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Ángela Merkel, la destructora de Europa, languidece

Redacción




Virginia Montes.

Cuando se escribe esta información, no es descartable que la vieja coalición, con reparto de territorios, de la CDU y la CSU bávara se rompa. Si se tiene en cuenta que se trata de una coalición exitosa desde 1949 se puede comprender el nivel de destrozo producido por Ángela Merkel, quien fue considerada la mujer más poderosa de Europa, y en cierta medida del mundo, y que hoy languidece reclamando acuerdos bilaterales que apuntalen su posición tambaleante. Merkel ha llegado al despropósito de emitir un comunicado afirmando que catorce naciones estaban dispuestas a recibir ‘refugiados‘ de Alemania, para ser inmediatamente desmentida por Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia.

Ángela Merkel fue el pilar de la Unión Europea, la mejor aliada de la burocracia de Bruselas, en ese sueño equinoccial de un Gobierno supranacional. Hoy es un lastre. Sin duda, su declinar, su hundimiento, se inicia cuando en septiembre de 2.015 lanza su «¡Vamos a lograrlo!» que abrió las puertas de Alemania a la friolera de 1.200.000 inmigrantes islámicos bajo la coartada de que eran sirios, cuando eran de todas las nacionalidades posibles de las fracasadas sociedades musulmanas, que producen un extraño fanático que trata de exportar sus costumbres que le han obligado a emigrar.

No son sirios y si son sirios, deben volver.

No eran «refugiados» y no eran esos buenos salvajes del imaginario buenista sino que han hecho dos regalos de navidades terribles: la orgía de agresiones sexuales de la Nochevieja de Colonia y la masacre del Mercado navideño de Berlín. Hoy Alemania es una sociedad insegura, aterrorizada, marcada por los atentados de esos casos aislados de trastornados, mentiras oficiales que nadie cree.

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Las agresiones de la Noche Vieja en Colonia conmocionaron a Alemania. /Foto: eperiodico.com.

Así que la cuestión no es sólo los que entran ahora, sino los que tienen que irse, porque la guerra de Siria ya no es excusa, y porque no son sirios. No deja de ser un sarcasmo que las ONG esclavistas insistan en que el flujo ha decrecido, porque es acumulativo, al 1.200.000 se han sumado otros 200.000, viviendo a costa del contribuyente alemán y sin aportar más que conflictos y poniendo en peligro la textura vital de Alemania, en un proceso de ingeniería social islamizador.

Masacre en el mercado navideño de Berlín.

Merkel se ha tornado inservible, es un fantasma que recorre Europa. Si el argumento es que ha decrecido el flujo, es que la llegada masiva propiciada por Mamá Merkel fue traumática. Si ahora hay que buscar acuerdos bilaterales con los gobiernos débiles de España y Grecia para exportar inmigrantes, es que la inmigración islámica invasiva ha sido y es un grave problema y que todo el discurso oficial de Merkel y todos los medios de comunicación, casi sin excepción, era una absoluta patraña.

Alice Weidel y Alexander Gauland. /Foto: elconfidencial.com.

Merkel ha producido Alternativa para Alemania, el tercer partido en el Bundestag, y hay en ello un componente épico, porque ha crecido contracorriente, con el aliento popular, silenciado y criminalizado por los medios. Una reacción heroica y expansiva que recorre Europa y que ha cuajado en el gobierno austriaco de Kurtz y Strache y en la figura emergente de Matteo Salvini, como antes lo hizo en Marine Le Pen y Geert Wilders. Sin el apoyo de un solo medio, con las fuentes de financiación cerradas, esa reacción puede ser populista pero, desde luego, es popular y amenaza con arrasar en las elecciones europeas de 2.019.

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La canciller Merkel es la destructora de Europa o, al menos, de la Unión Europa. No es un factor de estabilidad sino la inestabilidad más absoluta, la ingeniera social de un experimento fallido, por el que debería tener la decencia de irse, antes de que toda Europa se vea en la obligación imperiosa de exigirla responsabilidades.