Enrique de Diego.
A pesar de todo el apoyo incondicional a tu candidatura de los que quieren ver desaparecer al PP para dar paso al globalismo entreguista de Ciudadanos, mal debes ver las cosas cuando, Pablo Casado, has recurrido al juego sucio. Cuéntame, pues, Pablo, viejo prematuro, ¿cómo se hace para aprobar doce asignaturas en cuatro meses? Eso es digno de un libro de autoayuda: “Apruebe la carrera en cuatro meses, después de haber suspendido durante años”.
Si tuvieras decencia, que no la tienes, que fuera de la política no tienes donde caerte muerto, que llevas viviendo del momio presupuestario desde los 24 años, abandonarías la carrera política y te pondrías a hincar los codos, de verdad, para hacer una carrera de Derecho seria y no esa mentira que te montó Esperanza Aguirre. Representas, Pablo, al PP más corrupto, al de la boda de la hija de Aznar en El Escorial, al de los pelotazos, los correa conexion, los fondos buitre y la burbuja inmobiliaria. Cuéntame, Pablo, qué hacías como jefe de gabinete de Aznar y déjate de dártelas de regenerador y de insultar nuestra inteligencia y tomar el pelo a los militantes del PP y a toda España presentándote como un disidente cuando has sido, eres y serás el chico de los recados.
Cuéntame cuando ibas de niñato de la madre nutricia de todos los corruptos, Esperanza Aguirre qué hiciste para combatir la corrupción, para desentrañar la de Francisco Granados e Ignacio González. Tú representas ese PP, el más corrupto y nauseabundo.
Cuéntame, Pablo, qué tienes que decir a lo que asevera Marisa Gallero, en su libro “Bárcenas. La caja fuerte”, como declaraciones entrecomilladas del extesorero: “Casado ha estado en mi despacho pidiéndome dinero para la campaña de Pizarro, en 2.008, como amigo personal que éste era de Lapuerta”. Y ahora –remacha Marisa Gallero- “Casado dice que no le conoce de nada”. Es decir, que fuiste a pedir dinero de la caja B, porque sabías de su existencia.
Mira, Pablo, tú has sido el chico de los recados y vas a ser el pelele de José María Aznar y de Esperanza Aguirre, y eso es ya demasiado para las tragaderas de cualquiera. Tú representas, Pablo, lo que Freud definió como el “instinto de muerte”, en este caso del PP como organización política. Porque contigo el PP iría a su destrucción segura, no quedaría de la gaviota ni las raspas.
Cuéntame, Pablo, qué oposición vas a hacer tú al socialismo y a sus cipayos de Podemos, si a la primera de cambio te van a sonrojar con toda la ristra de mentiras de tu curriculum, cuando los tiburones de dientes afilados te van a pegar unas dentelladas descomunales en tus carnes trémulas con esa licenciatura de pega, con ese máster de pacotilla, siempre bajo el temor de que la jueza actúe –silente ahora por su amistad con la esposa del comisionista Ignacio López del Hierro– o de que alguien se vaya de la lengua sobre las llamadas imperiosas de la prepotente Esperanza.
Cuéntame, Pablo, a qué te has dedicado fuera de la política, qué trabajos has tenido, qué puestos de trabajo has creado, qué nóminas has pagado. Mira, Pablo, tú has hecho de la política tu profesión y eres el biotipo que hay que erradicar. Tú no puedes regenerar nada, porque la regeneración es que tú te vayas, viejo prematuro.