Editorial.
Los primeros compases de este Gobierno okupa se están caracterizando por la elevada estupidez y por la incapacidad para considerar los efectos de sus decisiones. Conviene destacar que toda Europa está de vuelta de las políticas laxas que sólo han conducido a desastres inerrables. El Gobierno de Pedro Sánchez está actuando supuestamente a favor de los emigrantes y contra los nacionales españoles; aunque en realidad lo hace contra los dos.
El anuncio de que establecerá la Sanidad gratuita para quienes hayan entrado en el territorio nacional de manera ilegal es un completo despropósito. Ni éste ni ningún Gobierno tiene legitimidad para ejercer la caridad con el dinero de los contribuyentes. El derecho constitucional a la Sanidad universal y gratuita -a la salud, mal escrito en el texto- está relacionado con la nacionalidad y con la cotización; se reciben prestaciones a cambio contribuciones. La Sanidad, por de pronto, no es gratuita. Por de pronto, también, no puede haber inmigrantes ilegales. No se puede permitir su entrada y en caso de ser localizados han de ser deportados de inmediato. Ningún Gobierno tiene legitimidad para saltarse las leyes y menos para incentivar que se las salten los foráneos.
Es un simple chantaje emocional pretender que tal despropósito forme parte de un consenso de las fuerzas políticas o de los gobiernos autonómicos. Y entraría dentro de la más estricta sensatez que las fuerzas políticas de oposición rechazaran una medida sin fundamento y que representa poner la piqueta al Estado de bienestar.
El Estado de bienestar se caracteriza por ofrecer el Estado servicios en monopolio u oligopolio a cambio de las contribuciones de los ciudadanos. Ofrecer servicios a quienes no han contribuido es manifiestamente injusto y gravemente lesivo, conduce a la destrucción del Estado del bienestar, y a la demolición del propio Estado llevándolo a la situación de fallido.
De hecho, este tipo de medidas conllevan de inmediato subidas de impuestos que contraen la actividad económica y llevan a la ruina a las familias.
De manera altamente irresponsable, el Gobierno okupa de Pedro Sánchez está emitiendo continuas señales de efecto llamada, cuyas consecuencias van a ser altamente negativas para la nación, para la sociedad y, desde luego, para el partido socialista que las va a pagar muy caro.