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El Gobierno convierte en un reality show su sumisión a las mafias

Redacción




Josep Sansano.

El Gobierno de Pedro Sánchez ha convertido en un reality show su sumisión a las mafias de la inmigración. Un auténtico despliegue de medios, con cargo al contribuyente, en lo que es un auténtico set de televisión. Para atender a 630 inmigrantes ilegales, se han desplegado 2.300 funcionarios y parafuncionarios, casi 4 por cada inmigrante. Poco antes de las siete de la mañana, arribaba el Dattillo, patrullera de la guardia costera italiana, con 274 inmigrantes ilegales. Lo ha hecho acompañado de dos lanchas de la Guardia Civil. Cruz Roja entregará mil kits de primera necesidad -calzado, ropa, higiene y barritas energéticas para bebés– y 15 toneladas de productos alimentarios. En el puerto de València hay un centenar de camas y otras cien de reserva, así como un albergue provisional con capacidad para 350 personas.

El mensaje del Gobierno es demoledor: escenifica su sumisión a las mafias, con las que las ONGs colaboran en la recogida de inmigrantes para llevarlos a su destino. Y ese destino desde ahora es España. Al tiempo, entre el viernes y la tarde del sábado han llegado a las costas andaluzas otros 986 inmigrantes ilegales africanos.

Lejos de fortalecer las fronteras, como es la tendencia en toda Europa, con Ángela Merkel acosada por sus socios bávaros de la CSU, Pedro Sánchez ha decidido debilitar las españolas con un efecto llamada devastador. Ya nadie se atreve a decir que vienen a pagarnos las pensiones, ni tampoco que se incorporarán al mercado de trabajo, con un problema de paro importante, sino que se establece un criterio humanitario, según el cual España opta por convertirse en un inmenso campo de refugiados económicos.

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El Gobierno de España facilita el ingreso en la nación de la inmigración ilegal. Los servicios sociales y las onegés encuentran, de esa forma, un número inagotable de clientes, que son tratados mucho mejor que los españoles, quienes tendrán que pagar con subidas de impuestos este desquicie revestido de falsos ropajes progresistas. Nunca tan pocos habían hecho daño a tantos en tan poco tiempo.