Yrene Callais.
Pablo Casado está contento por los resultados, tanto que ya apunta maneras de presidente en la gestual y exige a los medios que lo saquen por el mejor de sus lados. Apareció la noche electoral acompañado de su esposa, rubia de bote, y que, según fuentes, de no muy fluida palabra; al parecer, tendría el mal de Demóstenes. Los padres de la susodicha, una apestante familia ilicitana, involucrada hasta la médula en los negocios de la corrupción socialista, aunque se declaraban fervientes partidarios y votantes del PP, son vomitivos. Que, a través de esos negocios con los socialistas, han atesorado gran fortuna que ahora dedican a financiar la campaña del yernísimo. Gente sin principios, con el único valor, el dinero, a poder ser corrupto: Cosistel, Porta Morera, Facasa. .. Acompañados de amigos que también se distinguido por la corrupción y que fueron expulsados del Partido Popular, como Manuel Ortuño, el del Mercadillo de Benidorm. Un techo de cristal emponzoñado el de este niñato aznarista.
Apoyado por el tándem Pedro J Ramírez–Federico Jiménez Losantos, dos personajes sin principios, todo por la pasta y la derecha pagana, gente que desde hace tiempo están en la línea de George Soros, a favor de la inmigración y de destruir los valores cristianos de España.
Pablo Casado, una vez más, se presenta como el embaucador de la derecha más pura en defensa de valores como la vida, la propiedad privada, la familia, la bajada de impuestos; mentira a la que nos tiene acostumbrado esta derecha, que nada más acceder al poder, se olvida de todas estas promesas y traiciona a su electorado. En este caso, Pablo es un tonto activo, con una cabeza hueca y vacía, sin estudios, una persona que lo que debería hacer es matricularse de la carrera de Derecho, ahora que es más fácil que antes, y obtener su título con dignidad, al igual que el infame máster, que le ha costado la carrera política a Cristina Cifuentes; en el caso de él, el asunto es muchísimo más grave, porque atañe a una titulación universitaria. La Ley debería ser igual para todos y Pablo Casado tendrá que abandonar su carrera política, porque es un mentiroso, un completo mentiroso, porque el que miente en lo poco, también lo hace en lo mucho, y esto es mucho, porque no es agua clara y lo que viene o pudiera venir con él sería muchísimo más.
Pertenece a una generación de jóvenes políticos malditos que no han hecho otra cosa que lamer el culo a sus jefes, que no tienen espíritu de sacrificio, que no han trabajado en nada, que creen que la vida es pura pose. Este país está ya harto de hijos de. Nadie encarna menos que él algo parecido a una regeneración. Pero lo que no sabe Pablo Casado es que, en breve, y como vaticiné hace mucho tiempo, va a ser devorado por las fauces de su propia ambición desmedida. Pablo es un temerario, un ignorante atrevido, que no ha hecho si no dar un paso al frente para desvanecerse en la nada; es ya un juguete roto, en manos de personajes sin escrúpulos, que al tiempo están pactando con Albert Rivera para hacer desaparecer el Partido Popular y cuando ya no les sirva no le van a dar ni árnica. Será el ocaso de un viejo prematuro que si acaso podrá encontrar refugio como guía de excursionistas de la tercera edad enseñando el Huerto del Cura.