierno de una legitimidad de la que carece. Su legitimidad de origen se circunscribía a echar a Mariano Rajoy y convocar elecciones, pues se trató de una coalición de minorías sobre una base estrictamente negativa. Sánchez no debe pretender agotar la legislatura. De ello devendrán grandes males. Tampoco tiene legitimidad de ejercicio para poner en práctica un programa de Gobierno que cosechó la exigua minoría de 84 diputados; es que además descendió, fue castigado.
Como la democracia es un estadio de opinión pública, Tezanos ha querido dotar al Gobierno Sánchez de una legitimidad de la que carece mediante una remontada falseada y, al tiempo, ha pretendido frenar cualquier campaña de la oposición para forzar elecciones anticipadas, intentando meter a PP y Ciudadanos -y a Podemos- el miedo en el cuerpo. Entre otras cosas, José Félix Tezanos está encantado de estar al frente del CIS y cobrar la soldada. La manipulación es grosera pero tiene su lógica.